HABLEMOS
Feijóo en su cómoda indefinición
Carlos Domínguez
Las elecciones del 28 de mayo supondrán un maremoto, un cambio profundo en la correlación de fuerzas de la política española, viniendo a anunciar el fin del experimento sanchista, junto a aquel de una extrema izquierda que, bajo paraguas y amparo del PSOE incapaz de resignarse a perder el poder, nació desde una vocación asamblearia y marginal a raíz de la crisis económica de los países de Occidente, provocada por un intervencionismo marca socialdemócrata. O simplemente demócrata, yendo al otro lado del Atlántico.
Los comicios que se avecinan se llevarán los restos del podemismo como lo que siempre fue: grupúsculo advenedizo salido de cualquier jolgorio estudiantil. Pero lo hará también con un PSOE que, dada su escasa disposición a asumir la alternancia democrática con las fuerzas conservadoras, tendrá a partir de ahora mal acomodo dentro de la política nacional, algo que ya sucedió con partidos afines: socialismo corrupto de Grecia, Italia y Francia. Aunque de tener alguno, ¿será por la senda del extremismo y la radicalización, abandonando cualquier veleidad socialdemócrata para arrojarse a lo zapaterista-sanchista en manos del comunismo bananero de Puebla?
Sin embargo, antes que el futuro de la izquierda, PSOE en lo esencial, importa determinar cuál será la estrategia de la derecha, en particular el PP del candidato Feijóo. No resulta fácil explicar por qué, ante el desastre chapucero del sí es sí, se acude en ayuda de un socialismo parlamentariamente desarbolado, que ha perdido en la práctica sus apoyos necesarios. Socialismo abocado por tanto, con o sin Yolanda Díaz, a una crisis definitiva aquí y ahora.
Se aducirá aquello de la responsabilidad institucional, cantinela de la derecha partitocrática y acomodaticia. Mas por responsabilidad habría que haber puesto al gobierno de Sánchez y PSOE en la tesitura de derogar la ley podemita, abriendo por vía de urgencia la aprobación de otra nueva, con la redacción técnica y jurídica que procediere, pero forzando la ruptura de la coalición que ha sustentado al sanchismo y al PSOE en una legislatura aciaga, resultado de una traidora moción de censura.
¿Qué quiere decir Feijóo con un vago “derogar el sanchismo”, cuando lo procedente sería “derogar” el PSOE? ¿Nos espera un remake estilo Rajoy, con un PP proclive a reeditar el cambalache bipartidista en aras de las instituciones? Es posible que ocurra ya sin Sánchez, si bien a cambio del salvoconducto que, a modo de jordán político y legal, salvaría desde la probada inacción del PP las normas liberticidas que ha hecho aprobar la extrema izquierda con avenencia del PSOE, eterna llave del asunto.
¡Que sí y sí, señor Feijóo, y déjense de ambigüedades similares a la reciente declaración sobre una muy hipotética bajada de impuestos en caso de gobierno popular! De puertas adentro, los representantes del Ministerio Fiscal, por lo común muy institucionales igual que el conjunto del Poder Judicial sobre todo para gozo y albricias del PP, quizá hayan sido puestos al tanto de los propósitos a lo oficialista del candidato conservador. Pero, señor Feijóo, la ciudadanía no escucha, no tiene firme constancia en medio de una labia politiqués por lo demás cansina y desmayada, del compromiso real, reiterado y concreto de suprimir de la primera a la última las leyes ideológicas de Sánchez y el PSOE, que atentan contra la democracia y el Estado de derecho. Desde lo del género y la vivienda a la memoria… “democrática”. Aun a sabiendas de que, ciertamente, para Vd. y la derecha no será camino trillado.
Las elecciones del 28 de mayo supondrán un maremoto, un cambio profundo en la correlación de fuerzas de la política española, viniendo a anunciar el fin del experimento sanchista, junto a aquel de una extrema izquierda que, bajo paraguas y amparo del PSOE incapaz de resignarse a perder el poder, nació desde una vocación asamblearia y marginal a raíz de la crisis económica de los países de Occidente, provocada por un intervencionismo marca socialdemócrata. O simplemente demócrata, yendo al otro lado del Atlántico.
Los comicios que se avecinan se llevarán los restos del podemismo como lo que siempre fue: grupúsculo advenedizo salido de cualquier jolgorio estudiantil. Pero lo hará también con un PSOE que, dada su escasa disposición a asumir la alternancia democrática con las fuerzas conservadoras, tendrá a partir de ahora mal acomodo dentro de la política nacional, algo que ya sucedió con partidos afines: socialismo corrupto de Grecia, Italia y Francia. Aunque de tener alguno, ¿será por la senda del extremismo y la radicalización, abandonando cualquier veleidad socialdemócrata para arrojarse a lo zapaterista-sanchista en manos del comunismo bananero de Puebla?
Sin embargo, antes que el futuro de la izquierda, PSOE en lo esencial, importa determinar cuál será la estrategia de la derecha, en particular el PP del candidato Feijóo. No resulta fácil explicar por qué, ante el desastre chapucero del sí es sí, se acude en ayuda de un socialismo parlamentariamente desarbolado, que ha perdido en la práctica sus apoyos necesarios. Socialismo abocado por tanto, con o sin Yolanda Díaz, a una crisis definitiva aquí y ahora.
Se aducirá aquello de la responsabilidad institucional, cantinela de la derecha partitocrática y acomodaticia. Mas por responsabilidad habría que haber puesto al gobierno de Sánchez y PSOE en la tesitura de derogar la ley podemita, abriendo por vía de urgencia la aprobación de otra nueva, con la redacción técnica y jurídica que procediere, pero forzando la ruptura de la coalición que ha sustentado al sanchismo y al PSOE en una legislatura aciaga, resultado de una traidora moción de censura.
¿Qué quiere decir Feijóo con un vago “derogar el sanchismo”, cuando lo procedente sería “derogar” el PSOE? ¿Nos espera un remake estilo Rajoy, con un PP proclive a reeditar el cambalache bipartidista en aras de las instituciones? Es posible que ocurra ya sin Sánchez, si bien a cambio del salvoconducto que, a modo de jordán político y legal, salvaría desde la probada inacción del PP las normas liberticidas que ha hecho aprobar la extrema izquierda con avenencia del PSOE, eterna llave del asunto.
¡Que sí y sí, señor Feijóo, y déjense de ambigüedades similares a la reciente declaración sobre una muy hipotética bajada de impuestos en caso de gobierno popular! De puertas adentro, los representantes del Ministerio Fiscal, por lo común muy institucionales igual que el conjunto del Poder Judicial sobre todo para gozo y albricias del PP, quizá hayan sido puestos al tanto de los propósitos a lo oficialista del candidato conservador. Pero, señor Feijóo, la ciudadanía no escucha, no tiene firme constancia en medio de una labia politiqués por lo demás cansina y desmayada, del compromiso real, reiterado y concreto de suprimir de la primera a la última las leyes ideológicas de Sánchez y el PSOE, que atentan contra la democracia y el Estado de derecho. Desde lo del género y la vivienda a la memoria… “democrática”. Aun a sabiendas de que, ciertamente, para Vd. y la derecha no será camino trillado.



















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