ZAMORANA
Orgullo zamorano
Que nadie te arrebate el orgullo de pertenencia a esta ciudad, perla del Duero, ya seas oriundo o forastero; que no te desanimen argumentando que aquí se perdió un día la dignidad y estamos todos subyugados ante una indolencia y un desinterés que ha calado tan hondo en nuestro interior que se va secando como la tierra en verano.
No pienses que los zamoranos pasamos por la vida sin valorar nuestra historia, sin detenernos a contemplar los edificios modernistas que jalonan Santa Clara; sin mostrar un orgulloso asombro ante esa calle de pronunciada pendiente que antaño fue sede de artesanos; que somos indiferentes ante un románico que asoma en cada esquina, en sus templos, casas o calles donde parece que el tiempo se ha detenido; que no apreciamos esa vasta muralla que circunda la ciudad o el rio Duero que la baña y la contempla… No, no es así. Los zamoranos, orgullosos de nuestra ciudad, y también de nuestros pueblos por pobres que sean, sentimos una satisfacción que no trasciende al exterior, pero que nos acompaña siempre, y se refleja en una mirada sosegada y en una altivez serena, orgullosos sin ser arrogantes y altivos sin ser soberbios.
Los zamoranos podemos hacer el mismo camino cada día, ya sea pasear por el casco histórico, por la orilla del rio, caminar por el interior de los jardines del castillo o visitar las iglesias, y no nos cansamos de hacerlo, porque la belleza no cansa, sino que alimenta el espíritu. Tal vez hablamos poco, nos rebelamos menos, pero ya surge una corriente de voces que se elevan para reclamar mejoras en la ciudad, para hermosearla aún más, para ocultar sus grietas, para poner en valor su turismo interior y que no se aluda tan solo a unos días en Semana Santa, para potenciar la belleza de su paisaje, tanto en la capital como en la provincia: los Arribes, las Lagunas de Villafáfila, la Culebra… rutas turísticas tan variadas como magníficas que ofrece Zamora.
La gente es otro factor a tener en cuenta, porque los zamoranos, que tienen esa forma de ser y sentir “pá dentro”, sin manifestar sus emociones, son gente hospitalaria, accesible, que nos acogerá sin hacer preguntas, con un acento peculiar y esas expresiones castellanas que un día se perdieron y que ellos mantienen; un vocabulario rico plagado de modismos, localismos y expresiones peculiares y únicas de esta región, fruto de pueblos que la ocuparon y que lindan con ella en fronteras abiertas, y han dado lugar a una manera de hablar con reminiscencias leonesas, lusas, astures y gallegas.
No estoy de acuerdo con lo que manifestaba en una entrevista, allá por el año 2018, el dibujante Andrés Rábago “El Roto” cuando decía: “El orgullo patrio es una absurdez. Sentirse orgulloso de ser de un sitio en concreto, una estupidez, el orgullo debería surgir por algo más que por un sentimiento de pertenencia, porque tu nación sea más justa con sus ciudadanos o más culta. Pero ni siquiera eso es atribuible a uno mismo, sino a terceras personas”. Bien es cierto que Rábago decía estas palabras tras publicar el libro “Contra muros y banderas” en una recopilación de sus mejores viñetas sobre Cataluña y el auge de los nacionalismos; y ese es un terreno diferente en el que no quiero entrar.
Para empezar, la variedad de las autonomías en España confiere a esta nación una singularidad especial; tanto en paisajes, costumbres y léxico, como en la forma de ser de sus gentes. Sin embargo, la preponderancia especial de dos territorios: Cataluña y País Vasco, deseosos de una separación con el resto del Estado, han propiciado una brecha indiscutible y eso se palpa e incluso podría excusarse en las declaraciones de Rábago.
En el caso de Zamora estas palabras, aplicadas al sentimiento de pertenencia y orgullo por ser hijo de esta tierra, al que me refiero en este artículo, creo que tienen una manifestación muy diferente, porque los zamoranos anhelamos el incremento de los servicios en nuestra provincia, algunos luchamos para que las mejoras no se estanquen en una montaña de burocracia que lleve al olvido, recordamos a los poderes públicos la obligación que tienen para con estas comarcas, y han surgido grupos y asociaciones que trabajan para lograr estos fines; ahí están como ejemplo: Zamora 10, Caja Rural, Zamora Sí o Ahora Decide por nombrar tan solo unos ejemplos.
Entre todos, y en la medida de nuestras posibilidades, los zamoranos nos vamos concienciando de que hay que luchar por nuestra provincia, salir a la calle y demandar aquello que la mejore; sin olvidar los pueblos vacíos, algunos casi abandonados, recordando y dando voz a los agricultores y ganaderos que un día hicieron próspera a España, para que se valore su trabajo, evitando que desparezca un sector primario fundamental que debería ser protegido desde el gobierno central par que no desaparezca.
Por todo ello, que nadie te arrebate el orgullo de pertenencia a esta tierra zamorana, si sientes que Zamora forma parte de ti mismo, si el recuerdo de tus ancestros, aquellos que vivieron labrando la tierra o cuidando los rebaños sigue viviendo en ti, o, simplemente, porque gustas de saborear esta provincia singular que ofrece tantas posibilidades para el visitante, porque así es Zamora: única, variada, rica y con historia. ¡Por eso estamos orgullosos de ella!
