PASIONES
Zamora, ciudad con el corazón necrosado
Una ciudad es un ser vivo. Sus glóbulos rojos somos las personas que la habitamos, naciéramos aquí, cerca de las riberas del Duero o de este muro desmoronado de lo que fuera San Jerónimo, o llegáramos de otros lares. Su corazón late al ritmo de su economía, su sístole-diástole. Su epidermis, el órgano más extenso, la forman calles, calzadas, aceras, plazas, rúas, fuentes ornamentales, jardines, arboledas, alamedas, patrimonio monumental, casas y edificios, palacios y museos. Las vísceras, venas y arterias, lo que no se ve al exterior, como alcantarillado y tuberías del agua, esclarecen la modernidad de la urbe. Y su cerebro funciona de acuerdo a la capacidad intelectual y de ejecución de los políticos. Si no hay ideas, la urbe se anquilosa, envejece y viaja al pasado.
El corazón de Zamora hallase muy deteriorado, envejecido, sin apenas pulso. Nadie viene a invertir a nuestra tierra. Carecemos de polígonos industriales propios, en los que el Ayuntamiento gasta dinero para protegerlos y adecentarlos, pero jamás administrará la gestión de sus parcelas. Y no se olvide el personal que las licencias de obras en esta ciudad en pena se las come el tiempo, las mata el tedio de esperar y la impotencia que provoca una administración lenta, parsimoniosa y enquistada. No ha habido equipo de Gobierno municipal que lograse inyectar celeridad a este proceso esencial para la vida empresarial de una ciudad. No sé si cuando Antonio Vázquez fue el regidor cambió algo en ese Servicio de Urbanismo. Solo sé que ningún inversor, indígena o foráneo, ha loado esa administración. Todo son dificultades. Me comenta un profesional del Derecho que el gerente o persona responsable de la empresa Ale-Hop pidió, hace cinco meses, la licencia de obras para esa nueva puerta de salida, pero no se le respondió durante ese tiempo, hasta que llegó la orden de cierre.
Por lo tanto, para mejorar la salud de ese músculo cardiaco de nuestra ciudad, para reactivarlo, para evitar que se necrose, se necesita un nuevo polígono industrial, pero que sea municipal, propiedad del Ayuntamiento para poder competir en el mercado. Y, por supuesto, analizar qué está pasando, desde illo tempore, en la administración urbanística del Ayuntamiento.
Y si un corazón se para, se acaba la vida. A partir del 28 de mayo, quizá habrá que realizar un cateterismo para limpiar de trombos las arterias esenciales que impiden que la sangre la bombeen aurículas y ventrículos. O detenemos esta deriva o nos quedamos sin ciudad.
La epidermis urbana, como nuestra piel, depende del tratamiento político y el mimo ciudadano. O cuidamos sus arrugas, como son aceras, calzadas, plazas, fuentes, jardines, patrimonio…o la faz de Zamora mostrará patas de gallo, verrugas, granos, puntos negros.
Ya he escrito sobre los cambios que necesita la ciudad: un segundo plan del casco antiguo, que termine con los solares abandonados, algunos llevan así tres décadas; con balconadas de cartón-piedra, sin nada detrás; sustituir cantos y piedras por baldosas de granito sayagués; soterrar los cables de las grandes multinacionales españolas; fuentes en las plazas que son secarrales, orgasmos de sobriedad; un plan general de restauración del reciento defensivo y, si es posible, reconstruir las torres del Puente de Piedra. Añadiría la retirada de árboles secos de Valorio y riberas del Duero y nuevas plantaciones de especies.
Y a ese sector de nuestra sociedad, propietarios de perros y badulaques, amigos del garabato, exigirles que retiren los excrementos de sus mascotas de aceras y jardines, y dejen de emborronar paredes de edificios privados y patrimonio monumental. A los que sean pillados in fraganti, multas económicas severas y trabajos sociales, como recoger cacas de canes y limpiar los muros y sillares de chorradas.
Y, por supuesto, insisto: Zamora necesita políticos con ideas, proyectos y arrestos; políticos inconformistas, que quieran una ciudad más grande y más hermosa, y bizarros para exigir a las grandes administraciones, regional y central, inversiones inmediatas. Esta ciudad se ha quedado sin tiempo. Todos a una. Más Zamora y menos ideología.
