Eugenio de Ávila
Viernes, 04 de Noviembre de 2022
COSAS MÍAS

El cementerio de las palabras

[Img #71475]Siempre vinculé al amor con la muerte. Me parecieron un matrimonio perfecto. Mientras amas, no te preocupan que las parcas te visiten. Cuando andas solo, sin amor, sin una pareja, sin una caricia, no vives, más bien duras. El corazón se mueve por inercia, como si no tuviera ganas de darle cuerda al sístole diástole.

 

El Día de Todos los Santos es muerte, pero también es amor. La memoria nos devuelve el tono de la voz, las miradas, los gestos de las personas que amamos, que nunca se han ido, porque viven dentro de ti.  El Tenorio, ese homosexual con perilla, espada y pendencia, seductor de vírgenes, incapaz de amarse a sí mismo, me suele acompañar al campo santo donde me aguardan mis deudos. El deseo de amar y el miedo a la muerte. No otra cosa es la vida.

 

Este año celebré la fiesta de la muerte y del amor anacrónico en el lecho. Me visitó la Gripe A, que me confesó sentirse muy enamorada de mí. La dejé entrar en esa cada vieja y vacía que es mi cuerpo para que me robase las fuerzas, las ganas de escribir y la querencia de amar como el Tenorio a una Doña Inés con besos como versos y labios como espadas.

 

A este barquito de papel le restan dos ediciones para amarrar en el puerto del periodismo. Después alguien le llevará unas flores de papel al cementerio de las palabras.

 Eugenio Jesús de Ávila

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