HABLEMOS
Vox y política mediática
Carlos Domínguez
![[Img #80463]](https://eldiadezamora.es/upload/images/07_2023/2226_zamora.jpg)
Los resultados del partido de Abascal en las generales son de desastre por no decir catástrofe, según confirma su práctico barrido en Castilla y León, región que por idiosincrasia social y política debería ser para Vox bastión inexpugnable. Infinitos son los errores de una formación que, de perseverar, se halla abocada a idéntico fin que Ciudadanos, incluso gozando éste como gozó de una mejor situación en lo electoral y organizativo.
Ideario, programa y cuadros solventes representan las grandes carencias de Vox. Pero, hablando de errores, es imposible ignorar una política mediática calamitosa, que le llevó no hace tanto a arrojarse en brazos de algún grupito mediático y, a menudo, en los de quienes no tienen reparo en alardear de antiguos antifranquistas, así como de haber oficiado de comunistas, maoístas o lo que se terciara dadas las muchas marcas de la vieja/nueva izquierda, en su caso siempre chic y de clase media. Ahora suelen airear su militancia liberal, haciendo gala de particular coherencia.
No es fácil entender que un Abascal denostado últimamente hasta la náusea por tan fiables altavocías, haya carecido de alternativa igual que de presencia eficaz en los medios, fuera de cualquier tertulia marginal, y que en ocasiones parece haber sido la mejor tribuna, cierto que cada vez más esporádica, para las candidaturas de Vox en los pasados comicios. ¿Acaso el partido que, sólo de momento, sigue siendo tercera fuerza nacional pretende seguir siéndolo y, a lo que se ve después del fiasco, sobrevivir gracias a semejante ropón mediático, con púlpitos a lo cogollito que confirman a diario lo que se es y naturalmente se fue, en un periplo tan variopinto como mortificante?
Mientras, con un ir y venir marginal toca lo que toca. Mas la ciudadanía y la opinión pública habrán de preguntarse por el tanto de culpa de algunos “opinadores”, simples divulgadores y propagandistas de la talla consabida, en el descalabro de la única fuerza que podía garantizar el ramplón y propalado objetivo de “¡echar a Sánchez!”. Desde eslogan tan mísero y cicatero, ataque y crítica sin tasa contribuyeron a la pérdida de diecinueve escaños, que lo eran del bloque antiPSOE. Han faltado cinco o seis raspados para la mayoría absoluta. ¿Tendrán a bien un mínimo examen de conciencia? Difícilmente. Con todo, por aquí y en esta humilde columna mañana hablaremos del batacazo del Gran Gestor, así como de su ilusionante proyecto de futuro para la derecha conservadora.
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Los resultados del partido de Abascal en las generales son de desastre por no decir catástrofe, según confirma su práctico barrido en Castilla y León, región que por idiosincrasia social y política debería ser para Vox bastión inexpugnable. Infinitos son los errores de una formación que, de perseverar, se halla abocada a idéntico fin que Ciudadanos, incluso gozando éste como gozó de una mejor situación en lo electoral y organizativo.
Ideario, programa y cuadros solventes representan las grandes carencias de Vox. Pero, hablando de errores, es imposible ignorar una política mediática calamitosa, que le llevó no hace tanto a arrojarse en brazos de algún grupito mediático y, a menudo, en los de quienes no tienen reparo en alardear de antiguos antifranquistas, así como de haber oficiado de comunistas, maoístas o lo que se terciara dadas las muchas marcas de la vieja/nueva izquierda, en su caso siempre chic y de clase media. Ahora suelen airear su militancia liberal, haciendo gala de particular coherencia.
No es fácil entender que un Abascal denostado últimamente hasta la náusea por tan fiables altavocías, haya carecido de alternativa igual que de presencia eficaz en los medios, fuera de cualquier tertulia marginal, y que en ocasiones parece haber sido la mejor tribuna, cierto que cada vez más esporádica, para las candidaturas de Vox en los pasados comicios. ¿Acaso el partido que, sólo de momento, sigue siendo tercera fuerza nacional pretende seguir siéndolo y, a lo que se ve después del fiasco, sobrevivir gracias a semejante ropón mediático, con púlpitos a lo cogollito que confirman a diario lo que se es y naturalmente se fue, en un periplo tan variopinto como mortificante?
Mientras, con un ir y venir marginal toca lo que toca. Mas la ciudadanía y la opinión pública habrán de preguntarse por el tanto de culpa de algunos “opinadores”, simples divulgadores y propagandistas de la talla consabida, en el descalabro de la única fuerza que podía garantizar el ramplón y propalado objetivo de “¡echar a Sánchez!”. Desde eslogan tan mísero y cicatero, ataque y crítica sin tasa contribuyeron a la pérdida de diecinueve escaños, que lo eran del bloque antiPSOE. Han faltado cinco o seis raspados para la mayoría absoluta. ¿Tendrán a bien un mínimo examen de conciencia? Difícilmente. Con todo, por aquí y en esta humilde columna mañana hablaremos del batacazo del Gran Gestor, así como de su ilusionante proyecto de futuro para la derecha conservadora.

















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