ZAMORANA
Política preelectoral
Mº Soledad Martín Turiño
El presidente Sánchez ya está haciendo proclamas entusiastas, pese a que la campaña política para las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo comenzará oficialmente en la madrugada del próximo jueves al viernes. Se nos presenta como un redentor a la española que arreglará de un plumazo la carestía de viviendas para jóvenes y familias desfavorecidas con un plan de miles de casas, muchas de las que ya existen en un estado deplorable, otras sin estar siquiera construidas; pero ¡da igual, lo importante es hacer anuncios explosivos, incendiarios… y que se aplauda con fervor porque ¡el Salvador ha llegado!
Anuncia también que el gobierno dotará de un aval de hasta el 20% de la hipoteca para jóvenes y familias con rentas bajas; y por si esto fuera poco, el ultimo bombazo ha sido que el gobierno pagará la mitad de cada billete de Interrail europeo que compren los jóvenes este verano, y les aplicará también descuentos de hasta el 90% en trenes y autobuses nacionales, así como un 50% de rebaja en trenes de alta velocidad. ¡Todos a viajar!
Confieso que cada vez que llega un informativo espero con inquietud y preocupación un nuevo anuncio preelectoral. Pienso que estas tácticas de ir ganado el voto en segmentos de población a los que brinda determinadas prebendas: además de las mencionadas para los jóvenes y las familias vulnerables, ha aprobado una subida del 8,5% para los pensionistas, aumento del salario mínimo interprofesional hasta los 1080 euros y seguirá haciendo anuncios de este tipo, eso es seguro, a pesar de que ni siquiera estén consensuados con la otra parte de su gobierno de coalición que, a veces, se enteran por la prensa de estas entusiastas proclamas.
Cualquier cosa por un voto, por perpetuarse en el poder, por seguir haciendo y deshaciendo de manera unilateral; ¡Sánchez puede con todo!
Espero con impaciencia qué va a ofrecer a un amplio sector de la población rural que está pasando por una grave situación económica, porque, además de que han sido y son los grandes olvidados, la despoblación ha hecho una mella importante en sus vidas, y ahora hay que añadir la carestía de los productos básicos: electricidad, carburante, piensos… a lo que se suma una pertinaz sequía que está perjudicando al ganado y diezmando las cosechas. Los agricultores y ganaderos de este país están desolados, abandonados, esperando unas ayudas imprescindibles para que el sector primario eche a andar y los productos de primera necesidad que generan no sigan encareciendo la lista de la compra, ya de por sí muy depauperada.
Le recordaría al presidente Sánchez una máxima que aprendimos de niños: “primero lo importante, lo secundario después”, para que eche el resto en lo necesario y se comprometa con el mundo rural, con la Sanidad que lleva en declive y cuesta abajo en imparable caída; que se ocupe de la Educación como base imprescindible para el futuro de los jóvenes; que atienda a la Justicia, atascada por huelgas de todos sus profesionales; que invierta en investigación y ciencia aprovechando que contamos con magníficos expertos, que atienda y escuche a la gente de la calle, no ahora en periodo electoral, sino durante lo que le quede de mandato.
Me pregunto: ¿por qué todas estas promesas que hace ahora no las ha llevado a cabo durante el tiempo que lleva en Moncloa? ¿O es que también serán humo y se diluirán como tantas otras dependiendo de quién gane las elecciones? ¿Dónde queda la palabra, las promesas que hizo en Zamora, en el teatro Ramos Carrión, de las muchas prebendas que haría para con nuestra provincia? ¿Qué ha pasado con Monte La Reina, sumida en el silencio más absoluto? ¿Y la refinería de Barcial del Barco?.
Mi escepticismo va en gradual aumento en esta época electoral. Detesto la demagogia, el hablar por hablar, la argucia disfrazada de elocuencia facilona que no conduce a nada. Creo que ser político debería constituir un honor porque representan a mucha gente y por ellos deberían tener una conducta ejemplar. La palabra, en esta época tan devaluada, debería ser de honor, como antes, cuando la gente no precisaba de contratos ni papeles, sino que con un apretón de manos se zanjaba un negocio, porque entonces la “palabra de honor” constituía una garantía.
Si me he referido al presidente Sánchez es porque desde la elevada posición política que ostenta, aún es más grave que prometa y no cumpla; pero mis argumentos se extienden a todos los líderes que veremos en los próximos días, sin distinción ni color político, porque cuando algo se hace mal, perjudica a la gente o juega con su futuro, es igualmente reprobable.
Solo espero que antes de pronunciar un discurso en clave electoral, se detengan un instante y recuerden que con las personas no se juega, que ya todos somos mayores y conocemos el truco de sacar cualquier cosa de la chistera; porque este país necesita políticos de verdad y no magos de feria.
