El viejo Museo de Semana Santa, en breve, solo será memoria

El viejo Museo de la Semana Santa empieza a ser un recuerdo. Aguanta su pórtico, su fachada principal, por donde entraban y salían los grupos escultóricas que marcaron la memoria de tantos y tantos zamoranos. Si bien fue un Museo sin atractivo, más un almacén de pasos, lo feo también se recuerda, se guarda en el corazón, porque durante más de 50 años cobijó imágenes que forman parte de nuestro patrimonio cultural, religioso y antropológico.

Muchos hermanos que, cada Semana de Pasión, acudían a buscar su paso para cargarlo y mostrarlo a Zamora y a los turistas religiosos, ahora pertenecen a las cofradías del más allá, donde San Pedro es el hermano mayor, el que ordena y manda, el que indica el camino. Y otros, todavía erguidos, se mantienen con fuerza para desfilar o llevar sobre sus hombres grupos escultóricos que abrazaron nuestra juventud, cuando Zamora era algo.

Y, si los profesionales de la arquitectura y la construcción realizan bien su trabajo, en dos años nuestra ciudad mostrará otro Museo de la Pasión, que espero no sea otro almacén de pasos, pero con más metros cuadrados. Nuestra Semana Santa merecía un gran museo que acaricie nuestros pasos y también un museo que provoque la admiración por su arquitectura. Estética y funcionalidad para guardar nuestra historia religiosa.

Quizá, si nada cambia y continúa esta deriva económica y social, Zamora solo será un Museo de Semana Santa. Solo eso. Pido, por caridad, que sea hermoso y digno de esta ciudad que se va, que se nos escapa, que se diluye en el tiempo. Zamora tuvo un pasado, quizá nos roben el futuro. Pero siempre nos quedará el nuevo Museo de la Semana Santa y el recuerdo de este ancianito almacén del que apenas queda nada, unas ruinas.

Eugenio-Jesús de Ávila