Zamora, entre promesas incumplidas y la frustración de una provincia olvidada

La provincia de Zamora se enfrenta una vez más a la decepción y el abandono por parte de las administraciones públicas. La falta de compromiso por parte del Partido Popular y el PSOE, que gobiernan respectivamente la Junta de Castilla y León y otras instituciones clave, ha llevado a una situación de frustración para los habitantes de la provincia. Las promesas incumplidas, la desidia y el olvido caracterizan la gestión de estos gobiernos, dejando a Zamora atrapada en un ciclo interminable de promesas vacías.

Un ejemplo claro de esta negligencia es el plan de carreteras de la Junta de Castilla y León 2008-2020, que comprometió 84 millones de euros para construir 17 variantes en pueblos de la provincia de Zamora, con el objetivo de desviar el tráfico fuera de los centros urbanos. Sin embargo, ninguno de estos proyectos se ha llevado a cabo, a pesar de que el plazo del plan finalizó hace ya cuatro años. La visita reciente del director general de carreteras e infraestructuras, junto al nuevo delegado territorial de la Junta, Fernando Prada, no hizo más que avivar el malestar. Anunciaron una inversión de casi un millón de euros para construir solo tres variantes en los pueblos de Pajares de la Lampreana, Cañizo y Tábara, con un plazo de ejecución para 2025.

Las declaraciones de las autoridades fueron calificadas por la oposición como una “provocación”. Argumentan que estos proyectos ya estaban comprometidos y presupuestados, pero no se han ejecutado. Además, el presupuesto actual es significativamente menor que el originalmente previsto, reduciendo de nueve a dos los kilómetros de circunvalación planificados, lo que da lugar a "minicircunvalaciones" que apenas solucionarán los problemas de tráfico.

El caso de Zamora es un triste reflejo de cómo las promesas políticas se repiten cíclicamente sin resultados tangibles. La provincia, que lleva esperando más de 20 años por mejoras esenciales en su infraestructura, sigue siendo víctima del abandono y la desidia, con proyectos que deberían haberse realizado en un año, pero que ahora podrían tardar décadas en materializarse.