"El Polvorín"

La defensa de la ciudad de cualquier ataque enemigo, no solamente requería que fuera un recinto amurallado sino que debía estar provista de los medios bélicos al efecto.

Almacenar pólvora era inevitable y esto se hacía dentro del recinto amurallado con las medidas de precaución necesarias.  Pero el peligro de una explosión dentro de la ciudad hizo que los responsables de la defensa  de Zamora hicieran construir un POLVORÍN  en una zona alejada de las viviendas.

En 1738 fue construido en el Camino viejo de Toro, a más de un  kilómetro de distancia del recinto amurallado de la ciudad, un edificio  de una sola planta, de piedra de sillería  con contrafuertes y rodeado de una valla de mampostería para el uso militar de almacenamiento de pólvora y demás explosivos.

Mucho antes de que desapareciera de Zamora  el Regimiento Infantería Toledo número 35 y por tanto, nos quedáramos  sin  guarnición militar,  cayó en desuso el POLVORÍN y quedó abandonado. El lugar de emplazamiento, llamado "Campo de los Cascajos", que cuando se construyó el POLVORÍN  estaba en despoblado,  a partir de 1940, se fue llenando de edificios de viviendas, formando una populosa barriada, conocida por LOS BLOQUES y lo que había sido POLVORÍN quedó semi-oculto entre tanto edificio.

Estuvo ocupado por grupos de personas "sin techo" , sirviendo como depósito de chatarra e inmundicias, hasta que fue tapiada la puerta de entrada y en la actualidad se encuentra en el más absoluto abandono.

Antes de este POLVORÍN  que hemos descrito, conocemos que  existió otro en las propias murallas de la  Ciudad,  conocido como el FORTÍN DE SAN SEBASTIÁN. Todavía existe la edificación, junto al establecimiento que fue Ferretería El Candado, en la Ronda de la Feria al comienzo de la que se sigue llamando Cuesta de San Sebastián.

Es posible que hubiera anteriores polvorines dentro del recinto fortificado de Zamora, pero el que escribe estas líneas no tiene la debida constancia.                             

Balbino Lozano