ZAMORANA
Bienvenido septiembre
Mº Soledad Martín Turiño
Agosto es tiempo de vacaciones, pero también de fiestas populares; raro es el pueblo, por pequeño que sea, que no celebre las fiestas de su patrón/a con diferentes actividades lúdicas en estas fechas en que los forasteros llenan con su presencia las villas que, una vez finalizado el mes, volverán a gozar de su soledad y el aislamiento de siempre.
Con septiembre llegará la actividad en todos los ámbitos: niños y jóvenes volverán a las aulas de colegios y universidades; la política nos preparará para un otoño caliente con pactos, difíciles investiduras y una situación de parón e incertidumbre hasta que se forme el nuevo gobierno que afecta de lleno a proyectos y leyes que permanecen dormidas en un cajón hasta retomarlas y ponerlas en práctica, lo que implica que muchas personas afectadas estén pendientes de tales resoluciones.
Además, pese a que aún haya gente de vacaciones, con septiembre se retoma la actividad oficial en todos los ámbitos: políticos, funcionariales, administrativos, judiciales, educativos etc. y con este mes llegan también las colecciones de todo tipo que se exponen en los quioscos de prensa donde conviven libros, minerales, camiones, muñecos, y toda una suerte de muestrarios de lo más variopinto que dejan en segundo plano al que sería el gran protagonista de estas casetas, que son los periódicos y las revistas.
Lo que nadie puede paliar es el tedio que implica retomar la actividad. Las vacaciones han sido un paréntesis, un interludio de descanso, un olvido de preocupaciones que siguen ahí donde las dejamos antes de marchar; y, por eso, la no resolución de conflictos es lo que causa esa desgana primera hasta que volvemos a imbuirnos en el día a día en el punto que lo dejamos.
Septiembre es, al igual que enero, el mes de las cuestas empinadas; parece que la cesta de la compra es aún más cara, y como la gente retorna de sus vacaciones con la cartera vacía, los supermercados hacen un esfuerzo para proponer ofertas de 3x2 y productos con descuento para que llenar la nevera resulte menos costoso. Los libros y el material escolar amenazan también con desestabilizar la economía de los padres y, de nuevo, hay que hacer malabares para que la conciliación laboral y familiar sea un hecho; para eso muchos recurren a las clases extraescolares que, con sus variadas actividades, atienden a los niños hasta que sus padres pueden reunirse con ellos tras el obligado horario de trabajo.
Este mes se caracteriza asimismo por hacer un listado de propósitos: retomar el gimnasio, apuntarse a clases, donar a alguna ONG, adelgazar esos kilos acumulados en las siestas después de comer, las copas de la noche o las copiosas comidas de barbacoas, picnics o chiringuitos de playas.
El tiempo transcurre más rápido de lo que debería, y eso es un hecho que percibimos sobre todo aquellos que transitamos por la mediana edad, cuando los días y las semanas se van sin apenas darnos cuenta.
Septiembre asoma a la puerta y hemos de prepararnos para dejarle entrar con todo el cargamento de enardecida actividad que nos espera; al menos estaremos entretenidos.
Agosto es tiempo de vacaciones, pero también de fiestas populares; raro es el pueblo, por pequeño que sea, que no celebre las fiestas de su patrón/a con diferentes actividades lúdicas en estas fechas en que los forasteros llenan con su presencia las villas que, una vez finalizado el mes, volverán a gozar de su soledad y el aislamiento de siempre.
Con septiembre llegará la actividad en todos los ámbitos: niños y jóvenes volverán a las aulas de colegios y universidades; la política nos preparará para un otoño caliente con pactos, difíciles investiduras y una situación de parón e incertidumbre hasta que se forme el nuevo gobierno que afecta de lleno a proyectos y leyes que permanecen dormidas en un cajón hasta retomarlas y ponerlas en práctica, lo que implica que muchas personas afectadas estén pendientes de tales resoluciones.
Además, pese a que aún haya gente de vacaciones, con septiembre se retoma la actividad oficial en todos los ámbitos: políticos, funcionariales, administrativos, judiciales, educativos etc. y con este mes llegan también las colecciones de todo tipo que se exponen en los quioscos de prensa donde conviven libros, minerales, camiones, muñecos, y toda una suerte de muestrarios de lo más variopinto que dejan en segundo plano al que sería el gran protagonista de estas casetas, que son los periódicos y las revistas.
Lo que nadie puede paliar es el tedio que implica retomar la actividad. Las vacaciones han sido un paréntesis, un interludio de descanso, un olvido de preocupaciones que siguen ahí donde las dejamos antes de marchar; y, por eso, la no resolución de conflictos es lo que causa esa desgana primera hasta que volvemos a imbuirnos en el día a día en el punto que lo dejamos.
Septiembre es, al igual que enero, el mes de las cuestas empinadas; parece que la cesta de la compra es aún más cara, y como la gente retorna de sus vacaciones con la cartera vacía, los supermercados hacen un esfuerzo para proponer ofertas de 3x2 y productos con descuento para que llenar la nevera resulte menos costoso. Los libros y el material escolar amenazan también con desestabilizar la economía de los padres y, de nuevo, hay que hacer malabares para que la conciliación laboral y familiar sea un hecho; para eso muchos recurren a las clases extraescolares que, con sus variadas actividades, atienden a los niños hasta que sus padres pueden reunirse con ellos tras el obligado horario de trabajo.
Este mes se caracteriza asimismo por hacer un listado de propósitos: retomar el gimnasio, apuntarse a clases, donar a alguna ONG, adelgazar esos kilos acumulados en las siestas después de comer, las copas de la noche o las copiosas comidas de barbacoas, picnics o chiringuitos de playas.
El tiempo transcurre más rápido de lo que debería, y eso es un hecho que percibimos sobre todo aquellos que transitamos por la mediana edad, cuando los días y las semanas se van sin apenas darnos cuenta.
Septiembre asoma a la puerta y hemos de prepararnos para dejarle entrar con todo el cargamento de enardecida actividad que nos espera; al menos estaremos entretenidos.



















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