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Por un futuro no machista
Alfonso J. Vázquez Vaamonde
![[Img #82909]](https://eldiadezamora.es/upload/images/10_2023/8297_alfonso-j-vazquez-vaamonde.jpg)
¿Dónde empieza la educación micromachista? En el subconsciente machista de las víctimas.
Cuando nos preocupamos más porque vaya guapa nuestra hija que nuestro hijo.
Cuando le decimos más veces a nuestra hija ¡qué guapa eres! que a nuestro hijo
Cuando le decimos más veces a nuestro hijo ¡qué listo eres! que a nuestra hija
Cuando le perdonamos más fácilmente a nuestro hijo que sea un sucio y un desordenado.
Cuanto a la hora de llevar los paquetes le damos más a nuestro hijo que a nuestra hija
Cuando le enseñamos algo relativo a la cocina antes a nuestra hija que a nuestro hijo.
Cuando le enseñamos a nuestra hija a coser un botón, pero no le enseñamos a nuestro hijo.
Cuando le enseñamos a hacer punto de cruz a nuestra hija y no le enseñamos a nuestro hijo.
Cuando le enseñamos a hacer “petit point” a nuestra hija y no le enseñamos a nuestro hijo.
Cuando le enseñamos a empalmar los hilos de la luz a nuestro hijo y no a nuestra hija
Cuando le enseñamos a manejar la sierra de madera o metal a nuestro hijo y no a nuestra hija
Cuando le enseñamos a apretar tornillos a nuestro hijo y no a nuestra hija
Cuando le enseñamos a clavar clavos a nuestro hijo y no a nuestra hija
Cuando le enseñamos a utilizar la taladradora a nuestro hijo y no a nuestra hija
Cuando le enseñamos a lavar la ropa a nuestra hija y no a nuestro hijo.
Cuando le enseñamos a poner la lavadora o el lavavajillas a nuestra hija y no a nuestro hijo.
Cuando enseñamos a freír un huevo o una tortilla francesa a nuestra hija y no a nuestro hijo
Cuando le enseñamos a preparar un café o un te nuestra hija y no a nuestro hijo.
Cuando le enseñamos a poner bien la mesa y los cubiertos a nuestra hija y no a nuestro hijo
Cuando le pedimos que ayude a llevar la comida a la mesa a nuestra hija y no a nuestro hijo
Cuando le pedimos a nuestra hija que ayude recoger la mesa y no se lo pedimos nuestro hijo
Cuando le enseñamos a hacer cualquier actividad de costura a nuestra hija y no a nuestro hijo.
Cuando le servimos un café a nuestro marido y nunca le pedimos que lo prepare el
Cuando eres tú quien limpia el suelo o lo hace tu hija y nunca lo hacen ni tu marido ni tu hijo
Cuando eres tú o tu hija quien arregla la cocina después de comer y nunca tu marido ni tu hijo
Cuando eres tú o tu hija quien limpia el polvo de los muebles y nunca tu marido ni tu hijo.
Cuando eres tú quien quita las cosas que están en el medio y nunca quien las dejó en el medio
Cuando eres tú quien plancha o le enseñas a tu hija, pero nunca aprenden tu marido ni tu hijo Cuando tú limpias los cuartos de baño y nunca lo hacen tu marido o tu hijo, aunque los usan
Cuando eres tú o tu hija quien riega las plantas y no tu marido o tu hijo que disfrutan de ellas
Cuando eres tú quien controla que haya comida en casa y no tu marido ni tu hijo
Cuando eres tú o con tu hija quien va a hacer la compra y no tu marido, ni tú con tu hijo
Cuando eres tú quien sabe lo que cuestan las cosas y no tu marido y tu hijo que solo las comen
Cuando eres tú quien lleva el control de medicinas y vacunas y no el padre de vuestros hijos
Cuando eres tú quien lleva a los niños al médico y nunca lo hace el padre de vuestros hijos
Cuando eres tú quien lleva a los niños al colegio y los trae y nunca el padre de vuestros hijos
Cuando eres tú quien va a las reuniones de padres y madres y nunca el padre de vuestros hijos
Cuando eres tú o tu hija quien limpia los cristales de las ventanas y no tu marido ni tu hijo.
La lista es más larga, pero ya hay bastante tarea para empezar a enmendar la situación.
