Espacios privados, abiertos al paso de todos.

El pasado lunes, después de haber permanecido allí durante todo el fin de semana, aparecían  restos de basura abandonados por quienes habían supuestamente  comido y bebido sentados en las escaleras de acceso de un establecimiento comercial, situado en el conocido pasaje de Olmedo. Se trataba de  envoltorios propios de alimentos, papeles, plásticos y otros restos. No es la primera vez que ocurre algo similar y que desperdigados por la entrada, o por las cercanías de este negocio puede encontrarse desperdicios de todo tipo. En este, como en otros lugares comerciales y no tanto.  En cualquier punto de la vía pública  y con más frecuencia en parques, podemos encontrar desperdicios que alguien no llevó a la papelera más próxima. Los servicios de limpieza viaria, o el equipo de mantenimiento de jardines según corresponda, procedan a retirarlos como parece lógico y punto. Allá la educación y comportamiento de quienes osan dejar su inmundicia, en cualquier parte.

El problema es mayor cuando usan y abusan como en el caso señalado de un lugar privado pero por el  que se permite, por las circunstancias que sean, el paso de todos. Son espacios privados de dominio público. La limpieza de esos soportales, patios, porches, pasadizos, entradas o pasos corresponde a los propietarios, que así deben asumirla. La alternativa de dejarlo todo allí es válida, pero poco recomendable por razones de mantener tanto el decoro, como las mínimas condiciones de salubridad. La limpieza tiene un coste, que se incrementa con la frecuencia  que se realice.

Si bien resulta obligado adecentar la propiedad en este caso comunitaria, también debe tenerse en cuenta que no resulta lo mismo realizar un simple barrido, que proceder a retirar todos esos objetos indeseados del suelo, el trabajo no es el mismo y la periodicidad con la que debe realizarse tampoco. Cuando por causas ajenas como es, que un grupo, que puede tratarse de una única persona aproveche la facilidad de pasar por un lugar privado, y además  dejar sus restos allí, que no siempre se trata de basuras, pues la consideración hacia esos individuos no es, no puede ser muy buena. Cuando son los mismos ensuciando en los mismos sitios, como a veces pasa y es de conocimiento de los afectados, la cosa ya no tiene nombre. Falta educación, pero para esto no hay campañas.