El presidente Sánchez ya está haciendo proclamas entusiastas, pese a que la campaña política para las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo comenzará oficialmente en la madrugada del próximo jueves al viernes. Se nos presenta como un redentor a la española que arreglará de un plumazo la carestía de viviendas para jóvenes y familias desfavorecidas con un plan de miles de casas, muchas de las que ya existen en un estado deplorable, otras sin estar siquiera construidas; pero ¡da igual, lo importante es hacer anuncios explosivos, incendiarios… y que se aplauda con fervor porque ¡el Salvador ha llegado!
Anuncia también que el gobierno dotará de un aval de hasta el 20% de la hipoteca para jóvenes y familias con rentas bajas; y por si esto fuera poco, el ultimo bombazo ha sido que el gobierno pagará la mitad de cada billete de Interrail europeo que compren los jóvenes este verano, y les aplicará también descuentos de hasta el 90% en trenes y autobuses nacionales, así como un 50% de rebaja en trenes de alta velocidad. ¡Todos a viajar!
Confieso que cada vez que llega un informativo espero con inquietud y preocupación un nuevo anuncio preelectoral. Pienso que estas tácticas de ir ganado el voto en segmentos de población a los que brinda determinadas prebendas: además de las mencionadas para los jóvenes y las familias vulnerables, ha aprobado una subida del 8,5% para los pensionistas, aumento del salario mínimo interprofesional hasta los 1080 euros y seguirá haciendo anuncios de este tipo, eso es seguro, a pesar de que ni siquiera estén consensuados con la otra parte de su gobierno de coalición que, a veces, se enteran por la prensa de estas entusiastas proclamas.
Cualquier cosa por un voto, por perpetuarse en el poder, por seguir haciendo y deshaciendo de manera unilateral; ¡Sánchez puede con todo!
Espero con impaciencia qué va a ofrecer a un amplio sector de la población rural que está pasando por una grave situación económica, porque, además de que han sido y son los grandes olvidados, la despoblación ha hecho una mella importante en sus vidas, y ahora hay que añadir la carestía de los productos básicos: electricidad, carburante, piensos… a lo que se suma una pertinaz sequía que está perjudicando al ganado y diezmando las cosechas. Los agricultores y ganaderos de este país están desolados, abandonados, esperando unas ayudas imprescindibles para que el sector primario eche a andar y los productos de primera necesidad que generan no sigan encareciendo la lista de la compra, ya de por sí muy depauperada.
Le recordaría al presidente Sánchez una máxima que aprendimos de niños: “primero lo importante, lo secundario después”, para que eche el resto en lo necesario y se comprometa con el mundo rural, con la Sanidad que lleva en declive y cuesta abajo en imparable caída; que se ocupe de la Educación como base imprescindible para el futuro de los jóvenes; que atienda a la Justicia, atascada por huelgas de todos sus profesionales; que invierta en investigación y ciencia aprovechando que contamos con magníficos expertos, que atienda y escuche a la gente de la calle, no ahora en periodo electoral, sino durante lo que le quede de mandato.
Me pregunto: ¿por qué todas estas promesas que hace ahora no las ha llevado a cabo durante el tiempo que lleva en Moncloa? ¿O es que también serán humo y se diluirán como tantas otras dependiendo de quién gane las elecciones? ¿Dónde queda la palabra, las promesas que hizo en Zamora, en el teatro Ramos Carrión, de las muchas prebendas que haría para con nuestra provincia? ¿Qué ha pasado con Monte La Reina, sumida en el silencio más absoluto? ¿Y la refinería de Barcial del Barco?.
Mi escepticismo va en gradual aumento en esta época electoral. Detesto la demagogia, el hablar por hablar, la argucia disfrazada de elocuencia facilona que no conduce a nada. Creo que ser político debería constituir un honor porque representan a mucha gente y por ellos deberían tener una conducta ejemplar. La palabra, en esta época tan devaluada, debería ser de honor, como antes, cuando la gente no precisaba de contratos ni papeles, sino que con un apretón de manos se zanjaba un negocio, porque entonces la “palabra de honor” constituía una garantía.
Si me he referido al presidente Sánchez es porque desde la elevada posición política que ostenta, aún es más grave que prometa y no cumpla; pero mis argumentos se extienden a todos los líderes que veremos en los próximos días, sin distinción ni color político, porque cuando algo se hace mal, perjudica a la gente o juega con su futuro, es igualmente reprobable.
Solo espero que antes de pronunciar un discurso en clave electoral, se detengan un instante y recuerden que con las personas no se juega, que ya todos somos mayores y conocemos el truco de sacar cualquier cosa de la chistera; porque este país necesita políticos de verdad y no magos de feria.



















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