IDA Y VUELTA
Llegó el verano
Laura Fernández Salvador
Colegios e institutos han echado el cierre. Llega el verano, y con él casi tres meses dignos de comentar. Una época de esparcimiento y descanso, para niños y adolescentes. Y unos meses de “pura diversión” para padres, que, para ampliar su extenso currículum en la crianza de sus hijos, aprenden a hacer malabares, junto con los abuelos, que “regresan al pasado” para ejercer de nuevo de padres, aunque a destiempo y obligados por la situación.
Conciliación, lo llaman.
Pero la conciliación es en realidad la ansiedad de unos padres que no saben qué hacer con sus hijos, o mejor dicho a quién colocárselos mientras ellos cumplen con sus obligaciones laborales. Si conciliar (esa palabra mágica), ya es complicado el resto del año, en verano supone un verdadero ataque de risa. Con una red familiar cada vez menor, y con unas opciones de campamentos de verano que no cubren ni de cerca las necesidades de las familias. Y de las ayudas ofrecidas por las instituciones, tanto autonómicas, como estatales, mejor ni hablamos, porque acabamos rápido.
Aproximadamente dos meses y medio de niños en casa, con muchas ganas de jugar, de piscina, de entretenerse… Vamos, lo normal. Todos hemos sido niños, seamos justos, y no es que den la lata, es que se aburren y necesitan actividad, y si es en compañía de unos padres que no estén agotados por el resto de sus actividades diarias, mejor.
¿Soluciones? Pues a ver… a mí se me ocurren varias. Viajar en el tiempo, y que pase rápido, o conseguir el don de la ubicuidad para poder estar en todas partes al mismo tiempo. También puedes irte a llorar un ratito al baño y salir renovada para afrontar la situación como buenamente puedas. Otra opción que se me ocurre es la de trasladarte a vivir a otro país en el que se hagan políticas reales de conciliación, aunque es una elección un poco compleja, pero bueno el resto de las soluciones no es que sean mucho menos complicadas.
Entre malabares, tíos, abuelos, amigos, y pueblos, irá pasando el verano, y llegará septiembre con la ansiada vuelta a la normalidad de muchos padres. Pero eso sí, para terminar estos trepidantes meses de verano contaremos con el periodo de adaptación al cole, en el que tendremos la oportunidad de realizar unos últimos encajes de bolillos para ampliar el currículum de la conciliación. Pero bueno, ya se sabe… “mal de muchos”.
Colegios e institutos han echado el cierre. Llega el verano, y con él casi tres meses dignos de comentar. Una época de esparcimiento y descanso, para niños y adolescentes. Y unos meses de “pura diversión” para padres, que, para ampliar su extenso currículum en la crianza de sus hijos, aprenden a hacer malabares, junto con los abuelos, que “regresan al pasado” para ejercer de nuevo de padres, aunque a destiempo y obligados por la situación.
Conciliación, lo llaman.
Pero la conciliación es en realidad la ansiedad de unos padres que no saben qué hacer con sus hijos, o mejor dicho a quién colocárselos mientras ellos cumplen con sus obligaciones laborales. Si conciliar (esa palabra mágica), ya es complicado el resto del año, en verano supone un verdadero ataque de risa. Con una red familiar cada vez menor, y con unas opciones de campamentos de verano que no cubren ni de cerca las necesidades de las familias. Y de las ayudas ofrecidas por las instituciones, tanto autonómicas, como estatales, mejor ni hablamos, porque acabamos rápido.
Aproximadamente dos meses y medio de niños en casa, con muchas ganas de jugar, de piscina, de entretenerse… Vamos, lo normal. Todos hemos sido niños, seamos justos, y no es que den la lata, es que se aburren y necesitan actividad, y si es en compañía de unos padres que no estén agotados por el resto de sus actividades diarias, mejor.
¿Soluciones? Pues a ver… a mí se me ocurren varias. Viajar en el tiempo, y que pase rápido, o conseguir el don de la ubicuidad para poder estar en todas partes al mismo tiempo. También puedes irte a llorar un ratito al baño y salir renovada para afrontar la situación como buenamente puedas. Otra opción que se me ocurre es la de trasladarte a vivir a otro país en el que se hagan políticas reales de conciliación, aunque es una elección un poco compleja, pero bueno el resto de las soluciones no es que sean mucho menos complicadas.
Entre malabares, tíos, abuelos, amigos, y pueblos, irá pasando el verano, y llegará septiembre con la ansiada vuelta a la normalidad de muchos padres. Pero eso sí, para terminar estos trepidantes meses de verano contaremos con el periodo de adaptación al cole, en el que tendremos la oportunidad de realizar unos últimos encajes de bolillos para ampliar el currículum de la conciliación. Pero bueno, ya se sabe… “mal de muchos”.




















Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.41