NOCTURNOS
Joven para amar y viejo para enamorar
Todavía soy joven para amar. No obstante, quizá sea viejo para enamorar a cualquier mujer. Sé que amo mejor que a los 20, 30 y 40 años. Soy más sensible, me preocupo de que la fémina que se ajunte conmigo alcance el Edén del hedonismo, me encanta oír cómo argumenta esa dama que amo, qué sueña, qué piensa, qué ilusiones tiene, qué le gusta, qué aborrece.
He dejado de ser yo muchas veces para que ella sea los dos, que nos contenga a ambos. No pierdo mi personalidad. La modifico. Si amo de verdad, amo más a mi pareja que a mí mismo. Quizá no te lo creas. El amor te roba egoísmo. No hay amor si tú, hombre o mujer, impones tu escala de valores.
Cuando estoy solo, soy varios. Cuando estoy con ella, solo uno, el que la ama, el que la adora, el que desea, el que la perfuma, el que quiere hacerla gozar más que yo; que sienta el éxtasis una, dos, tres veces; que mi cuerpo sea instrumento de su hedonismo. No conozco placer si ella no siente, si ella no toca las puertas del cielo, el deleite que acalla al cerebro, el delirio del espíritu, el orgasmo del alma. Desprecio mi regocijo sexual por llevarla a otra dimensión de placeres.
Lo escribo otra vez: soy joven para amar. Sé cómo se ama. Solo amaré a la mujer que necesite el amor para vivir. Yo le añado pasión, estilo y elegancia, y unos párrafos de prosa poética. No me pidas más.
Eugenio-Jesús de Ávila
Todavía soy joven para amar. No obstante, quizá sea viejo para enamorar a cualquier mujer. Sé que amo mejor que a los 20, 30 y 40 años. Soy más sensible, me preocupo de que la fémina que se ajunte conmigo alcance el Edén del hedonismo, me encanta oír cómo argumenta esa dama que amo, qué sueña, qué piensa, qué ilusiones tiene, qué le gusta, qué aborrece.
He dejado de ser yo muchas veces para que ella sea los dos, que nos contenga a ambos. No pierdo mi personalidad. La modifico. Si amo de verdad, amo más a mi pareja que a mí mismo. Quizá no te lo creas. El amor te roba egoísmo. No hay amor si tú, hombre o mujer, impones tu escala de valores.
Cuando estoy solo, soy varios. Cuando estoy con ella, solo uno, el que la ama, el que la adora, el que desea, el que la perfuma, el que quiere hacerla gozar más que yo; que sienta el éxtasis una, dos, tres veces; que mi cuerpo sea instrumento de su hedonismo. No conozco placer si ella no siente, si ella no toca las puertas del cielo, el deleite que acalla al cerebro, el delirio del espíritu, el orgasmo del alma. Desprecio mi regocijo sexual por llevarla a otra dimensión de placeres.
Lo escribo otra vez: soy joven para amar. Sé cómo se ama. Solo amaré a la mujer que necesite el amor para vivir. Yo le añado pasión, estilo y elegancia, y unos párrafos de prosa poética. No me pidas más.
Eugenio-Jesús de Ávila




















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