DENUNCIAS
La Marina: ¡Para mercados estamos!
Debe considerarse que, previamente a trasladar el mercado provisional, se precisa adecentar el pavimento de todas las inmediaciones.
Con carácter provisional y provisto de una ingeniería particular, se va a proceder a trasladar de manera provisional, lo que supone varios años, los puestos del mercado de abastos a la Marina. En principio se da una solución a los intrépidos vendedores que actualmente y pese a las circunstancias han permanecido en el sitio de siempre, que ya tiene buen mérito. Por supuesto que existirán daños y beneficios colaterales.
Para empezar algunos comerciantes de la zona de la Farola, lo notaran en su negocio. Unos para bien, por aquello de que supondrá un incremento del número de personas que se acerquen al nuevo emplazamiento de los puestos, gente de paso que pueden ser potenciales clientes de hostelería, tiendas de ropa u otros artículos. Otros, que trabajan con los mismos productos que se pondrán a la venta en la carpa, no lo tienen tan claro, porque podría suponer un merma en un su caja. Todo ello, no deja de ser temporal, pasado este tiempo unos seguirán con la costumbre nueva adoptada, otros quien sabe.
Lo mismo ocurrirá con los clientes que tenía y tiene mientras no se produzca el traslado el actual emplazamiento, perderán ese habito de acudir a hacer la plaza, por otra alternativa, o retomaran su costumbre de siempre. Está por ver.
Lo cierto es, que los puestos del mercado se trasladan a la Marina, lo que hace prever, que si la zona por estaba bastante transitada, en breve lo estará bastante más. Pero, como tantas otras cosas descuidadas de la ciudad, ni su nuevo emplazamiento, ni siquiera las inmediaciones se encuentran con un pavimento, medianamente apto para caminar sin preocupaciones. La calle destinada a albergar la carpa de un millón de euros de coste es la próxima a los institutos.
Para llegar caminando, hay que pisar por otras anteriormente, ninguna de las aceras del parque de la Marina están un estado medianamente aceptable, ni las del interior, ni las del exterior Muchas no, muchísimas baldosas rotas, levantadas, sin contar las que faltan en su sitio, hacen saber que el peligro de tropezones y caídas no es pequeño. Habría que replantearse muchas cosas.
Manuel Herrero Alonso
Con carácter provisional y provisto de una ingeniería particular, se va a proceder a trasladar de manera provisional, lo que supone varios años, los puestos del mercado de abastos a la Marina. En principio se da una solución a los intrépidos vendedores que actualmente y pese a las circunstancias han permanecido en el sitio de siempre, que ya tiene buen mérito. Por supuesto que existirán daños y beneficios colaterales.
Para empezar algunos comerciantes de la zona de la Farola, lo notaran en su negocio. Unos para bien, por aquello de que supondrá un incremento del número de personas que se acerquen al nuevo emplazamiento de los puestos, gente de paso que pueden ser potenciales clientes de hostelería, tiendas de ropa u otros artículos. Otros, que trabajan con los mismos productos que se pondrán a la venta en la carpa, no lo tienen tan claro, porque podría suponer un merma en un su caja. Todo ello, no deja de ser temporal, pasado este tiempo unos seguirán con la costumbre nueva adoptada, otros quien sabe.
Lo mismo ocurrirá con los clientes que tenía y tiene mientras no se produzca el traslado el actual emplazamiento, perderán ese habito de acudir a hacer la plaza, por otra alternativa, o retomaran su costumbre de siempre. Está por ver.
Lo cierto es, que los puestos del mercado se trasladan a la Marina, lo que hace prever, que si la zona por estaba bastante transitada, en breve lo estará bastante más. Pero, como tantas otras cosas descuidadas de la ciudad, ni su nuevo emplazamiento, ni siquiera las inmediaciones se encuentran con un pavimento, medianamente apto para caminar sin preocupaciones. La calle destinada a albergar la carpa de un millón de euros de coste es la próxima a los institutos.
Para llegar caminando, hay que pisar por otras anteriormente, ninguna de las aceras del parque de la Marina están un estado medianamente aceptable, ni las del interior, ni las del exterior Muchas no, muchísimas baldosas rotas, levantadas, sin contar las que faltan en su sitio, hacen saber que el peligro de tropezones y caídas no es pequeño. Habría que replantearse muchas cosas.
Manuel Herrero Alonso






























Luis Esteve Sirvent | Sábado, 04 de Febrero de 2023 a las 15:42:32 horas
Buenas tardes:
Mi comentario no es propiamente sobre la noticia, sino sobre la sorpresa que me produce ver imágenes de baldosas levantadas en un área que es exclusivamente peatonal.
Creo que esto es debido a la nefasta técnica que observo aplicar en los últimos años en embaldosado de aceras en nuestra capital, que consiste en verter (y extender) un mortero que está sólo ligeramente humedecido, lo que facilita su aplicación, pero que, al no tener tanta plasticidad como un mortero con la correcta proporción de agua, la masa apenas penetra en los intersticios del dorso de la baldosa, lo que reduce su adherencia.
No soy un profesional de la construcción, pero sí que he utilizado mortero en alguna ocasión y he comprobado que, si se aplica una paletada de mortero corto de agua, este no se pega a la superficie sobre la que se aplica, mientras que si el mortero tiene la correcta proporción de agua, la adherencia es mucho mayor.
Como ejemplo propongo un pequeño ejercicio, de fácil ejecución:
Untamos una tostada de pan con arroz cocido (que sería el mortero ligeramente humedecido) y otra con margarina (que sería el mortero con la cantidad de agua adecuada) y a un palmo del suelo las dejamos caer boca abajo. ¿Cuál de ellas quedará pegada al suelo?
Otra técnica que he visto utilizar en el reciente embaldosado de las aceras de Cardenal Cisneros (¿dos, tres años?), consiste en la aplicación de un lecho de hormigón (nada que objetar), sobre el que se pone una capa de arena de unos diez centímetros y sobre ésta simplemente se posan, sin mortero, los ladrillos macizos. Las “bondades” de esta técnica de colocación sin mortero las podemos comprobar en los ladrillos macizos bailantes que aparecen a tan poco tiempo de ejecutadas las aceras.
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