2ª RFEF
El Zamora CF obsequia al colista con un reparto de puntos: 2-2
Los rojiblancos superaban al Burgos promesas por dos goles a cero a falta de 25 minutos para el final del partido; pero concedió un empate por su flojedad defensiva
Reconozcamos, después de una reflexión sosegada, que el fútbol es un deporte más de resultados que de buen juego. Puedes hacer un partido tirando a positivo, pero si empatas o pierdes, el aficionado se olvida del nivel futbolístico exhibido y la prensa, más visceral que racional, denigra al equipo que, pese a ofrecer un fútbol no excepcional, pero sí suficiente para ganar, se dejó los puntos ante un rival flojito.
Enfatizo: si ahora se pasara el vídeo del partido entre Zamora CF y Burgos Promesas, censurando los goles de los dos equipos, un aficionado neutral habría comentado que los rojiblancos jugaron mejor, que realizaron jugadas excelentes y que, en definitiva, fueron superiore a su rival.
Eso sucedió esta tarde en el Ruta de la Plata. El Zamora CF hizo lo suficiente para imponerse al colista y erró en dos acciones esenciales, por falta de agresividad defensiva, que supusieron el empate del contrario. Pero, insisto, el resultado final, ese reparto de puntos, condiciona la opinión de aficionados y prensa. A priori, toda alineación inicial parece idónea. A posteriori, si se pierden puntos, el entrenador se equivocó.
Vaya por delante que el Burgos Promesas fue un equipo muy aseado, agresivo y fuerte. No se rindió jamás. Con dos goles en contra, siguió jugando como desde el pitido inicial. Quizá porque estos chavales se saben condenados a perder la categoría y forman parte de un filia.
El Zamora salió bien al campo. Yago sorprendió con la titularidad de Sancho, colocado como extremo diestro. Pero el resto, lo que se esperaba, salvo el banquillo para Luismi, porque el técnico gallego, como dijo en la rueda de prensa posterior al choque, temía que el central diestro viese una tarjeta, lo que le impediría jugar en Orense, y no quiso arriesgar. De hecho, cuando Galas se lesionó, idéntica dolencia a la que padece Iricíbar, no saltó al césped Luengo.
A un cuarto de hora para el descanso, profunda jugada del Zamora que llega a Viana para centrar y que Sancho agarrase un disparo tremendo que batió a Óscar. El partido parecía resuelto. No obstante, Galas se lesionaba en una acción comprometida para el marco zamorano. Nahuel lo sustituiría, con lo que Prada paso a jugar de central zurdo, como compañero de Theo.
Primera parte que me calificó de excelente, quizá falta de continuidad en el juego de ataque rojiblanco, donde Charly no vio hoy la pelota.
El Zamora CF quiso cerrar el encuentro antes que pudiera complicarse. Realizó buenas jugadas por ambas bandas, la más peligro un centro de Nahuel que Charly no remató. Poco después, Viana se la liaba a la defensa, pero tampoco llegó la pelota clara al ariete gallego para que la enviase al fondo de la portería.
Pero, cuando el cuadro rojiblanco achuchaba más a su rival, un contragolpe rápido del Burgos Promesas, gestado en la medular, llegaba a la banda izquierda, pillando al Zamora en defensa. Troya rechaza, en primer término, el balón, pero remacha Molina, uno de los dos cambios que había realizado el técnico Albístegui, diez minutos antes.
A partir de ese momento, la zaga rojiblanca empieza a dar muestras de endeblez. No obstante, el Zamora seguía llegando por las bandas al área rival. El meta castellano realizó una gran intervención a disparo de Miguélez.
Yago decidió, en el minuto 72, realizar dos cambios. Entraban Pana y Ander El Haddadi y salían del campo Charly, que no apareció en todo el partido, y Sancho.
Los rojiblancos seguían mandando, pero jugando con muchas prisas, quizá azuzado por una grada muy nerviosa.
Un minuto antes del empate, entró Ribeiro por Álex Ares. Y llegó lo que parecía increíble. Minuto 79. Una buena jugada del Promesas por la banda derecha, en la que la zaga rojiblanca, a mi parecer, mostró escasa agresividad, demasiado blanca, permitía que Rocoy enviase al fondo de la red de Troya un pase de la muerte. Quedaba un cuarto de hora para el tanto milagroso, que no llegaría, aunque los rojiblancos lo buscasen.
Como apunté en la precrónica, los tres puntos eran vitales para meterse de lleno entre los equipos que jugarán la fase de ascenso. Paso atrás para una plantilla con lesionados importantes. Ahora toca ganar en Orense. Todo es posible para este Zamora, un equipo de fútbol surrealista, capaz de cuajar partidos importantes ante los mejores, en situaciones límites, y de emborronar su fútbol cuando menos se espera. Me da que, hasta la última jornada, los rojiblancos mantendrán esta manera de ganar y perder. Un equipo esotérico.
