Viernes, 21 de Noviembre de 2025

Redacción
Lunes, 12 de Septiembre de 2022
HABLEMOS

Hacia un nuevo pacto de libertad

Carlos Domínguez

[Img #69512]   La democracia, o sea la parlamentaria en su condición representativa, nació junto a las libertades civiles de un movimiento de resistencia  (nada que ver con la prostituida “resiliencia”) contra los abusos de unas monarquías absolutas que no conocían medida en el cobro de impuestos a expensas de las clases activas y propietarias, no ya burguesía como pretende una historiografía rendida hace tiempo a lo peor de la dogmática marxista. Aquello que entonces estaba en juego era el robo de la riqueza de quienes, a diferencia de los estamentos privilegiados, de las oligarquías y jerarcas que vivían parasitando la realeza, se veían obligados a trabajar y prosperar, simplemente para luego padecer al saqueo fiscal de ministerios agigantados, ineficaces y corruptos. Más o menos Estado, Estado y Estado, como estructura de poder actuando contra la propiedad de súbditos inermes, víctimas de infinidad de tropelías.

 

   Nada distinto ocurre hoy en nuestras adulteradas democracias, bajo la dictadura de lo social, lo público, lo colectivo y “solidario”, donde riqueza y hacienda de unos ciudadanos degradados al papel de súbditos si no siervos feudales, se ve expoliada a diario por un Estado insaciable, siéndolo como se propala socialdemocrático y de derecho, lo segundo puro eufemismo. Vivimos tiempos de un latrocinio tributario hasta ahora desconocido en extensión y magnitud, fruto del designio de socialismo y comunismo en cualquiera de sus manifestaciones. Con excusa de las ayudas, subvenciones, prebendas y pensiones, estamos llevando a la quiebra lo poco que queda de una verdadera democracia, así como a la ruina a nuestros hijos por generaciones.

 

   Ante semejante situación, cuyo origen no es otro que el fracaso en todos los órdenes de socialismo y comunismo, especialmente el Estado del bienestar como gran experimento del híbrido socialdemócrata, lo que se propone echando mano del palabro topar, otro inventico como la resiliencia, es la eterna receta socialcomunista de intervenir los precios, bien conocida por los esbirros declarados de un estalinismo criminal, practicante del Gosplan y la planificación centralizada con ayuda del gulag. En Occidente se ha llegado a una situación límite, que exige la reacción en defensa del Estado de derecho y las libertades cívicas, en especial la propiedad privada. Frente a un nuevo absolutismo revestido de democracia social, cuyo propósito pasa por expoliar y empobrecer a las clases activas y propietarias en beneficio de las nuevas castas partitocráticas, al igual que de sus clientelas parásitas antes que “vulnerables”, es necesario un renovado pacto de libertad, consistente en limitar el poder absoluto de un Estado hipertrofiado, desmontando sus aparatos de dominio y exacción.

 

   Aun así, el problema reside en que, dentro de nuestras adocenadas y subsidiadas sociedades, probablemente haya desaparecido el espíritu de resistencia que, en otras épocas, llevó a la ciudadanía a derribar poderes despóticos, los cuales siempre lo son al margen de calificativos y etiquetas históricas. Sin ir muy lejos, actualmente lo democrático o socialdemocrático, bajo imperio de lo público, común y colectivo, como expresión del poder de la masa sobre el individuo y ciudadano propietario.  

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