NUESTRA HISTORIA
Las piedras hablan
Importantes testimonios de la historia se han conseguido a través del estudio de las piedras milenarias halladas en lugares que avalan la existencia de antiguos pobladores.
De que Zamora estuvo habitada por los romanos como atestiguan eruditos como Ocampo, existen restos de un puente que tiene indicios de estructura romana, como lo acredita su sillería y argamasa, aunque desnudas las piedras y expuestas al continuo curso de las aguas, desafían al tiempo para decirnos su procedencia.
En la fachada del antiguo Ayuntamiento de Zamora existe una piedra que indica que los romanos la colocaron en el centro de tres calzadas para que los viajeros ofreciesen sus votos al dios Viaco, cuya piedra fue descubierta el año de 1404 bajo tierra, al pie de la cerca que iba de la antigua zona de Trascastillo a Balborraz cuando derribaron las casas contiguas al Consistorio.
La piedra cuyo texto es: DEO MENIO VIACO M. ATILIUS SILONIS F. QUIR. SILO EX VOTO. Se puede interpretar que Marco Atilio y Croxo de Quirinal, capitanes famosos de los romanos quisieron dejar memoria de su paso por esta ciudad y se consagraron al dios Viaco. Estos capitanes existieron en el año 400 de la fundación de Roma, equivalente a 300 años de Jesucristo.
En el término de Bamba, a orillas del Duero, descubrió el P. Butiñá una piedra, con caracteres del alto Imperio romano, en la que decía: ASTURIE CAPITONIS F. MATERNAE L. LUCRETIUS ( A Asturia Materna, hija del capitán Lucio Lucrecia).
Francisco J. Butiñá, profesor, escritor, fundador y misionero jesuita catalán, fue durante su estancia en Salamanca donde conoció a Bonifacia Rodríguez Castro, una joven artesana con la que se implicó en la fundación de la congregación religiosa de las Siervas de San José.
Tomás María Garnacho vio entre las piedras que forman la presa de la fábrica de harinas existente en el río Valderaduey, entre Monfarracinos y Molacillos una roca en la que claramente se leía el nombre del Emperador ANTONINO PÍO.
En Fuente Encalada, Tardemézar, Benavente y otros pueblos de la provincia se encontraron lápidas que debieron pertenecer a la época romana según los textos en ellas grabados.
Las piedras halladas en los lugares mencionados dan cumplido testimonio del paso de los romanos por estas tierras zamoranas.
Balbino Lozano
Importantes testimonios de la historia se han conseguido a través del estudio de las piedras milenarias halladas en lugares que avalan la existencia de antiguos pobladores.
De que Zamora estuvo habitada por los romanos como atestiguan eruditos como Ocampo, existen restos de un puente que tiene indicios de estructura romana, como lo acredita su sillería y argamasa, aunque desnudas las piedras y expuestas al continuo curso de las aguas, desafían al tiempo para decirnos su procedencia.
En la fachada del antiguo Ayuntamiento de Zamora existe una piedra que indica que los romanos la colocaron en el centro de tres calzadas para que los viajeros ofreciesen sus votos al dios Viaco, cuya piedra fue descubierta el año de 1404 bajo tierra, al pie de la cerca que iba de la antigua zona de Trascastillo a Balborraz cuando derribaron las casas contiguas al Consistorio.
La piedra cuyo texto es: DEO MENIO VIACO M. ATILIUS SILONIS F. QUIR. SILO EX VOTO. Se puede interpretar que Marco Atilio y Croxo de Quirinal, capitanes famosos de los romanos quisieron dejar memoria de su paso por esta ciudad y se consagraron al dios Viaco. Estos capitanes existieron en el año 400 de la fundación de Roma, equivalente a 300 años de Jesucristo.
En el término de Bamba, a orillas del Duero, descubrió el P. Butiñá una piedra, con caracteres del alto Imperio romano, en la que decía: ASTURIE CAPITONIS F. MATERNAE L. LUCRETIUS ( A Asturia Materna, hija del capitán Lucio Lucrecia).
Francisco J. Butiñá, profesor, escritor, fundador y misionero jesuita catalán, fue durante su estancia en Salamanca donde conoció a Bonifacia Rodríguez Castro, una joven artesana con la que se implicó en la fundación de la congregación religiosa de las Siervas de San José.
Tomás María Garnacho vio entre las piedras que forman la presa de la fábrica de harinas existente en el río Valderaduey, entre Monfarracinos y Molacillos una roca en la que claramente se leía el nombre del Emperador ANTONINO PÍO.
En Fuente Encalada, Tardemézar, Benavente y otros pueblos de la provincia se encontraron lápidas que debieron pertenecer a la época romana según los textos en ellas grabados.
Las piedras halladas en los lugares mencionados dan cumplido testimonio del paso de los romanos por estas tierras zamoranas.
Balbino Lozano
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