Reconozcamos, después de una reflexión sosegada, que el fútbol es un deporte más de resultados que de buen juego. Puedes hacer un partido tirando a positivo, pero si empatas o pierdes, el aficionado se olvida del nivel futbolístico exhibido y la prensa, más visceral que racional, denigra al equipo que, pese a ofrecer un fútbol no excepcional, pero sí suficiente para ganar, se dejó los puntos ante un rival flojito.
Enfatizo: si ahora se pasara el vídeo del partido entre Zamora CF y Burgos Promesas, censurando los goles de los dos equipos, un aficionado neutral habría comentado que los rojiblancos jugaron mejor, que realizaron jugadas excelentes y que, en definitiva, fueron superiore a su rival.
Eso sucedió esta tarde en el Ruta de la Plata. El Zamora CF hizo lo suficiente para imponerse al colista y erró en dos acciones esenciales, por falta de agresividad defensiva, que supusieron el empate del contrario. Pero, insisto, el resultado final, ese reparto de puntos, condiciona la opinión de aficionados y prensa. A priori, toda alineación inicial parece idónea. A posteriori, si se pierden puntos, el entrenador se equivocó.
Vaya por delante que el Burgos Promesas fue un equipo muy aseado, agresivo y fuerte. No se rindió jamás. Con dos goles en contra, siguió jugando como desde el pitido inicial. Quizá porque estos chavales se saben condenados a perder la categoría y forman parte de un filia.
El Zamora salió bien al campo. Yago sorprendió con la titularidad de Sancho, colocado como extremo diestro. Pero el resto, lo que se esperaba, salvo el banquillo para Luismi, porque el técnico gallego, como dijo en la rueda de prensa posterior al choque, temía que el central diestro viese una tarjeta, lo que le impediría jugar en Orense, y no quiso arriesgar. De hecho, cuando Galas se lesionó, idéntica dolencia a la que padece Iricíbar, no saltó al césped Luengo.
A un cuarto de hora para el descanso, profunda jugada del Zamora que llega a Viana para centrar y que Sancho agarrase un disparo tremendo que batió a Óscar. El partido parecía resuelto. No obstante, Galas se lesionaba en una acción comprometida para el marco zamorano. Nahuel lo sustituiría, con lo que Prada paso a jugar de central zurdo, como compañero de Theo.
Primera parte que me calificó de excelente, quizá falta de continuidad en el juego de ataque rojiblanco, donde Charly no vio hoy la pelota.
El Zamora CF quiso cerrar el encuentro antes que pudiera complicarse. Realizó buenas jugadas por ambas bandas, la más peligro un centro de Nahuel que Charly no remató. Poco después, Viana se la liaba a la defensa, pero tampoco llegó la pelota clara al ariete gallego para que la enviase al fondo de la portería.
Pero, cuando el cuadro rojiblanco achuchaba más a su rival, un contragolpe rápido del Burgos Promesas, gestado en la medular, llegaba a la banda izquierda, pillando al Zamora en defensa. Troya rechaza, en primer término, el balón, pero remacha Molina, uno de los dos cambios que había realizado el técnico Albístegui, diez minutos antes.
A partir de ese momento, la zaga rojiblanca empieza a dar muestras de endeblez. No obstante, el Zamora seguía llegando por las bandas al área rival. El meta castellano realizó una gran intervención a disparo de Miguélez.
Yago decidió, en el minuto 72, realizar dos cambios. Entraban Pana y Ander El Haddadi y salían del campo Charly, que no apareció en todo el partido, y Sancho.
Los rojiblancos seguían mandando, pero jugando con muchas prisas, quizá azuzado por una grada muy nerviosa.
Un minuto antes del empate, entró Ribeiro por Álex Ares. Y llegó lo que parecía increíble. Minuto 79. Una buena jugada del Promesas por la banda derecha, en la que la zaga rojiblanca, a mi parecer, mostró escasa agresividad, demasiado blanca, permitía que Rocoy enviase al fondo de la red de Troya un pase de la muerte. Quedaba un cuarto de hora para el tanto milagroso, que no llegaría, aunque los rojiblancos lo buscasen.
Como apunté en la precrónica, los tres puntos eran vitales para meterse de lleno entre los equipos que jugarán la fase de ascenso. Paso atrás para una plantilla con lesionados importantes. Ahora toca ganar en Orense. Todo es posible para este Zamora, un equipo de fútbol surrealista, capaz de cuajar partidos importantes ante los mejores, en situaciones límites, y de emborronar su fútbol cuando menos se espera. Me da que, hasta la última jornada, los rojiblancos mantendrán esta manera de ganar y perder. Un equipo esotérico.



























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