NOCTURNOS
Cuando el sexo cansa
Dediqué esa etapa que conocemos como los mejores años de nuestra vida a buscar el placer -una seña de identidad muy de hombres- que me procuraba amar a cualquier mujer. Lo encontré. No me sació.
Créeme, el sexo más sexo cansa, aunque ni tan si quiera el cuerpo lo advierta, más bien te queda un cierto vacío interior, como si una depresión alquilase una habitación en tu alma; para ser más gráfico se llega a sentir una especie de vacío espiritual. En contadas ocasiones, entrabas en el espacio del nirvana.
Después del deleite, si reflexionas, si posees cierta sensibilidad, consideras que te has vendido a ti mismo por el más vulgar regocijo. Y pasan los años y nada cambia
Eugenio-Jesús de Ávila
Dediqué esa etapa que conocemos como los mejores años de nuestra vida a buscar el placer -una seña de identidad muy de hombres- que me procuraba amar a cualquier mujer. Lo encontré. No me sació.
Créeme, el sexo más sexo cansa, aunque ni tan si quiera el cuerpo lo advierta, más bien te queda un cierto vacío interior, como si una depresión alquilase una habitación en tu alma; para ser más gráfico se llega a sentir una especie de vacío espiritual. En contadas ocasiones, entrabas en el espacio del nirvana.
Después del deleite, si reflexionas, si posees cierta sensibilidad, consideras que te has vendido a ti mismo por el más vulgar regocijo. Y pasan los años y nada cambia
Eugenio-Jesús de Ávila



















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