Zamora merece otra Plaza Mayor

Afirmo que la Plaza Mayor de cualquier ciudad la define. Salamanca, la capital hermana, se conoce, además de por su universidad, por su Plaza Mayor, más incluso que sus dos catedrales, la románica y la gótica tardía, parecidísima a la de Segovia, construida en plena decadencia del gótico, y el plateresco.

A Zamora se la conoce por sus iglesias románicas, pocas puras, porque la mayoría apuntan ya detalles del gótico; por la cúpula de su catedral, singular, y su puente protogótico, además de su puente románico, pese a que se derrumbasen sus torres en 1905. Muchos zamoranos apostamos por levantarlas de nuevo.

A nuestra ciudad nunca se la podrá valorar por su Plaza Mayor, porque de ser así, apañados estaríamos, ya que se trata de la más fea de España. No es presentable que esa ágora principal de la ciudad tenga esa imagen caótica, con un Consistorio, también capadas sus torres, del siglo XXVI; una iglesia con un pórtico románico maravilloso, pero con añadidos de diversos estilos y una torre importante; pero que muestra sillares sin importancia alguna; una Casa de las Panaderas y edificios con soportales, con cierta dignidad. Recuerdo que en el primer mandato de Andrés Luis Calvo (1983-1987) se intentó reconstruirla. Hubo un proyecto realizado en el año 1985 por José María Aparicio, de la Dirección General de Arquitectura.

Yo sugiero a los partidos políticos que presenten candidatura a los comicios municipales del 28 de mayo de 2023 que propongan, dentro de su programa, un concurso de ideas para transformar la Plaza Mayor. Zamora lo necesita. Por supuesto, también la calle Fabriciano Cid, con varias casas sin vecinos, forrada de carteles, y el edificio de 1917, deshabitado, con desconches importantes en su fallada, que da también a la calle Mariano Benlliure, ofrecen una lámina indecente de un lugar tan céntrico de la ciudad. Pregunto: ¿El Ayuntamiento podría exigir a los propietarios que limpian esas fachadas, que las adecenten, y sancionar a las personas que peguen carteles?  Por otra parte, también me parecería una buena idea adquirir el edificio d 1917 para oficinas municipales, porque se ampliaría el patrimonio municipal y se amortizaría en poco tiempo, porque el gasto brutal del Ayuntamiento por el alquiler de las oficinas sitas en el antiguo Centro Médico me parece un despilfarro de dinero público.

Insisto en que los partidos políticos zamoranos deberían plantearse una reconstrucción de nuestra ágora principal, siempre que les interese el turismo cultural y ofrecer una estampa más acorde a la importancia histórica y arquitectónica de Zamora. La actual me da vergüenza ajena. Sugeriría a los agentes turísticos que obvien esa espacio ciudadano a nuestros visitantes.

Por último, a no tardar, el viejo Consistorio se dedicará a Museo de Lobo, que es el deseo de Francisco Guarido, pues consideraría loable que se levantaran sus dos torres, las originales.

Eugenio-Jesús de Ávila