Luis María Ferrández 1
Martes, 20 de Diciembre de 2022
LIBERTAD

Como cargarse una democracia regalada

Nos preceden generaciones, que curtieron la piel con cicatrices y se educaron con un fuerte umbral al dolor. Donde comer pollo, era un privilegio cedido a la nochebuena, y el esfuerzo por ir conquistando derechos, se libraba contra verdaderos gigantes despiadados a los que sólo se vencía con coraje, sacrificio y disciplina. Crecieron entre esa miseria que no dejaba espacio para quejas, estrés o ansiedades. Sólo había tiempo para subsistir, y el objetivo prioritario, era el de llenar un puchero de lentejas del que comía una familia numerosa. Su esfuerzo y su dolor, hoy enterrados varios metros bajo tierra, nos regaló el mayor tiempo de paz y desarrollo que jamás ha conocido occidente. Eso que fue bautizado como el estado del bienestar, (hoy convertido en bienestar del estado). Fue un legado forjado a sangre y fuego por aquellos que se criaron entre guerras, cruzaron dictaduras y llegaron exhaustos a una transición para parir una democracia consensuada donde muchos cedieron para pasar la página más pesada de la historia.

Las democracias se amenazan cuando, envolviéndose en ellas, se pervierten las leyes y las instituciones con el fin de subyugar intelectualmente a sus ciudadanos. Cuando se utiliza la legitimidad de las urnas, para ir retorcer  los poderes públicos y civiles con el único objetivo de imponer una ideología omnipresente y una moral incuestionable. Fracasan cuando las decisiones de quienes deben protegerla y garantizarla, se convierten en la expresión tendenciosa de una autoridad asfixiante.

Es entonces cuando la democracia, por mucho que la atornillemos en épicos discursos de ficción narrativa, terminará cayendo, y lo hará debido a sobrecargar sus hombros con demasiadas intenciones por deformarla. Sólo una justicia sólida e independiente, es capaz de custodiar el muro de contención en el que se sostiene un sistema garantista y robusto frente al fanatismo político que gangrena los tejidos de una sociedad cada vez más esclava de sus pasiones. Sólo, la libre separación de poderes, ha conseguido equilibrar la convivencia de los sistemas que brotaron tras las devastadoras guerras mundiales, alumbrando la mayor época de paz y prosperidad de la que jamás hemos gozado. Tan privilegiados somos y tan empachados estamos de convivir con todo ello, que, asumiéndolo como un derecho adquirido, hoy, hemos decidido aniquilar todo aquello que nos legaron nuestros antepasados. Somos, como el hijo caprichoso que despilfarra la herencia. Somos, unos desagradecidos al no saber valorar lo que tenemos.

Somos, unos ignorantes por creernos mejores que nuestros mayores.

Y es que, mientras la sociedad civil siga dormida en el profundo sueño del consumismo desaforado, del cortoplacismo ideológico y viva obsesionada por convertirse en víctima del todo y de todos, la democracia, se aleja sin remedio por el sumidero de un vocerío insoportable.

Y un día, miraremos atrás, y nos daremos cuenta de lo que perdimos por culpa de ese fanatismo que ha gangrenado el cerebro como una enfermedad incurable.

Y cuando lo hagamos, nos daremos cuenta que no había tanta lágrima para llorar tanta pérdida, ni extensión más grande que la de nuestra propia arrogancia.

Pero aún estamos a tiempo de que los que están por venir, no tengan que reprocharnos algún día cómo nos cargamos una democracia que nos fue regalada.

Luis María Ferrández

 

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  • Gonzalo Julián

    Gonzalo Julián | Martes, 20 de Diciembre de 2022 a las 23:57:34 horas

    Enhorabuena y completamente de acuerdo con el artículo.

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