![[Img #82909]](https://eldiadezamora.es/upload/images/10_2023/8297_alfonso-j-vazquez-vaamonde.jpg)
¿Dónde empieza la educación micromachista? En el subconsciente machista de las víctimas.
Cuando nos preocupamos más porque vaya guapa nuestra hija que nuestro hijo.
Cuando le decimos más veces a nuestra hija ¡qué guapa eres! que a nuestro hijo
Cuando le decimos más veces a nuestro hijo ¡qué listo eres! que a nuestra hija
Cuando le perdonamos más fácilmente a nuestro hijo que sea un sucio y un desordenado.
Cuanto a la hora de llevar los paquetes le damos más a nuestro hijo que a nuestra hija
Cuando le enseñamos algo relativo a la cocina antes a nuestra hija que a nuestro hijo.
Cuando le enseñamos a nuestra hija a coser un botón, pero no le enseñamos a nuestro hijo.
Cuando le enseñamos a hacer punto de cruz a nuestra hija y no le enseñamos a nuestro hijo.
Cuando le enseñamos a hacer “petit point” a nuestra hija y no le enseñamos a nuestro hijo.
Cuando le enseñamos a empalmar los hilos de la luz a nuestro hijo y no a nuestra hija
Cuando le enseñamos a manejar la sierra de madera o metal a nuestro hijo y no a nuestra hija
Cuando le enseñamos a apretar tornillos a nuestro hijo y no a nuestra hija
Cuando le enseñamos a clavar clavos a nuestro hijo y no a nuestra hija
Cuando le enseñamos a utilizar la taladradora a nuestro hijo y no a nuestra hija
Cuando le enseñamos a lavar la ropa a nuestra hija y no a nuestro hijo.
Cuando le enseñamos a poner la lavadora o el lavavajillas a nuestra hija y no a nuestro hijo.
Cuando enseñamos a freír un huevo o una tortilla francesa a nuestra hija y no a nuestro hijo
Cuando le enseñamos a preparar un café o un te nuestra hija y no a nuestro hijo.
Cuando le enseñamos a poner bien la mesa y los cubiertos a nuestra hija y no a nuestro hijo
Cuando le pedimos que ayude a llevar la comida a la mesa a nuestra hija y no a nuestro hijo
Cuando le pedimos a nuestra hija que ayude recoger la mesa y no se lo pedimos nuestro hijo
Cuando le enseñamos a hacer cualquier actividad de costura a nuestra hija y no a nuestro hijo.
Cuando le servimos un café a nuestro marido y nunca le pedimos que lo prepare el
Cuando eres tú quien limpia el suelo o lo hace tu hija y nunca lo hacen ni tu marido ni tu hijo
Cuando eres tú o tu hija quien arregla la cocina después de comer y nunca tu marido ni tu hijo
Cuando eres tú o tu hija quien limpia el polvo de los muebles y nunca tu marido ni tu hijo.
Cuando eres tú quien quita las cosas que están en el medio y nunca quien las dejó en el medio
Cuando eres tú quien plancha o le enseñas a tu hija, pero nunca aprenden tu marido ni tu hijo Cuando tú limpias los cuartos de baño y nunca lo hacen tu marido o tu hijo, aunque los usan
Cuando eres tú o tu hija quien riega las plantas y no tu marido o tu hijo que disfrutan de ellas
Cuando eres tú quien controla que haya comida en casa y no tu marido ni tu hijo
Cuando eres tú o con tu hija quien va a hacer la compra y no tu marido, ni tú con tu hijo
Cuando eres tú quien sabe lo que cuestan las cosas y no tu marido y tu hijo que solo las comen
Cuando eres tú quien lleva el control de medicinas y vacunas y no el padre de vuestros hijos
Cuando eres tú quien lleva a los niños al médico y nunca lo hace el padre de vuestros hijos
Cuando eres tú quien lleva a los niños al colegio y los trae y nunca el padre de vuestros hijos
Cuando eres tú quien va a las reuniones de padres y madres y nunca el padre de vuestros hijos
Cuando eres tú o tu hija quien limpia los cristales de las ventanas y no tu marido ni tu hijo.
La lista es más larga, pero ya hay bastante tarea para empezar a enmendar la situación.


















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