Sábado, 20 de Diciembre de 2025

Eugenio-Jesús de Ávila
Viernes, 28 de Junio de 2024
COSAS DE DE LA BIEN CERCADA

Algo está cambiando en Zamora

Hace unos meses el deporte, el éxito de nuestros dos clubes más representativos, el CB Zamora y el Zamora CF, y la contestación popular a ambos ascensos a categorías de importancia nacional me obligaron a reflexionar sobre nuestra sociedad y su transformación, y percibí que nuestra juventud sentía los triunfos de clubes de su tierra como nunca, mostraba que se quería a nuestra ciudad y provincia y que la apatía, la abulia y el pasotismo formaban ya parte del tiempo pretérito.

 

Tras ese portentoso aldabonazo en la puerta de mi intelecto, de mi realismo antropológico, el desarrollo de las Ferias y Fiestas de San Pedro, calles, avenidas y plazas tomadas por zamoranos y visitantes, disfrutando de los acontecimientos programados, con un acontecimiento cumbre, vivido en la noche-madrugada de ayer, merced a la actuación de la orquesta Panorama en la avenida de la Feria, que se convertirá, cuando se liberan y restauren las murallas y se ajardine su entorno, en el bulevar más notable de la ciudad del Romancero, me condujo a enfatizar en que algo está cambiando en Zamora: hay gente que quiere sentir, que desea masticar la vida, disfrutar de su juventud, de sus años maduros, de la sociedad que eligió para vivir.

 

Quizá se aprecie hoy que existen dos Zamoras, la silente, la que pasa de todo, la que he calificado como ciudad pretérita, marcada por una sutil apatía antropológica, la que ya lo ha hecho todo en la vida o apostó por la resignación, y otra, la que encuentro en los empresarios del sector primarios, agricultores y ganaderos, y la de esta juventud que convierte cada día en una fiesta, en un canto, en una sinfonía. Nos sobra, y no me olvido, aquellos que desprecian la vida en común, los badulaques que manchan con sus garabatos patrimonio público y privado y nuestro legado histórico.

 

Y necesitamos políticos que nos representen, que no sean profesionales de la res pública, sino que se comporten como zamoranos involucrados en la transformación de su tierra, como ciudadanos amantes y, a la vez, inconformistas, reivindicativos, con ideas y proyectos, porque saben que hay una sociedad que les apoya, los anima, que quiere vivir mejor y avanzar, que desea progreso económico y un punto de inflexión demográfico. Ni el pueblo ni los buenos políticos deben sentirse solos. Porque si el político representa solo su partido y las gentes lo advierten, se abrirá la sima la decadencia, por la que se desempeñará este presente optimista y un futuro que nunca llegará. Hay una Zamora que espera, que aguarda, que quiere sentirse orgullosa de su historia y de sus manifestaciones sociales, culturales, festivas y deportivas.   

 

Y recuerdo ahora aquella estrofa del poema de William Wordsworth para poner punto final a esta reflexión optimista sobre la Zamora que anhelo:

“Aunque nada pueda hacer
volver la hora del esplendor en la hierba,
de la gloria en las flores,
no debemos afligirnos,
porque la belleza subsiste siempre en el recuerdo”.

 

Eugenio-Jesús de Ávila

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