La singularidad de Castilla y León

Está de moda el concepto “singularidad” que el gobierno ha aplicado a Cataluña, un eufemismo más para conceder a esa comunidad autónoma una serie de privilegios que vienen demandando a cambio de mantener a Pedro Sánchez en el poder. Por si no fueran pocas las concesiones financieras que ha recibido hasta ahora la Generalitat, no se conformarán hasta que consigan vía libre del gobierno (ya se inventarán como hacerlo) y llegar al ansiado referéndum para separarse definitivamente de España.

Sin embargo, no es Cataluña de lo que quiero tratar hoy, sino de la discriminación que sufren el resto de las autonomías y que no parece importar al gobierno. En este caso, refiriéndome exclusivamente a la mal denominada Comunidad de Castilla y León, esa argucia extraña que pretendió unir dos antiguos reinos enlazados a través de una conjunción errada, fue un proyecto autonómico nacido en el año 1983, que sigue sin arraigar en las provincias de León, Zamora y Salamanca, en las que se evidencia un aumento del desapego hacia dicha comunidad autónoma.

De hecho, son numerosas las reivindicaciones que van a favor de separar estos dos antiguos reinos y demandar la creación de una comunidad autónoma propia para la Región Leonesa, que se sustentaría en los artículos 2 y 143 de la Constitución y en el hecho de que, al aprobarse la misma, la leonesa fuese una de las regiones oficiales de España.

En este sentido, se van dando pasos: el pleno del Ayuntamiento de León aprobó por mayoría una moción a favor de la autonomía de la región leonesa, presentada por el grupo municipal de la Unión del Pueblo Leonés (UPL) y respaldada por PSOE y Podemos, con el voto en contra de PP y Ciudadanos. Asimismo, existe una parte de la población que, impulsada por los escritores Juan Pedro Aparicio y José María Merino, han suscrito un manifiesto colectivo a favor de una autonomía leonesa, al que se han sumado representantes de diversos ámbitos y profesiones, del que se hicieron eco los medios a nivel nacional.

Estas reivindicaciones son un clamor que se fundamenta en el pasado histórico; el reino de León aparece en todos los mapas antiguos de España desde el siglo XV hasta el año 1983 abarcando las tres provincias. Asimismo, Zamora tuvo una importancia especial, ya que fue la capital política del reino leonés, donde se celebraban las Cortes del Reino de León. Alguna vez también se hicieron en Toro, con Alfonso X el Sabio, pero nunca en León o Salamanca.

Otra documentación escrita relacionada con Zamora inserta en el reino leonés, se refiere al Romance Undécimo de “Los Romances del Cid”:

Allá en tierra leonesa

un rincón se me olvidaba,

Zamora tiene por nombre,

Zamora la bien cercada,

de un lado la cerca el Duero,

del otro peña tajada.

La creación de una Autonomía leonesa, no es un imposible; de hecho, existen procedimientos legales para que se lleve a cabo; de ese modo, se resarciría un deseo hasta ahora no satisfecho, de reconocimiento de lo que ha sido parte de la historia en esta región con reyes leoneses durante 320 años consecutivos, empezando en el año 910 con el rey García I hasta el año 1230 con el rey Alfonso IX.

El desglose en dos de la actual comunidad autónoma: Región Leonesa y Castilla, ha de seguir sus pasos hasta consumar su consecución, por vía legal, aceptando el deseo de los leoneses de las provincias de León, Zamora y Salamanca.  Nosotros disponemos de una singularidad histórica que no ha sido respetada; sin embargo, no chantajearemos al gobierno para conseguirlo; antes bien, le instaremos a que no se nos excluya en favor de otras comunidades que piden y se les da, tan solo por intereses y sin tener en cuenta el bien común del resto de los españoles de las demás comunidades autónomas.

Mª Soledad Martín Turiño