Mi particular homenaje a la Guardia Civil

Contaba yo poco más de diez años de edad,  cuando mis padres regentaban un kiosco de prensa en la Plaza de Alemania y siempre que me era posible iba en busca de mis amigos a la cercana plaza del  Jardinillo (ahora Plaza del Maestro).  Allí nos entreteníamos jugando con una pelota, mientras desde la acera de enfrente nos contemplaba el Guardia Civil de puertas en el cuartel que en aquellos tiempos estaba en la calle de San Torcuato, el edificio que había sido el convento de los Trinitarios.

De aquellos amigos o compañeros de juegos recuerdo a los hermanos Crespo Neches que vivían en la misma plazuela y también a algunos que eran hijos de Guardias Civiles, pues vivían en el mismo edificio del cuartel,  otros tenían su domicilio fuera de la casa-cuartel, aunque también jugaban con nosotros.  Recuerdo muy espacialmente a los hermanos Ferreras, uno de ellos era aproximadamente de mi misma edad y  pasados muchos años, cuando yo era Mayor-Jefe de la Policía Municipal de Zamora, Ferreras alcanzó un alto grado como mando de la Guardia Civil.

El desempeño de mi profesión, como Jefe de un Cuerpo de Seguridad, hacía que las relaciones con el Cuerpo de la Guardia  Civil  fuera  cotidiano y de permanente colaboración. Mi larga permanencia en el  Cuerpo municipal se remonta a los tiempos en que nació la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil y al traslado del acuartelamiento al  lugar de la que fue explanada de la Plaza de Toros, hoy calle de Fray Toribio de Motolínia.  Volviendo a los tiempos de mi niñez,  tengo en la memoria que,  junto al kiosco que teníamos en la Plaza de Alemania,  la Guardia civil tenía la entrada de la Sección de Caballería  y al  lado otra entrada al gran patio en el que estaban las viviendas, que en la actualidad  corresponde al Colegio Universitario, por donde tiene acceso la UNED y el Salón de Actos.

El paso del tiempo  ha cambiado el aspecto de los edificios,  los cuerpos de Seguridad han evolucionado y  muchas de las personas   que a ellos pertenecíamos ya no estamos porque la edad nos retiró o  desaparecieron.
Al cumplirse  el 175 aniversario  (ya 180) de la fundación del Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil  quiero dedicarles mi particular homenaje, conmemorando aquel 13 de mayo de 1844 en que don Francisco Javier Girón y Ezpeleta, reformó el Cuerpo de Seguridad que había sido creado el 28 de marzo del mismo año y fue su primer Director General.

Sus antecedentes  pueden remontarse a los tiempos de la Santa Hermandad desde 1476, de la que puede considerarse sucesora.

Balbino Lozano