Transformaciones estéticas de Zamora: plaza de la Constitución

Me preocupa la ética y la estética, el fondo y la forma. Me importa embellecer Zamora, porque, si los políticos la ponen más bonita, recibirá más turismo cultural que, boca a oreja, contará la magia y el arte de la ciudad de Doña Urraca. Como un servidor, hay muchos zamoranos a los que preocupa el estado estético de Zamora, entre otros, a Francisco Guarido. Lógico que mi artículo de anoche lograse que miles de lectores lo analizaran. Una gran mayoría quieren otra Plaza Mayor, y, por tanto, una minoría le place la actual ágora. Ya sabemos que sobre gustos…

Pues hoy me voy a dirigir, a pie, caminando sobre palabras, apoyadas por la sintaxis, a otra plaza importante, de la que escuché decir a unos turistas foráneos algo así como: “¡Dios mío, cuánta sobriedad, qué secarral!”. Me refiero a uno de mis caballos de batalla: la plaza de la Constitución, donde finalizan casi todas las manifestaciones que se producen en esta malhadada ciudad.

A veinte metros de esa ágora, se encuentra uno de los templos románicos más hermosos de Zamora: la iglesia de Santiago del Burgo. El resto del espacio urbano muestra un edificio notable, el que albergó en su día al Banco Herrero, más otro más moderno, que también cuenta con una planta baja ocupada por el BBVA, y la Subdelegación del Gobierno, una especi de búnker de piedra, ahora en restauración. Todos esos inmuebles enmarcan losetas de granito y de esos cantos horribles que tanto daño causan al peatón.  Por debajo, un aparcamiento subterráneo.

He escrito, en numerosas ocasiones, que esa plaza necesita fuente y ajardinamiento y bancos. Hablé, en su día, con un ingeniero que tuvo empresa importante que, entre otras cosas, instalaba piscinas. Le pregunté si el agua de esa fontana se filtraría el enorme garaje. Me respondió que en absoluto. Lo cuento porque hay gente que argumenta que esa ágora no podría soportar una fuente, ni un jardín. De hecho, no ha muchos años, la magnífica fuente del siglo XVIII que ahora se halla en San Martín de Abajo, presidió el centro de la plaza de la Constitución.

Y tampoco me vale que las manifestaciones concluyan siempre frente a la Subdelegación. Prefiero la Plaza Mayor para ese menester. Y tampoco sucedería nada por protestar, como personas educadas, en la plaza de la Constitución.

En no mucho tiempo, el Mercado de Abastos y su entorno sufrirá una profunda remodelación. Propongo que se aproveche el momento para transformar también la plaza de la Constitución. Atrévase este equipo de Gobierno o, si las urnas deciden lo contrario, otro Ayuntamiento. Nuestras plazas, si exceptuamos la de Zorrilla me parecen muy mejorables. No nos conformemos con lo que existe. Transformemos la realidad cuando no nos gusta.

Y no se olvide el lector que escribí varios artículos exigiendo, antes que estos textos estéticos, sobre la necesidad, imperiosa, que el Ayuntamiento se busque la vida lejos de Zamora para vender nuestra ciudad a empresas foráneas. Sin empresas, no hay trabajadores, y aquí no se puede vivir solo del románico y la historia. Trabajo y belleza.

Eugenio-Jesús de Ávila