Eugenio-Jesús de Ávila
Una ciudad es un ser vivo. Sus glóbulos rojos somos las personas que la habitamos, naciéramos aquí, cerca de las riberas del Duero o de este muro desmoronado de lo que fuera San Jerónimo, o llegáramos de otros lares. Su corazón late al ritmo de su economía, su sístole-diástole. Su epidermis, el órgano más extenso, la forman calles, calzadas, aceras, plazas, rúas, fuentes ornamentales, jardines, arboledas, alamedas, patrimonio monumental, casas y edificios, palacios y museos. Las vísceras, venas y arterias, lo que no se ve al exterior, como alcantarillado y tuberías del agua, esclarecen la modernidad de la urbe. Y su cerebro funciona de acuerdo a la capacidad intelectual y de ejecución de los políticos. Si no hay ideas, la urbe se anquilosa, envejece y viaja al pasado.
El corazón de Zamora hallase muy deteriorado, envejecido, sin apenas pulso. Nadie viene a invertir a nuestra tierra. Carecemos de polígonos industriales propios, en los que el Ayuntamiento gasta dinero para protegerlos y adecentarlos, pero jamás administrará la gestión de sus parcelas. Y no se olvide el personal que las licencias de obras en esta ciudad en pena se las come el tiempo, las mata el tedio de esperar y la impotencia que provoca una administración lenta, parsimoniosa y enquistada. No ha habido equipo de Gobierno municipal que lograse inyectar celeridad a este proceso esencial para la vida empresarial de una ciudad. No sé si cuando Antonio Vázquez fue el regidor cambió algo en ese Servicio de Urbanismo. Solo sé que ningún inversor, indígena o foráneo, ha loado esa administración. Todo son dificultades. Me comenta un profesional del Derecho que el gerente o persona responsable de la empresa Ale-Hop pidió, hace cinco meses, la licencia de obras para esa nueva puerta de salida, pero no se le respondió durante ese tiempo, hasta que llegó la orden de cierre.
Por lo tanto, para mejorar la salud de ese músculo cardiaco de nuestra ciudad, para reactivarlo, para evitar que se necrose, se necesita un nuevo polígono industrial, pero que sea municipal, propiedad del Ayuntamiento para poder competir en el mercado. Y, por supuesto, analizar qué está pasando, desde illo tempore, en la administración urbanística del Ayuntamiento.
Y si un corazón se para, se acaba la vida. A partir del 28 de mayo, quizá habrá que realizar un cateterismo para limpiar de trombos las arterias esenciales que impiden que la sangre la bombeen aurículas y ventrículos. O detenemos esta deriva o nos quedamos sin ciudad.
La epidermis urbana, como nuestra piel, depende del tratamiento político y el mimo ciudadano. O cuidamos sus arrugas, como son aceras, calzadas, plazas, fuentes, jardines, patrimonio…o la faz de Zamora mostrará patas de gallo, verrugas, granos, puntos negros.
Ya he escrito sobre los cambios que necesita la ciudad: un segundo plan del casco antiguo, que termine con los solares abandonados, algunos llevan así tres décadas; con balconadas de cartón-piedra, sin nada detrás; sustituir cantos y piedras por baldosas de granito sayagués; soterrar los cables de las grandes multinacionales españolas; fuentes en las plazas que son secarrales, orgasmos de sobriedad; un plan general de restauración del reciento defensivo y, si es posible, reconstruir las torres del Puente de Piedra. Añadiría la retirada de árboles secos de Valorio y riberas del Duero y nuevas plantaciones de especies.
Y a ese sector de nuestra sociedad, propietarios de perros y badulaques, amigos del garabato, exigirles que retiren los excrementos de sus mascotas de aceras y jardines, y dejen de emborronar paredes de edificios privados y patrimonio monumental. A los que sean pillados in fraganti, multas económicas severas y trabajos sociales, como recoger cacas de canes y limpiar los muros y sillares de chorradas.
Y, por supuesto, insisto: Zamora necesita políticos con ideas, proyectos y arrestos; políticos inconformistas, que quieran una ciudad más grande y más hermosa, y bizarros para exigir a las grandes administraciones, regional y central, inversiones inmediatas. Esta ciudad se ha quedado sin tiempo. Todos a una. Más Zamora y menos ideología.
Eugenio-Jesús de Ávila






















Michel-Henry Bouchet | Martes, 07 de Marzo de 2023 a las 13:09:23 horas
Una vez que el alcalde "bunkerizado" dejarà paso a un nuevo equipo dinàmico y a la escucha de los zamoranos, se podrà empezar de cero una estrategia de desarrollo/promocion de Zamora enfocada en prioridades con calendario. Primero, limpiar la ciudad y los graffitis y renovacion del casco antiguo!! Zamora tiene futuro!
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