ZAMORANA
Debate sobre territorialidad y lingüística
Mº Soledad Martín Turiño
De nuevo otro debate, esta vez en la televisión pública, en horario de máxima audiencia y a siete bandas. Estaban representados los partidos del PSOE: Patxi López, PP: Cuca Gamarra, Vox: Iván Espinosa de los Monteros, Sumar: Aina Vidal, ERC: Gabriel Rufián, PNV: Aitor Esteban y EH Bildu: Oskar Matute.
Todos debatieron en relación con los temas que el moderador les iba proponiendo, tal y como ocurre en este tipo de encuentros; aunque hubo una manifiesta intención por parte de los partidos nacionalistas de tratar especialmente lo que a ellos les afecta. Como ya nos tienen acostumbrados, los representantes de País Vasco y Cataluña no ocultan su intención de pedir un referéndum para sus territorios, y amparan su reivindicación en una tradición histórica que debe tenerse en cuenta; eso sí, aceptan sin rechistar las partidas correspondientes de los presupuestos Generales del Estado, o los generosos euros de Europa; ponen la mano para recibir del Estado y luego reniegan de él.
Estos privilegios que prácticamente todos los gobiernos han otorgado a las dos comunidades autónomas mencionadas: P. Vasco y Cataluña, a cambio de sus votos, ha sido una constante a lo largo de los años, aunque su pretensión sigue siendo la de separarse de esa España que les otorga prebendas exclusivas de las que otras CCAA carecen.
Otro de los temas que va ligado a este anhelado separatismo del estado español tiene que ver con la defensa de sus lenguas, en muchos casos impidiendo que el español sea cooficial con la lengua local. En este sentido, mencionaron en el debate únicamente la defensa de las lenguas de: P. Vasco, Cataluña y Galicia, haciendo una mención intrusiva por parte del sr. Rufián a la inclusión de la lengua catalana en Valencia que ya tiene la suya propia: el valenciano, y no precisa ser fagocitada por la catalana.
En este sentido y hablando de las lenguas cooficiales, enseguida pensé en el desconocimiento que tienen los representantes de estos partidos políticos de otras lenguas habladas en nuestro país, pero silenciadas por la mayoría; me refiero al bable o al leonés.
La creación de las comunidades autónomas a raíz de la Constitución de 1978 dividió de forma radical las cincuenta provincias, más las dos ciudades autónomas: Ceuta y Melilla, integrándolas en comunidades autónomas, ya fueran uniprovinciales (Asturias, Baleares, Cantabria, Navarra, Región de Murcia, Madrid, La Rioja), o multiprovinciales (Andalucía con 8 provincias y Castilla y León con 9). De este modo se conformó un mapa autonómico que nada tenía que ver con la división territorial que habíamos estudiado en las escuelas; y aquí sí quisiera hacer referencia a estas dos comunidades autónomas que tanta repercusión tuvieron en la historia de España; me refiero al Principado de Asturias (la comunidad autónoma más vieja de España), y a la mal denominada Castilla y León. Estos últimos fueron dos reinos medievales ligados por una conjunción errada que pretende unir siglos de historia, tradición y cultura diferentes.
El reino de León fue fundado en el año 910, siendo rey García I, y continuaron dinastías de reyes hasta el año 1230 con el rey Alfonso IX; si bien en el periodo de 1037 a 1109 reinaron simultáneamente en Castilla y León Fernando I el Magno, Sancho II el Fuerte y Alfonso VI el Bravo.
Sin embargo, Castilla surgió como entidad política autónoma en el siglo IX bajo la forma de condado vasallo de León, no alcanzando la categoría de reino hasta el siglo XI.
Estos dos pueblos no tuvieron buenas relaciones, ya que desde el año 1037 hasta 1218 se libraron diez guerras entre castellanos y leoneses. De hecho, aún quedan vestigios de estas luchas en los restos de los castillos de Castronuevo de los Arcos y Belver de los Montes, fortalezas zamoranas construidas para la defensa de la frontera del Reino de León frente a Castilla en la Edad Media.
La historia no puede contradecirse porque está escrita, y no cambia porque, debido a intereses políticos concretos se pretenda unir lo que fueron dos reinos o dos pueblos diferentes que tuvieron su lugar en el tiempo, cada cual con intereses diferentes. Así pues, la llamada comunidad de Castilla y León no es tal, ya que deberíamos diferenciar la autonomía del reino de León con sus tres provincias: León, Zamora y Salamanca. En este sentido, la recuperación lingüística del leonés, que se está llevando a cabo desde hace un tiempo, pretende dar visibilidad a una región histórica, un reino, que tuvo gran importancia en España durante siglos.
Por tanto, y retomando el tema del debate, rogaría a los candidatos que alguna vez tuvieran en cuenta que este país es mucho más que dos comunidades independentistas a las que hay que contentar; les diría que la riqueza lingüística de los territorios que hablan, además el español, sus lenguas autóctonas, es cultura, patrimonio y riqueza. Les diría que revisaran la historia y respetaran la integridad de la región leonesa, con su lengua y características propias que poco tiene que ver con la castellana, aunque las hayan metido en el mismo saco. Les diría que el hecho de reivindicar como autonomía única a la región leonesa no implica que nadie quiera separarse de España, muy al contrario, los leoneses queremos seguir formando parte del territorio nacional, porque además de leoneses, somos españoles, algo que no todos los habitantes de las comunidades autónomas de este país ni piensan ni sienten.
