COSAS MÍAS
La luna escribe versos
Cuando la luna se aburre, viaja, de noche, en silencio, a nuestra tierra. Me susurra, con su vocecita de plata, que elige Zamora porque aquí casi no hay nadie, que los pocos niños que habitan en esta geografía no le tiran piedras y que el paisaje le permite hacer juegos malabares con su mirada blanca. Le encanta detenerse por la zona del Castillo y la Catedral, donde charla con la historia y algunas cigüeñas que pasan las noches en la Cúpula. También disfruta, cual Narciso, al ver el reflejo de su belleza en el agua de los embalses, aunque admite que Iberdrola ha maltratado a nuestras aguas con su dictadura energética.
Le he contado a Selene que me enloquece de amor la sombra de mi cuerpo cuando le doy la espalda. Parezco un ángel, rodeado de perlas blancas. Si tuviera novia, pareja o amante, esta medianoche la habría besado con mis labios de plata, mesado sus cabellos y apretado sus senos contra mi pecho.
Los besos más hermosos de mi vida, aquellos que nunca se perdieron lejos de una boca, nacieron cuando la luna bendecía con su luz el rostro de la mujer que amaba, amó y amaré. Ello lo sabe, como la luna, y sonríe en noches como esta, en las que no saber amar te condena a vivir como un títere del tiempo.
Gracias, luna llena por pintar tus mejillas de naranja, de rojo, de plata durante esta noche en la que la recuerdo mientras escribo estas palabras para curarme del desamor. Te adoro, luna, cuando escribes versos sobre el papiro de la ciudad del alma.
Eugenio-Jesús de Ávila
Cuando la luna se aburre, viaja, de noche, en silencio, a nuestra tierra. Me susurra, con su vocecita de plata, que elige Zamora porque aquí casi no hay nadie, que los pocos niños que habitan en esta geografía no le tiran piedras y que el paisaje le permite hacer juegos malabares con su mirada blanca. Le encanta detenerse por la zona del Castillo y la Catedral, donde charla con la historia y algunas cigüeñas que pasan las noches en la Cúpula. También disfruta, cual Narciso, al ver el reflejo de su belleza en el agua de los embalses, aunque admite que Iberdrola ha maltratado a nuestras aguas con su dictadura energética.
Le he contado a Selene que me enloquece de amor la sombra de mi cuerpo cuando le doy la espalda. Parezco un ángel, rodeado de perlas blancas. Si tuviera novia, pareja o amante, esta medianoche la habría besado con mis labios de plata, mesado sus cabellos y apretado sus senos contra mi pecho.
Los besos más hermosos de mi vida, aquellos que nunca se perdieron lejos de una boca, nacieron cuando la luna bendecía con su luz el rostro de la mujer que amaba, amó y amaré. Ello lo sabe, como la luna, y sonríe en noches como esta, en las que no saber amar te condena a vivir como un títere del tiempo.
Gracias, luna llena por pintar tus mejillas de naranja, de rojo, de plata durante esta noche en la que la recuerdo mientras escribo estas palabras para curarme del desamor. Te adoro, luna, cuando escribes versos sobre el papiro de la ciudad del alma.
Eugenio-Jesús de Ávila


















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