Mª Soledad Martín Turiño
Sábado, 13 de Abril de 2024
ZAMORANA

La época que nos ha tocado vivir

Mº Soledad Martín Turiño

Nos ha tocado vivir en una época de tradiciones marchitas, donde el improperio resulta más fácil que la buena educación, donde se premia al trepa, al que se busca la vida con artimañas facilonas para no trabajar como es debido, una corrupción que se extiende en casi todos los ámbitos: político, empresarial, deportivo…; una sociedad en crisis, devaluada, y con la amenaza cada vez más real de un “ataque de Rusia total y absoluto, incluso con armamento nuclear” (Margarita Robles, ministra de Defensa dixit).

 

A esto hay que añadir la guerra entre Rusia y Urania, la de Israel y Palestina, la tensión entre Irán e Israel que aumenta por horas ante un posible ataque “inminente”; una Unión Europea debilitada y, en ocasiones, fragmentada entre sus propios socios; un presidente de EEUU que, pese a reprobar las acciones de Netanyahu por la masacre que está cometiendo contra civiles, continúa vendiéndole armas (más de un 70 % de las armas que Israel importa proceden de EE.UU., según datos del Stockholm International Peace Research Institute),… y un largo etc. 

 

En este estado de cosas, y mirando para casa, nos esperan a la vuelta de la esquina las elecciones en Cataluña y el País Vasco, que amenazan con continuar la escalada de despropósitos; los primeros porque, una vez que han conseguido que el gobierno derogue el delito de sedición y la rebaja de penas por malversación en el código penal, cosa que favorece a los dirigentes nacionalistas que fueron condenados por el intento separatista en octubre de 2017, después lograron que el gobierno aprobara la Ley de Amnistía para los líderes catalanes del “procés” y ahora, están esperando que este mismo gobierno complaciente y generoso para con los catalanes, les otorgue ¡por fin! el ansiado referéndum de autodeterminación para culminar con la separación total del Estado español de quien solo reciben y al que nada dan.

 

En cuanto a los vascos, las encuestas dan buenas opciones de gobierno a un tal Arnaldo Otegui, antiguo dirigente de ETA, condenado por enaltecimiento del terrorismo, secuestro, injurias a la corona, inducción a actos violentos en una huelga, intento de reconstruir la ilegalizada Batasuna bajo órdenes de ETA etc…

 

Cuando se vive en un estado cuyo gobierno no solo da voz y escucha a algunos, sino que también concede prebendas inaceptables para una gran parte de los españoles, por el mero hecho de tener mayoría en el Congreso, haciendo y deshaciendo a su manera, algo muy grave ocurre y algo está fallando. De poco le ha servido al presidente Sánchez y su cohorte de ministros y ministras (como siempre recalcan), que una gran mayoría de la población de España no esté de acuerdo, que haya un gobierno de oposición que tampoco, si su palabra es ley y así seguirá mientras sus socios no le dejen en la estacada. ¿Hasta cuándo y qué precio hemos de pagar los españoles que vivimos en las otras quince Comunidades Autónomas para que se nos escuche?

 

¿Cuándo llegará esa necesaria purga de corruptos que dejen limpio este país, y cuando llegará el tiempo de tener políticos que trabajen en beneficio de la población y no en favor de sus propios intereses?, y, tal vez lo más importante: ¿Cuándo llegará el día en que los dos grandes partidos que ostenten el poder se apliquen en tomar medidas conjuntas que redunden en beneficio de la población aportando lo mejor de cada grupo político sin que tengamos que presenciar esas pugnas pueriles (que se quedarían en eso, si no fuera por la importancia que transciende de sus conclusiones), para descartar lo ajeno prevaleciendo lo propio, por el mero hecho de alcanzar más protagonismo, dando por sentado que nunca llegarán a entenderse?.

 

 Me preocupa la juventud que asiste como espectadora a este declive político y social, donde prima lo burdo, donde la corrupción se ha instalado a muchos niveles y ya a nadie sorprende que acusen a personas antaño respetables que hoy están en la cárcel. ¿Qué ejemplo se les da a millones de personas que inician su vida laboral, o que carecen de ella, y no encuentran un reflejo digno en las instituciones y en los cargos que las representan?

 

En cuanto al resto de la población, la apatía y la decepción son ya una constante. La gente no quiere ni oír hablar de política, porque se sienten defraudados por quienes les representan y es preferible pensar en la Feria de Abril que se aproxima, en los partidos de futbol, o disfrutar a lo grande como solo saben hacerlo los vascos del Athletic vencedor de la Copa del Rey cuando sacan la gabarra con los leones por el Nervión. A veces el “panem et circenses” (pan y circo”) puede ser una solución. ¡Lamentable!

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