Los caballeros de Santiago

La Orden de Santiago es una Orden religiosa y militar surgida en el siglo XII en el reino de León.  Debe su nombre al Patrón de España Santiago el Mayor.  Su objetivo inicial era proteger a los peregrinos del Camino de Santiago y expulsar a los musulmanes de la Península Ibérica. La Orden de Santiago tuvo su origen en la ciudad de Cáceres a partir de una anterior Orden llamada “Los Fratres de Cáceres”.

Se fundó en el año 1116 una nueva congragación de Caballeros que, por ser casados, no quisieron llamar Orden, titulándose D. Pedro Fernández  Maestre de Caballeros de Cáceres. Fue bien acogida en el reino de León la milicia de Santiago, que pudiera decirse nacida en Zamora, pues aquí se firmó en 1171 la primera  Carta Real de su aprobación, después de la campaña de Extremadura.

El objeto principal que se proponía esta Congregación era la defensa de la frontera;  recogieron donativos y socorros de toda especie, recibiéndoles el Arzobispo de Santiago los votos del Santo.     A las rentas perpetuas de los reinos de Toledo, Córdoba y Granada, las de los Obispados de Ávila, Zamora, Salamanca y Ciudad Rodrigo se agregaron temporalmente las de algunas heredades de Salamanca, Zamora y Ledesma , hasta que Alburquerque, Cáceres y Mérida dejaron de ser frontera.

 En Zamora estaba de nuevo el Rey don Fernando cuando llegó el Cardenal Jacinto, enviado del Sumo Pontífice Alejandro III para arreglar las relaciones con el Rey de Castilla, si bien sus miras no eran del todo desinteresadas, toda vez que pretendía la villa de Castrotorafe para la Congregación de Santiago. El Rey estimaba que harto había dado ya con detrimento de su patrimonio y eludió la concesión,  pero puestos secretamente de acuerdo el Cardenal y el Maestre, pidió al Rey que otorgase la donación a favor de la Santa Iglesia de Roma, a lo que don Fernando no pudo negarse.

El Cardenal traspasó la donación al Maestre de Santiago, de forma que el Rey se encontró burlado, siendo tanto su enojo que no solo anuló esta donación, sino también todas las otras que había hecho a la Orden.
Ocurrió por entonces la entrada del Emperador de Marruecos, que recobró todo el territorio entre el Guadiana y el Tajo, con las plazas de Cáceres, Alcántara, Alburquerque, Yelves, Alcocer, Albuera, Montemayor, Medellín, Mérida y Badajoz, a pesar de la resistencia que opusieron los Caballeros de Santiago.  Quedaros éstos sin casa y con mermados recursos, con lo cual aumentó el enojo del Rey de León.

Se ausentaron los Caballeros del reino de León, marchando con banderas desplegadas hacia Castilla, donde fueron muy bien recibidos dándoles asiento en la villa y castillo de Uclés;  entre los emigrantes iban Diego Fáfila, Fernando Fáfila y Pedro Fáfila, hermanos y señores de Villafáfila, incautándose el Rey de León de sus bienes.
Sin embargo, no tardó en haber desavenencias entre el Rey de Castilla y el Maestre, que volvió a ganarse el afecto del de León, consiguiendo en febrero de 1176 la ambicionada villa de Castrotorafe con todos sus términos.
Con un caballo que regaló el Maestre al Rey don Fernando para que lo montara en la Batalla de Ciudad Rodrigo, acabó de ganarse su voluntad, de tal forma que por privilegio dado en Zamora en agosto de 1179, le hizo donación de San Salvador de Arcos, y por otro, fechado en Catrotorafe en marzo de 1181 restituyó a la Orden cuarenta lugares,  entre ellos Oter de Duero, Moralina, Ferreras, Peralejo y el Castillo de Peñausende.

Habiéndose recobrado a Cáceres el año de 1184, quería el Rey que volviera a establecerse allí la Orden para custodiar la frontera.  A fin de facilitar el establecimiento, acrecentó las mercedes;  pero nueva invasión de los africanos, por un lado,  y la muerte de don Pedro, primer Maestre de la Orden ocurrido en 1184, estorbaron el proyecto.

Falleció don Fernando II en Benavente el 21 de enero de 1188, habiendo pasado en nuestro territorio la mayor parte del tiempo de su reinado, ganando mucho la repoblación de las villas y el embellecimiento de la Capital, concluyéndose la hermosa Catedral que empezó su padre y muchos otros templos y edificios.

Balbino Lozano