De nuevo otro debate, esta vez en la televisión pública, en horario de máxima audiencia y a siete bandas. Estaban representados los partidos del PSOE: Patxi López, PP: Cuca Gamarra, Vox: Iván Espinosa de los Monteros, Sumar: Aina Vidal, ERC: Gabriel Rufián, PNV: Aitor Esteban y EH Bildu: Oskar Matute.
Todos debatieron en relación con los temas que el moderador les iba proponiendo, tal y como ocurre en este tipo de encuentros; aunque hubo una manifiesta intención por parte de los partidos nacionalistas de tratar especialmente lo que a ellos les afecta. Como ya nos tienen acostumbrados, los representantes de País Vasco y Cataluña no ocultan su intención de pedir un referéndum para sus territorios, y amparan su reivindicación en una tradición histórica que debe tenerse en cuenta; eso sí, aceptan sin rechistar las partidas correspondientes de los presupuestos Generales del Estado, o los generosos euros de Europa; ponen la mano para recibir del Estado y luego reniegan de él.
Estos privilegios que prácticamente todos los gobiernos han otorgado a las dos comunidades autónomas mencionadas: P. Vasco y Cataluña, a cambio de sus votos, ha sido una constante a lo largo de los años, aunque su pretensión sigue siendo la de separarse de esa España que les otorga prebendas exclusivas de las que otras CCAA carecen.
Otro de los temas que va ligado a este anhelado separatismo del estado español tiene que ver con la defensa de sus lenguas, en muchos casos impidiendo que el español sea cooficial con la lengua local. En este sentido, mencionaron en el debate únicamente la defensa de las lenguas de: P. Vasco, Cataluña y Galicia, haciendo una mención intrusiva por parte del sr. Rufián a la inclusión de la lengua catalana en Valencia que ya tiene la suya propia: el valenciano, y no precisa ser fagocitada por la catalana.
En este sentido y hablando de las lenguas cooficiales, enseguida pensé en el desconocimiento que tienen los representantes de estos partidos políticos de otras lenguas habladas en nuestro país, pero silenciadas por la mayoría; me refiero al bable o al leonés.
La creación de las comunidades autónomas a raíz de la Constitución de 1978 dividió de forma radical las cincuenta provincias, más las dos ciudades autónomas: Ceuta y Melilla, integrándolas en comunidades autónomas, ya fueran uniprovinciales (Asturias, Baleares, Cantabria, Navarra, Región de Murcia, Madrid, La Rioja), o multiprovinciales (Andalucía con 8 provincias y Castilla y León con 9). De este modo se conformó un mapa autonómico que nada tenía que ver con la división territorial que habíamos estudiado en las escuelas; y aquí sí quisiera hacer referencia a estas dos comunidades autónomas que tanta repercusión tuvieron en la historia de España; me refiero al Principado de Asturias (la comunidad autónoma más vieja de España), y a la mal denominada Castilla y León. Estos últimos fueron dos reinos medievales ligados por una conjunción errada que pretende unir siglos de historia, tradición y cultura diferentes.
El reino de León fue fundado en el año 910, siendo rey García I, y continuaron dinastías de reyes hasta el año 1230 con el rey Alfonso IX; si bien en el periodo de 1037 a 1109 reinaron simultáneamente en Castilla y León Fernando I el Magno, Sancho II el Fuerte y Alfonso VI el Bravo.
Sin embargo, Castilla surgió como entidad política autónoma en el siglo IX bajo la forma de condado vasallo de León, no alcanzando la categoría de reino hasta el siglo XI.
Estos dos pueblos no tuvieron buenas relaciones, ya que desde el año 1037 hasta 1218 se libraron diez guerras entre castellanos y leoneses. De hecho, aún quedan vestigios de estas luchas en los restos de los castillos de Castronuevo de los Arcos y Belver de los Montes, fortalezas zamoranas construidas para la defensa de la frontera del Reino de León frente a Castilla en la Edad Media.
La historia no puede contradecirse porque está escrita, y no cambia porque, debido a intereses políticos concretos se pretenda unir lo que fueron dos reinos o dos pueblos diferentes que tuvieron su lugar en el tiempo, cada cual con intereses diferentes. Así pues, la llamada comunidad de Castilla y León no es tal, ya que deberíamos diferenciar la autonomía del reino de León con sus tres provincias: León, Zamora y Salamanca. En este sentido, la recuperación lingüística del leonés, que se está llevando a cabo desde hace un tiempo, pretende dar visibilidad a una región histórica, un reino, que tuvo gran importancia en España durante siglos.
Por tanto, y retomando el tema del debate, rogaría a los candidatos que alguna vez tuvieran en cuenta que este país es mucho más que dos comunidades independentistas a las que hay que contentar; les diría que la riqueza lingüística de los territorios que hablan, además el español, sus lenguas autóctonas, es cultura, patrimonio y riqueza. Les diría que revisaran la historia y respetaran la integridad de la región leonesa, con su lengua y características propias que poco tiene que ver con la castellana, aunque las hayan metido en el mismo saco. Les diría que el hecho de reivindicar como autonomía única a la región leonesa no implica que nadie quiera separarse de España, muy al contrario, los leoneses queremos seguir formando parte del territorio nacional, porque además de leoneses, somos españoles, algo que no todos los habitantes de las comunidades autónomas de este país ni piensan ni sienten.


















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