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¿Quién está quemando Francia?
Francisco José Alonso Rodríguez
Son Jóvenes de entre 14 y 17 años, muy organizados por redes sociales y desarraigados hijos de las grandes periferias y muy idealizados e instruidos. Habiendo nacido en Francia no se sienten franceses.
La Policía en sus informes internos señala que se trata de personas muy jóvenes, de entre 14 y 18 años, ya que la mayoría de los detenidos tienen esa edad, también han detectado chicos más jóvenes, incluso de 12 años, la policía ha manifestado que son muy ágiles al moverse por los escenarios urbanos donde intentan crear el caos y que tienen objetivos claros, que deciden en chats y aplicaciones digitales, teniendo un dominio de los mismos que les sirven para difundir las hazañas en sus actos y asegurarse con ellos en captar a más personas a sumarse a las algaradas.
La muerte en NANTERRE, de un joven de 17 años abatido por un policía (no por la policía en plural) cuando intentaba escapar de un control de tráfico el 27 de junio, ha servido de excusa para una insurrección que se ha esparcido por todo Francia con violencia extrema contra la policía yo diría más que contra la policía en sí, contra la misma Francia que no la sienten como su País.
Culpo a una persona “dice la madre del adolescente asesinado por un policía mientras hay cientos de detenidos por las protestas (insurrección) están quemando Francia con un ultraje a sus Instituciones, quemando, vehículos, edificios privados y Públicos, saqueando tiendas, algunas armerías apoderándose de armas de fuego y lo último la casa de un Alcalde donde estaba la mujer y dos niños pequeños con peligro para sus vidas. Esto no podemos considerar que es cosa organizada solo por jóvenes de entre 14 y 17 años. Los destrozos y daños son incalculables, así como la credibilidad que está soportando Francia.
En 2005 los disturbios duraron casi tres semanas. En aquel momento, el primer ministro, Dominigue de Villepin reactivó el estado de emergencia de 1955, que se había utilizado en plena guerra de Argelia, Con la vuelta de la ley y el orden, desaparecieron las promesas de soluciones y la desguetización de los barrios un gran problema enquistado hoy día en las grandes Ciudades de Europa. Recordemos el refrán “Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”.
Las mismas causas producen los mismos efectos (en todo Europa). Los problemas sociales, la pobreza, el desempleo la precariedad laboral, el fracaso escolar con el consiguiente abandono de los estudios son causas estructurales a las que se superponen las etnorraciales, con ese sentimiento de exclusión que le acompaña, el racismo, la islamofobia, las discriminaciones de todo tipo, en particular los controles conocidos como por el color de la piel.
Hoy nos encontramos en pleno desarrollo y auge de la revolución digital y la contra-comunicación, la utilización de los teléfonos móviles para gravar los actos violentos y mostrarlos a la opinión pública como trofeos y como medio para buscar nuevos incondicionales a su causa de provocar desordenes y violencia.
Dos Fiscales de profesión Eduardo Fungariño y Ruy Giuliani solían decir y dirían en este caso. Es resultado de las “Políticas del buenismo y sobre todo de la tolerancia hacia el delito”.
Todos estos movimientos que quieren implantar el desorden y la violencia están unidos por el “odio que sienten hacia a las Instituciones.”
Son Jóvenes de entre 14 y 17 años, muy organizados por redes sociales y desarraigados hijos de las grandes periferias y muy idealizados e instruidos. Habiendo nacido en Francia no se sienten franceses.
La Policía en sus informes internos señala que se trata de personas muy jóvenes, de entre 14 y 18 años, ya que la mayoría de los detenidos tienen esa edad, también han detectado chicos más jóvenes, incluso de 12 años, la policía ha manifestado que son muy ágiles al moverse por los escenarios urbanos donde intentan crear el caos y que tienen objetivos claros, que deciden en chats y aplicaciones digitales, teniendo un dominio de los mismos que les sirven para difundir las hazañas en sus actos y asegurarse con ellos en captar a más personas a sumarse a las algaradas.
La muerte en NANTERRE, de un joven de 17 años abatido por un policía (no por la policía en plural) cuando intentaba escapar de un control de tráfico el 27 de junio, ha servido de excusa para una insurrección que se ha esparcido por todo Francia con violencia extrema contra la policía yo diría más que contra la policía en sí, contra la misma Francia que no la sienten como su País.
Culpo a una persona “dice la madre del adolescente asesinado por un policía mientras hay cientos de detenidos por las protestas (insurrección) están quemando Francia con un ultraje a sus Instituciones, quemando, vehículos, edificios privados y Públicos, saqueando tiendas, algunas armerías apoderándose de armas de fuego y lo último la casa de un Alcalde donde estaba la mujer y dos niños pequeños con peligro para sus vidas. Esto no podemos considerar que es cosa organizada solo por jóvenes de entre 14 y 17 años. Los destrozos y daños son incalculables, así como la credibilidad que está soportando Francia.
En 2005 los disturbios duraron casi tres semanas. En aquel momento, el primer ministro, Dominigue de Villepin reactivó el estado de emergencia de 1955, que se había utilizado en plena guerra de Argelia, Con la vuelta de la ley y el orden, desaparecieron las promesas de soluciones y la desguetización de los barrios un gran problema enquistado hoy día en las grandes Ciudades de Europa. Recordemos el refrán “Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”.
Las mismas causas producen los mismos efectos (en todo Europa). Los problemas sociales, la pobreza, el desempleo la precariedad laboral, el fracaso escolar con el consiguiente abandono de los estudios son causas estructurales a las que se superponen las etnorraciales, con ese sentimiento de exclusión que le acompaña, el racismo, la islamofobia, las discriminaciones de todo tipo, en particular los controles conocidos como por el color de la piel.
Hoy nos encontramos en pleno desarrollo y auge de la revolución digital y la contra-comunicación, la utilización de los teléfonos móviles para gravar los actos violentos y mostrarlos a la opinión pública como trofeos y como medio para buscar nuevos incondicionales a su causa de provocar desordenes y violencia.
Dos Fiscales de profesión Eduardo Fungariño y Ruy Giuliani solían decir y dirían en este caso. Es resultado de las “Políticas del buenismo y sobre todo de la tolerancia hacia el delito”.
Todos estos movimientos que quieren implantar el desorden y la violencia están unidos por el “odio que sienten hacia a las Instituciones.”



















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