DENUNCIAS
Los oscuros rincones de la ciudad
El alumbrado público como tantas cosas, mal repartido: sobra en algunos puntos, escasea en otros.
Como decíamos ayer…y han pasado unas semanas, las pistas deportivas repartidas por los barrios permanecen iluminadas hasta altas horas de la noche, incluso en algún caso hasta la madrugada aunque nadie las utilice. Habrá quien opine que no representan tanto gasto y que por lo tanto conviene que sigan así, por si alguien quiere hacer uso de las instalaciones, aunque llueva y lo hagan bajo un paraguas.
Otros considerarán, parece razonable, que en estos tiempos que corren hay mecanismos para que se accione la iluminación cuando alguien se disponga a usar las instalaciones, lo cual podría satisfacer a todos, puesto que se proporciona luz cuando se necesita y ahorro cuando no haga falta, como en el citado artículo proponíamos. También resulta válido, pensar que solo verlas encendidas aunque se encuentren alejadas de las aceras por donde transitan las personas, los escaparates se apagan por decreto, ofrece confianza y seguridad. Luego, por es regla de tres…aquellos puntos oscuros de la ciudad, de tantos como hay que permanecen a oscuras, ofrecen cierta inseguridad. No son pocos.
Así es, aunque no se requiera una iluminación nocturna, para ver de noche como si fuera de día, sí que se precisa un mínimo de claridad. Lo hay en general, aunque como en todo, en esta ciudad descuidada, tenemos alguna excepción. Ciertos punto oscuros, que sin dar miedo, sí que hay quien tiene como manifiesta, cierto reparo de que estén así, cosa que se solucionaría con una pequeña lámpara, situada en un punto estratégico de esos callejones
Venimos de dónde venimos y aunque la renovación del alumbrado se ha ido realizando de forma paulatina, queda mucho por hacer por cuestiones de las dimensiones de toda la instalación de alumbrado público en la ciudad, hay pequeñas zonas de sombra que convendría solucionar. No se trata de puntos de luz averiados, es algo más, que se corresponde con esos espacios apartados, o no tanto, donde nunca hubo presencia de una farola. Queda pendiente, puede que para los gestores venideros el trabajo se acumule, la elaboración de un mapa lumínico de la ciudad, donde se evite a veces necesita bien poco para esta labor, esos puntos oscuros.
Manuel Herrero Alonso
Como decíamos ayer…y han pasado unas semanas, las pistas deportivas repartidas por los barrios permanecen iluminadas hasta altas horas de la noche, incluso en algún caso hasta la madrugada aunque nadie las utilice. Habrá quien opine que no representan tanto gasto y que por lo tanto conviene que sigan así, por si alguien quiere hacer uso de las instalaciones, aunque llueva y lo hagan bajo un paraguas.
Otros considerarán, parece razonable, que en estos tiempos que corren hay mecanismos para que se accione la iluminación cuando alguien se disponga a usar las instalaciones, lo cual podría satisfacer a todos, puesto que se proporciona luz cuando se necesita y ahorro cuando no haga falta, como en el citado artículo proponíamos. También resulta válido, pensar que solo verlas encendidas aunque se encuentren alejadas de las aceras por donde transitan las personas, los escaparates se apagan por decreto, ofrece confianza y seguridad. Luego, por es regla de tres…aquellos puntos oscuros de la ciudad, de tantos como hay que permanecen a oscuras, ofrecen cierta inseguridad. No son pocos.
Así es, aunque no se requiera una iluminación nocturna, para ver de noche como si fuera de día, sí que se precisa un mínimo de claridad. Lo hay en general, aunque como en todo, en esta ciudad descuidada, tenemos alguna excepción. Ciertos punto oscuros, que sin dar miedo, sí que hay quien tiene como manifiesta, cierto reparo de que estén así, cosa que se solucionaría con una pequeña lámpara, situada en un punto estratégico de esos callejones
Venimos de dónde venimos y aunque la renovación del alumbrado se ha ido realizando de forma paulatina, queda mucho por hacer por cuestiones de las dimensiones de toda la instalación de alumbrado público en la ciudad, hay pequeñas zonas de sombra que convendría solucionar. No se trata de puntos de luz averiados, es algo más, que se corresponde con esos espacios apartados, o no tanto, donde nunca hubo presencia de una farola. Queda pendiente, puede que para los gestores venideros el trabajo se acumule, la elaboración de un mapa lumínico de la ciudad, donde se evite a veces necesita bien poco para esta labor, esos puntos oscuros.
Manuel Herrero Alonso
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