Mª Soledad Martín Turiño
Que nadie te arrebate el orgullo de pertenencia a esta ciudad, perla del Duero, ya seas oriundo o forastero; que no te desanimen argumentando que aquí se perdió un día la dignidad y estamos todos subyugados ante una indolencia y un desinterés que ha calado tan hondo en nuestro interior que se va secando como la tierra en verano.
No pienses que los zamoranos pasamos por la vida sin valorar nuestra historia, sin detenernos a contemplar los edificios modernistas que jalonan Santa Clara; sin mostrar un orgulloso asombro ante esa calle de pronunciada pendiente que antaño fue sede de artesanos; que somos indiferentes ante un románico que asoma en cada esquina, en sus templos, casas o calles donde parece que el tiempo se ha detenido; que no apreciamos esa vasta muralla que circunda la ciudad o el rio Duero que la baña y la contempla… No, no es así. Los zamoranos, orgullosos de nuestra ciudad, y también de nuestros pueblos por pobres que sean, sentimos una satisfacción que no trasciende al exterior, pero que nos acompaña siempre, y se refleja en una mirada sosegada y en una altivez serena, orgullosos sin ser arrogantes y altivos sin ser soberbios.
Los zamoranos podemos hacer el mismo camino cada día, ya sea pasear por el casco histórico, por la orilla del rio, caminar por el interior de los jardines del castillo o visitar las iglesias, y no nos cansamos de hacerlo, porque la belleza no cansa, sino que alimenta el espíritu. Tal vez hablamos poco, nos rebelamos menos, pero ya surge una corriente de voces que se elevan para reclamar mejoras en la ciudad, para hermosearla aún más, para ocultar sus grietas, para poner en valor su turismo interior y que no se aluda tan solo a unos días en Semana Santa, para potenciar la belleza de su paisaje, tanto en la capital como en la provincia: los Arribes, las Lagunas de Villafáfila, la Culebra… rutas turísticas tan variadas como magníficas que ofrece Zamora.
La gente es otro factor a tener en cuenta, porque los zamoranos, que tienen esa forma de ser y sentir “pá dentro”, sin manifestar sus emociones, son gente hospitalaria, accesible, que nos acogerá sin hacer preguntas, con un acento peculiar y esas expresiones castellanas que un día se perdieron y que ellos mantienen; un vocabulario rico plagado de modismos, localismos y expresiones peculiares y únicas de esta región, fruto de pueblos que la ocuparon y que lindan con ella en fronteras abiertas, y han dado lugar a una manera de hablar con reminiscencias leonesas, lusas, astures y gallegas.
No estoy de acuerdo con lo que manifestaba en una entrevista, allá por el año 2018, el dibujante Andrés Rábago “El Roto” cuando decía: “El orgullo patrio es una absurdez. Sentirse orgulloso de ser de un sitio en concreto, una estupidez, el orgullo debería surgir por algo más que por un sentimiento de pertenencia, porque tu nación sea más justa con sus ciudadanos o más culta. Pero ni siquiera eso es atribuible a uno mismo, sino a terceras personas”. Bien es cierto que Rábago decía estas palabras tras publicar el libro “Contra muros y banderas” en una recopilación de sus mejores viñetas sobre Cataluña y el auge de los nacionalismos; y ese es un terreno diferente en el que no quiero entrar.
Para empezar, la variedad de las autonomías en España confiere a esta nación una singularidad especial; tanto en paisajes, costumbres y léxico, como en la forma de ser de sus gentes. Sin embargo, la preponderancia especial de dos territorios: Cataluña y País Vasco, deseosos de una separación con el resto del Estado, han propiciado una brecha indiscutible y eso se palpa e incluso podría excusarse en las declaraciones de Rábago.
En el caso de Zamora estas palabras, aplicadas al sentimiento de pertenencia y orgullo por ser hijo de esta tierra, al que me refiero en este artículo, creo que tienen una manifestación muy diferente, porque los zamoranos anhelamos el incremento de los servicios en nuestra provincia, algunos luchamos para que las mejoras no se estanquen en una montaña de burocracia que lleve al olvido, recordamos a los poderes públicos la obligación que tienen para con estas comarcas, y han surgido grupos y asociaciones que trabajan para lograr estos fines; ahí están como ejemplo: Zamora 10, Caja Rural, Zamora Sí o Ahora Decide por nombrar tan solo unos ejemplos.
Entre todos, y en la medida de nuestras posibilidades, los zamoranos nos vamos concienciando de que hay que luchar por nuestra provincia, salir a la calle y demandar aquello que la mejore; sin olvidar los pueblos vacíos, algunos casi abandonados, recordando y dando voz a los agricultores y ganaderos que un día hicieron próspera a España, para que se valore su trabajo, evitando que desparezca un sector primario fundamental que debería ser protegido desde el gobierno central par que no desaparezca.
Por todo ello, que nadie te arrebate el orgullo de pertenencia a esta tierra zamorana, si sientes que Zamora forma parte de ti mismo, si el recuerdo de tus ancestros, aquellos que vivieron labrando la tierra o cuidando los rebaños sigue viviendo en ti, o, simplemente, porque gustas de saborear esta provincia singular que ofrece tantas posibilidades para el visitante, porque así es Zamora: única, variada, rica y con historia. ¡Por eso estamos orgullosos de ella!
Mª Soledad Martín Turiño























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