DENUNCIA
Penoso estado de los evacuatorios caninos
Puertas rotas, vallas caídas, arena sin cambiar hace tiempo, impiden su uso normal
No todas, pero alguna de las medidas que se toman desde el Ayuntamiento revuelven las aguas, sin dudar que estas pretendan, en el fondo, representar una mejora para todos, pero cada uno tiene un punto de vista. Pasados cuatro meses desde que se anunciara que se iba a proceder a sancionar, con un importe nada despreciable, a aquellos propietarios de perros, que no rocíen con agua y vinagre las micciones del can, como también ya se hacía para aquellos que no recogieran los excrementos, parece ser que se han tranquilizado los ánimos. Queda para unos y otros casos comprobar lo estricto de su aplicación. Para facilitar esta labor y de forma gratuita se facilitó un recipiente y un dispensador de bolsas, con un buen número de ellas, como una forma de ponerlo más fácil.
Paralelamente, se instalaron una especie de parquímetros en diversas zonas de la ciudad, donde, al animal que orinara allí, cosa bastante difícil para quien conoce los caprichos de los perros, se le facilita una golosina. El resultado no ha parecido ser el esperado, aunque la verdad algo y para algunos podría ser de ayuda. Como lo fueron los evacuatorios caninos que se instalaron en parques, hace un montón de años. Un pequeño cuadrado, con arena y cercado con unas vallas metálicas, sin faltar su puerta para dejar suelto un momento al perro en su interior, sin peligro y que haga uso de su intimidad. Pero estos pipi canes tampoco han dado el resultado esperado, porque, para empezar, ni se limpian los excrementos con relativa frecuencia ni se cambia la arena con la periodicidad deseada. Y lo peor es que, en algunos casos, la alambrera ha desaparecido, por efecto del óxido, principalmente, en los tramos inferiores y la puertas están rotas, unas ni abren ni cierran, otras con una de las bisagras rotas impiden, salvo para alguien que haya comido muchas sopas, mover la pesada chapa.
Pretenden, por un lado, que se eviten los orines y excrementos de los perros en la vía pública, ya no hablemos de los parques infantiles, mediante amenaza de sanción, pero por otro lado los espacios adecuados para hacerlo presentan un estado deplorable. Queda añadir, no podía ser de otra manera, que podía aplicarse el cuento, para los humanos, que en mayor cantidad miccionan en fachadas y puertas de las viviendas, donde aunque se barre por la mañana, y en algún caso se pasa la máquina limpiadora por el suelo. Lo que se hace en la fachada, queda en la fachada. Muchas pinturas no soportan el paso de un hidrolimpiadaora. Turistas, esta es la explicación del mal olor de algunas calles, del casco antiguo.

No todas, pero alguna de las medidas que se toman desde el Ayuntamiento revuelven las aguas, sin dudar que estas pretendan, en el fondo, representar una mejora para todos, pero cada uno tiene un punto de vista. Pasados cuatro meses desde que se anunciara que se iba a proceder a sancionar, con un importe nada despreciable, a aquellos propietarios de perros, que no rocíen con agua y vinagre las micciones del can, como también ya se hacía para aquellos que no recogieran los excrementos, parece ser que se han tranquilizado los ánimos. Queda para unos y otros casos comprobar lo estricto de su aplicación. Para facilitar esta labor y de forma gratuita se facilitó un recipiente y un dispensador de bolsas, con un buen número de ellas, como una forma de ponerlo más fácil.
Paralelamente, se instalaron una especie de parquímetros en diversas zonas de la ciudad, donde, al animal que orinara allí, cosa bastante difícil para quien conoce los caprichos de los perros, se le facilita una golosina. El resultado no ha parecido ser el esperado, aunque la verdad algo y para algunos podría ser de ayuda. Como lo fueron los evacuatorios caninos que se instalaron en parques, hace un montón de años. Un pequeño cuadrado, con arena y cercado con unas vallas metálicas, sin faltar su puerta para dejar suelto un momento al perro en su interior, sin peligro y que haga uso de su intimidad. Pero estos pipi canes tampoco han dado el resultado esperado, porque, para empezar, ni se limpian los excrementos con relativa frecuencia ni se cambia la arena con la periodicidad deseada. Y lo peor es que, en algunos casos, la alambrera ha desaparecido, por efecto del óxido, principalmente, en los tramos inferiores y la puertas están rotas, unas ni abren ni cierran, otras con una de las bisagras rotas impiden, salvo para alguien que haya comido muchas sopas, mover la pesada chapa.
Pretenden, por un lado, que se eviten los orines y excrementos de los perros en la vía pública, ya no hablemos de los parques infantiles, mediante amenaza de sanción, pero por otro lado los espacios adecuados para hacerlo presentan un estado deplorable. Queda añadir, no podía ser de otra manera, que podía aplicarse el cuento, para los humanos, que en mayor cantidad miccionan en fachadas y puertas de las viviendas, donde aunque se barre por la mañana, y en algún caso se pasa la máquina limpiadora por el suelo. Lo que se hace en la fachada, queda en la fachada. Muchas pinturas no soportan el paso de un hidrolimpiadaora. Turistas, esta es la explicación del mal olor de algunas calles, del casco antiguo.
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