NUESTRA HISTORIA
El clarín de la ciudad
El Ayuntamiento de la Ciudad estaba muy mermado de recursos en la segunda mitad del siglo XVII, el erario municipal se veía muy exhausto, hasta el punto de tener que economizar suprimiendo el coste de las lámparas a los Cuerpos Santos y omitir la procesión del Corpus. El rey Carlos II, conocido como “El Hechizado”, reclamaba una y otra vez el mayor número de soldados posible para atender a la defensa de sus fronteras.
En 1676, Zamora pudo enviar ochocientos soldados recurriendo a la leva de presos por causas leves y gentes sin ocupación. En cambio, se construía por entonces el convento de los Franciscanos descalzos en las proximidades de la Puerta de Santa Clara; también se construyó la hermosa capilla del lado del Evangelio en la Iglesia de San Ildefonso mandada edificar por el Maestre de campo don Gabriel López de León, nacido en Zamora y perteneciente al linaje noble de la ciudad; pese a su larga ausencia de Zamora y residir en la Corte, no olvidó su ciudad natal, por lo que luego fue enterrado aquí, en la Capilla de San Ildefonso, en 1678.
Don Alonso de Salizanes, nacido en Zamora en 1617, que fue obispo de Oviedo, de Córdoba y arzobispo de Granada, dejó por aquel tiempo varias rentas para costear a tres pobres los estudios y ayudó con importantes fondos a la edificación del templo de las Descalzas y falleció en 1685; fue su cuerpo sepultado en el de la Concepción que también había dotado.
Aunque las arcas municipales parecían estar casi vacías, el Regimiento acordaba en 1678, tener Clarín propio, puesto que, hasta entonces, cuando había sido necesario lo alquilaba al Conde de Benavente o a cualquiera otro de los señores nobles que lo tuviera. El acuerdo del Ayuntamiento decía: “Tener Clarín propio como las demás ciudades de voto en Cortes, y que vistiera los colores de la seña de la Ciudad.”
El primer Clarín que se contrató aquel mismo año fue Pedro Pérez, natural de Benavente, dándole casa en la que viviera con su mujer, cien ducados y una librea nueva cada año, siendo esta de paño fino de Segovia, terciopelo verde labrado, tafetán, medias de seda, bayeta de colores, barragán para el sobretodo. Mitón, cabritillas, sombrero y zapatos a todo costo. También acordó el Ayuntamiento pagar 320 reales al espadero Alfonso de Villafañe que había limpiado, dorado y plateado la estatua de Pero Mato.
El rey Felipe IV había fallecido en 1665 y como el heredero tenía solamente tres años de edad, quedó como Reina gobernadora la viuda doña Mariana de Austria, hasta que Carlos II, llamado “El Hechizado” por su mala salud, cumplió la mayoría de edad en 1675, aunque el sobrenombre le venía por su lamentable estado físico, probablemente fuera por los sucesivos matrimonios consanguíneos, con síntomas como musculatura débil e infertilidad, lo que acarreó un grave conflicto sucesorio al morir sin descendencia.
Balbino Lozano
El Ayuntamiento de la Ciudad estaba muy mermado de recursos en la segunda mitad del siglo XVII, el erario municipal se veía muy exhausto, hasta el punto de tener que economizar suprimiendo el coste de las lámparas a los Cuerpos Santos y omitir la procesión del Corpus. El rey Carlos II, conocido como “El Hechizado”, reclamaba una y otra vez el mayor número de soldados posible para atender a la defensa de sus fronteras.
En 1676, Zamora pudo enviar ochocientos soldados recurriendo a la leva de presos por causas leves y gentes sin ocupación. En cambio, se construía por entonces el convento de los Franciscanos descalzos en las proximidades de la Puerta de Santa Clara; también se construyó la hermosa capilla del lado del Evangelio en la Iglesia de San Ildefonso mandada edificar por el Maestre de campo don Gabriel López de León, nacido en Zamora y perteneciente al linaje noble de la ciudad; pese a su larga ausencia de Zamora y residir en la Corte, no olvidó su ciudad natal, por lo que luego fue enterrado aquí, en la Capilla de San Ildefonso, en 1678.
Don Alonso de Salizanes, nacido en Zamora en 1617, que fue obispo de Oviedo, de Córdoba y arzobispo de Granada, dejó por aquel tiempo varias rentas para costear a tres pobres los estudios y ayudó con importantes fondos a la edificación del templo de las Descalzas y falleció en 1685; fue su cuerpo sepultado en el de la Concepción que también había dotado.
Aunque las arcas municipales parecían estar casi vacías, el Regimiento acordaba en 1678, tener Clarín propio, puesto que, hasta entonces, cuando había sido necesario lo alquilaba al Conde de Benavente o a cualquiera otro de los señores nobles que lo tuviera. El acuerdo del Ayuntamiento decía: “Tener Clarín propio como las demás ciudades de voto en Cortes, y que vistiera los colores de la seña de la Ciudad.”
El primer Clarín que se contrató aquel mismo año fue Pedro Pérez, natural de Benavente, dándole casa en la que viviera con su mujer, cien ducados y una librea nueva cada año, siendo esta de paño fino de Segovia, terciopelo verde labrado, tafetán, medias de seda, bayeta de colores, barragán para el sobretodo. Mitón, cabritillas, sombrero y zapatos a todo costo. También acordó el Ayuntamiento pagar 320 reales al espadero Alfonso de Villafañe que había limpiado, dorado y plateado la estatua de Pero Mato.
El rey Felipe IV había fallecido en 1665 y como el heredero tenía solamente tres años de edad, quedó como Reina gobernadora la viuda doña Mariana de Austria, hasta que Carlos II, llamado “El Hechizado” por su mala salud, cumplió la mayoría de edad en 1675, aunque el sobrenombre le venía por su lamentable estado físico, probablemente fuera por los sucesivos matrimonios consanguíneos, con síntomas como musculatura débil e infertilidad, lo que acarreó un grave conflicto sucesorio al morir sin descendencia.
Balbino Lozano
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