NUESTRA HISTORIA
Zamora, ciudad del románico
Mil años después de que Zamora comenzara a progresar, crecer y expansionarse extramuros del primer recinto amurallado que sirvió de heroica defensa contra la invasión sarracena, que llegaron a utilizar sus propios cadáveres como puente para traspasar los fosos e invadir la fortaleza; mil años después de que el rey Fernando I, padre de Doña Urraca, reconstruyera la ciudad levantando magníficos edificios; llegamos al siglo veintiuno lamentándonos de que Zamora se muere, que Zamora no tiene futuro, que Zamora es un pueblo de jubilados .
Cada día que pasa vemos más establecimientos cerrados por cese definitivo del negocio, y también cada día que transcurre vemos algún edificio más en ruinas. Parece que los zamoranos estamos ansiosos de acabar con más de mil años de históricos testimonios de lucha por la supervivencia y defensa de la dignidad de sus habitantes.
Si muchos se empeñan en afirmar que Zamora no tiene futuro, es necesario que se convenzan de que Zamora tiene un brillante pasado que todos estamos obligados a defender.
Hay muchas ciudades en el mundo en las que sus residentes viven del turismo, de mostrar a los visitantes su patrimonio, heredado de sus antepasados, sus viejas glorias que se desviven por mantener en condiciones de exhibir con orgullo, porque saben que conservar su patrimonio histórico les dará futuro.
El patrimonio histórico de Zamora, nuestra ciudad es incomparable, poseemos un considerable número de edificios románicos, construcciones de los siglos X al XIII que pueden ser nuestras señas de identidad. Hay también otra zona más moderna de la ciudad que se está dando a conocer como muestra del Modernismo europeo.
Vemos que los turistas que visitan Zamora, quedan gratamente impresionados por lo que ven, que posiblemente es lo que venían buscando. Pero hay cosas que ofenden a la vista de propios y extraños y que las instituciones responsables están obligadas a hacerlas desaparecer.
En la zona más visitada de la ciudad, donde está el casco antiguo, donde se encuentran las iglesias románicas, la Catedral, el Castillo; hay "edificaciones" en lamentable estado ruinoso, que con el paso de los años se van convirtiendo en solares yermos, sin provecho alguno para nadie, ofreciendo el más lamentable espectáculo a la vista del viajero, que se lleva la imagen recogida en su cámara fotográfica para vergüenza de los que aquí quedamos. Esos "edificios" pueden ser también un grave riesgo por la potencial caída de alguno de sus componentes, o por un eventual incendio de imprevisibles consecuencias. Podemos comprobar que se están convirtiendo en vertederos de basuras y que constituyen focos de malos olores.
No se trata de un punto o dos, muy conocidos ya en las proximidades de la Catedral, son ya muchos los edificios abandonados que sufren un progresivo deterioro, ubicados en todo el trayecto desde la Plaza Mayor por Ramos Carrión siguiendo el itinerario que suelen hacer los turistas que vienen a conocer la CIUDAD DEL ROMÁNICO y se encuentran con un conjunto de ruinas malolientes.
Balbino Lozano
Mil años después de que Zamora comenzara a progresar, crecer y expansionarse extramuros del primer recinto amurallado que sirvió de heroica defensa contra la invasión sarracena, que llegaron a utilizar sus propios cadáveres como puente para traspasar los fosos e invadir la fortaleza; mil años después de que el rey Fernando I, padre de Doña Urraca, reconstruyera la ciudad levantando magníficos edificios; llegamos al siglo veintiuno lamentándonos de que Zamora se muere, que Zamora no tiene futuro, que Zamora es un pueblo de jubilados .
Cada día que pasa vemos más establecimientos cerrados por cese definitivo del negocio, y también cada día que transcurre vemos algún edificio más en ruinas. Parece que los zamoranos estamos ansiosos de acabar con más de mil años de históricos testimonios de lucha por la supervivencia y defensa de la dignidad de sus habitantes.
Si muchos se empeñan en afirmar que Zamora no tiene futuro, es necesario que se convenzan de que Zamora tiene un brillante pasado que todos estamos obligados a defender.
Hay muchas ciudades en el mundo en las que sus residentes viven del turismo, de mostrar a los visitantes su patrimonio, heredado de sus antepasados, sus viejas glorias que se desviven por mantener en condiciones de exhibir con orgullo, porque saben que conservar su patrimonio histórico les dará futuro.
El patrimonio histórico de Zamora, nuestra ciudad es incomparable, poseemos un considerable número de edificios románicos, construcciones de los siglos X al XIII que pueden ser nuestras señas de identidad. Hay también otra zona más moderna de la ciudad que se está dando a conocer como muestra del Modernismo europeo.
Vemos que los turistas que visitan Zamora, quedan gratamente impresionados por lo que ven, que posiblemente es lo que venían buscando. Pero hay cosas que ofenden a la vista de propios y extraños y que las instituciones responsables están obligadas a hacerlas desaparecer.
En la zona más visitada de la ciudad, donde está el casco antiguo, donde se encuentran las iglesias románicas, la Catedral, el Castillo; hay "edificaciones" en lamentable estado ruinoso, que con el paso de los años se van convirtiendo en solares yermos, sin provecho alguno para nadie, ofreciendo el más lamentable espectáculo a la vista del viajero, que se lleva la imagen recogida en su cámara fotográfica para vergüenza de los que aquí quedamos. Esos "edificios" pueden ser también un grave riesgo por la potencial caída de alguno de sus componentes, o por un eventual incendio de imprevisibles consecuencias. Podemos comprobar que se están convirtiendo en vertederos de basuras y que constituyen focos de malos olores.
No se trata de un punto o dos, muy conocidos ya en las proximidades de la Catedral, son ya muchos los edificios abandonados que sufren un progresivo deterioro, ubicados en todo el trayecto desde la Plaza Mayor por Ramos Carrión siguiendo el itinerario que suelen hacer los turistas que vienen a conocer la CIUDAD DEL ROMÁNICO y se encuentran con un conjunto de ruinas malolientes.
Balbino Lozano


















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