Sábado, 06 de Diciembre de 2025

Balbino Lozano
Martes, 25 de Junio de 2024
NUESTRA HISTORIA

Babieca y el Campeador

Iba Rodrigo Díaz de Vivar cabalgando a lomos de su legendario caballo en persecución de Bellido Dolfos cuando vio que éste había atravesado con su propio venablo al rey Sancho II,  pero el Cid no había tenido tiempo de calzarse las espuelas con las que acicatear al bravo Babieca.  Al ver que el fugitivo se le escabullía por aquel portillo del recinto amurallado, exclamó:  "¡Malhaya sea el caballero que sin espuelas cabalga!".


Posiblemente, los hechos estaban predestinados a que la historia se escribiera así, pues el veloz Babieca y su valiente jinete obtuvieron grandes triunfos en otras muchas  empresas.


Desde que saliera de Burgos, desterrado por el rey Alfonso VI, cuenta el Cantar de Mío Cid:  "Mío Cid y sus vasallos cabalgan a toda prisa/ la cara de su caballo vuelve a Santa María/ Mira su mano derecha y la cara se santigua/ A Ti te agradezco Dios, que el cielo y la tierra guías/ que me valgan tus auxilios, gloriosa Santa María/ aquí Castilla abandono puesto que el Rey me expatría/ Quien sabe si volveré en los días de mi vida."


El Cid marchó a tierras invadidas por los moros y allí, a lomos de su caballo, conquistó terrenos que después ofrecería al que consideró siempre su Rey, aunque le había expulsado de Castilla.


En sus continuas correrías, llegó Ruy Díaz a tierras amparadas por el Conde de Barcelona, lo que no gustó a éste y dice el romance: "Se esparcían las noticias por aquellas tierras todas/  llegando a conocimiento del Conde de Barcelona/ de que Mío Cid Ruy Díaz corría su tierra toda/ lo que le causó pesar y por ultraje lo toma/  El Conde es muy fanfarrón  y dijo una vanidad/ Grande entuertos me hace, Mí Cid el de Vivar / hasta dentro de mi corte gran agravio me hizo ya/ porque a mi sobrino hirió y no lo quiso enmendar."


El conde Ramón Berenguer quiso plantar batalla al Cid, de la que el conde resultó prisionero y se declaró en huelga de hambre, hasta que el Cid le deja en libertad y le permite marchar.


Largas serían de relatar las victorias alcanzadas por el Cid a lomos de su caballo, pero no podemos omitir el momento el que Rodrigo Díaz de Vivar ofrece como regalo al Rey su propio caballo:  " El Cid espoleó entonces el caballo, y tan reciamente le hizo correr que todos se maravillaron de aquella carrera/  El Rey alzando la mano la cara se santiguó/ yo juro ahora por San Isidoro de León/ que por todas nuestras tierras no existe tan buen varón/ Mío Cid con su caballo ante el mismo Rey llegó/  para besarle la mano como monarca y señor/ Me mandaste hacer  carrera con Babieca el corredor/  caballo asó no lo tienen moros ni cristianos hoy/ yo se lo entrego rey Alfonso, servíos tomarlo vos / Entonces, dijo así el Rey:  Esto yo no quiero, no/  Este caballo, como es, tan solo es digno de vos/ Para vencer a los moros y ser su perseguidor/  Quien quitároslo quisiera, no le valga el Creador."

 

El mito, lejos de la realidad, relata que el caballero derrotó a las huestes del rey moro Búcar  que atacaba Valencia,  después de muerto colocado a lomos de su caballo.  Sin embargo, el caballero castellano fallecería en Valencia el 10 de julio del año 1099 por causas naturales.

Balbino Lozano

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