NOCTURNOS
Te amo aunque te moleste
Te quiero porque me da la real gana. Si te molesta, te amaré más de cerca, hasta que te duelan mis miradas, mis caricias, mis palabras. Nunca he exigido a una mujer que me amase porque yo la deseara, la quisiera, la adorase. No creo que nadie ame porque le amen. Se ama de repente, como si escuchases un aldabonazo en la puerta de tu alma. Después alguien entra y se queda ahí un tiempo o para siempre.
El amor nace como el trigo silvestre, que cae en una tierra yerma y crece, con un poquito de sol y unas gotas de lluvia, y, quizá venga a acompañarle una amapola antes de que el viento del otoño las seque y las arranque. El amor es una mirada que encuentras un día. Te fijas y te habla. Te ilusionas y piensas que esa persona quiere que la mires más de cerca, que la conozcas, que escuches su voz, que mimes sus palabras y un día mezcléis ambos cuerpos en el crisol de la pasión.
El amor siempre está ahí. No se esconde. Quizá haya gente que no lo ve, porque tiene dioptrías de sensibilidad. Puede que también exista miedo al amor. Yo confieso mi terror a no amar, a dejar pasar el amor por ignorancia, por altivez, por orgullo y vanidad. Y no me importa nada que te moleste que te ame, porque te amo porque me da la real gana.
Eugenio-Jesús de Ávila
Te quiero porque me da la real gana. Si te molesta, te amaré más de cerca, hasta que te duelan mis miradas, mis caricias, mis palabras. Nunca he exigido a una mujer que me amase porque yo la deseara, la quisiera, la adorase. No creo que nadie ame porque le amen. Se ama de repente, como si escuchases un aldabonazo en la puerta de tu alma. Después alguien entra y se queda ahí un tiempo o para siempre.
El amor nace como el trigo silvestre, que cae en una tierra yerma y crece, con un poquito de sol y unas gotas de lluvia, y, quizá venga a acompañarle una amapola antes de que el viento del otoño las seque y las arranque. El amor es una mirada que encuentras un día. Te fijas y te habla. Te ilusionas y piensas que esa persona quiere que la mires más de cerca, que la conozcas, que escuches su voz, que mimes sus palabras y un día mezcléis ambos cuerpos en el crisol de la pasión.
El amor siempre está ahí. No se esconde. Quizá haya gente que no lo ve, porque tiene dioptrías de sensibilidad. Puede que también exista miedo al amor. Yo confieso mi terror a no amar, a dejar pasar el amor por ignorancia, por altivez, por orgullo y vanidad. Y no me importa nada que te moleste que te ame, porque te amo porque me da la real gana.
Eugenio-Jesús de Ávila

















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