AMORES
La flor del mal, el aroma del amor
Eugenio-Jesús de Ávila
Eres una flor. Quizá una rosa. Atraes por tus colores. Me seduces con tus aromas. Los labios de tus pétalos ensalivan mi boca. Me tientan la corola de tu seso y el néctar de tu sexo. Temo que me claves tus espinas en el corazón de mi alma. Te amo doliéndome. Te quiero penando. Te adoro sufriendo. Mi amor es dolor, penar y sufrir. Te amo porque me desprecias. Te amo porque me besaste mordiéndome la lengua. Te amo porque me extraes la nata de la leche de mi esencia. Te amo sin razones. Te amo como un pelele a quien lo mantea. ¡Manéjame el alma, amor!
Te pintas de rojo, de amarillo, de púrpura. Tu paleta contiene los pigmentos que abren mis ojos a la pasión. Me acerco a ti, temblando, porque me ahogas en el mar de tus colores. Quiero, no obstante, anegarme en el lago de tu boca.
¡Sálvame con tu lengua, salvavidas de la pasión! ¡Respírame hasta conducirme a tus bronquios! ¡Mastícame para digerirme y llévame hasta la última célula de tu ser! ¡Transfórmame en savia! ¡Conviérteme en clorofila! ¡Píntame de verde! ¡Hazme fotosíntesis!
Amarme nunca te marchitará. Algún día te libaré la ambrosía del alma. Te necesito para amar del revés, desde dentro hacia las afueras de la vida. ¡Báñate de sol, flor, mientras aguardo mi eclipse de luna!
Eugenio-Jesús de Ávila
Eres una flor. Quizá una rosa. Atraes por tus colores. Me seduces con tus aromas. Los labios de tus pétalos ensalivan mi boca. Me tientan la corola de tu seso y el néctar de tu sexo. Temo que me claves tus espinas en el corazón de mi alma. Te amo doliéndome. Te quiero penando. Te adoro sufriendo. Mi amor es dolor, penar y sufrir. Te amo porque me desprecias. Te amo porque me besaste mordiéndome la lengua. Te amo porque me extraes la nata de la leche de mi esencia. Te amo sin razones. Te amo como un pelele a quien lo mantea. ¡Manéjame el alma, amor!
Te pintas de rojo, de amarillo, de púrpura. Tu paleta contiene los pigmentos que abren mis ojos a la pasión. Me acerco a ti, temblando, porque me ahogas en el mar de tus colores. Quiero, no obstante, anegarme en el lago de tu boca.
¡Sálvame con tu lengua, salvavidas de la pasión! ¡Respírame hasta conducirme a tus bronquios! ¡Mastícame para digerirme y llévame hasta la última célula de tu ser! ¡Transfórmame en savia! ¡Conviérteme en clorofila! ¡Píntame de verde! ¡Hazme fotosíntesis!
Amarme nunca te marchitará. Algún día te libaré la ambrosía del alma. Te necesito para amar del revés, desde dentro hacia las afueras de la vida. ¡Báñate de sol, flor, mientras aguardo mi eclipse de luna!





















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