NOCTURNOS
El sexo: ¿Con o sin amor?
No me escondo. Carezco de aristas. Soy tal cual. Digo lo que pienso, si bien, de cuando en cuando o de vez en vez, no pienso aquello que expreso. Por lo tanto, hoy te planteo a ti, como mujer que eres, bella y atractiva, una especie de aserto que casi todas las féminas con las que intimé, con cierto desdén, me han dedicado: “Solo estás conmigo por el sexo”.
¡Coño! Tengo respuesta, por supuesto, a ese ataque femenino: “Osea que solo gozo yo en la cópula; que vuesa merced me concede hora y media de su tiempo para que entre y salga de su cuerpo, como si escribiera versos, sin experimentar ningún tipo de placer”. No suele haber contrarréplica por parte de la fiscal erótica.
Por mis experiencias, miles, lógico, porque ya tengo una edad, las damas sienten más deleite que los varones durante el ajuntamiento carnal. Nosotros nos volvemos locos por no más de diez segundos de meditación trascendental, por diez segundos de éxtasis, por diez segundos de arrobamiento.
Jamás castigué a una mujer echándole en cara que mantenía una relación conmigo solo por sexo, porque la volvía loca en el lecho, entre las sábanas, de la madrugada temprana a la primera luz del alba.
No comprendo el amor sin sexo. No entiendo el amor puro, la pasión sin caricias, sin carne, sin besos, sin fundirme en su solo cuerpo con la fémina que amo. A quién lo refiera de otra manera, lo definiré como hipócrita. El amor platónico es propio de los poetas adolescentes o de los acomplejados, tímidos y pusilánimes.
Escribo como amo y amo como escribo. Si aprecias cómo me expreso, te gustaría también mi forma de amarte.
Eugenio-Jesús de Ávila
No me escondo. Carezco de aristas. Soy tal cual. Digo lo que pienso, si bien, de cuando en cuando o de vez en vez, no pienso aquello que expreso. Por lo tanto, hoy te planteo a ti, como mujer que eres, bella y atractiva, una especie de aserto que casi todas las féminas con las que intimé, con cierto desdén, me han dedicado: “Solo estás conmigo por el sexo”.
¡Coño! Tengo respuesta, por supuesto, a ese ataque femenino: “Osea que solo gozo yo en la cópula; que vuesa merced me concede hora y media de su tiempo para que entre y salga de su cuerpo, como si escribiera versos, sin experimentar ningún tipo de placer”. No suele haber contrarréplica por parte de la fiscal erótica.
Por mis experiencias, miles, lógico, porque ya tengo una edad, las damas sienten más deleite que los varones durante el ajuntamiento carnal. Nosotros nos volvemos locos por no más de diez segundos de meditación trascendental, por diez segundos de éxtasis, por diez segundos de arrobamiento.
Jamás castigué a una mujer echándole en cara que mantenía una relación conmigo solo por sexo, porque la volvía loca en el lecho, entre las sábanas, de la madrugada temprana a la primera luz del alba.
No comprendo el amor sin sexo. No entiendo el amor puro, la pasión sin caricias, sin carne, sin besos, sin fundirme en su solo cuerpo con la fémina que amo. A quién lo refiera de otra manera, lo definiré como hipócrita. El amor platónico es propio de los poetas adolescentes o de los acomplejados, tímidos y pusilánimes.
Escribo como amo y amo como escribo. Si aprecias cómo me expreso, te gustaría también mi forma de amarte.
Eugenio-Jesús de Ávila


















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