
FELIZ NAVIDAD
La distancia potencia el amor por nuestra tierra
Definiría las fiestas de la Navidad en nuestra ciudad y provincia como las de la ucronía demográfica, la que nos muestra la Zamora que pudo ser y no fue. Y así acontece porque los zamoranos que, un buen o mal día, se fueron de su patria chica, regresan a pasar estos días con sus familias, las que se quedaron aquí, las que perdieron a sus hijos, hermanos y nietos por circunstancias económicas o intelectuales. Y me temo que esa sangría de población, ya una hemorragia continuará en los próximos años hasta que en nuestra capital y comarcas quedemos solo los mayores.
Quizá, cuando Monte la Reina reciba las inversiones prometidas por el gobierno sanchista, la N-122 desde Zamora a la frontera lusa se haya transformado en autovía, el polígono industrial de Monfarracinos reciba a empresas y el turismo cultural apuesta por la capital se detenga esa pérdida galopante de población en nuestra provincia.
Mientras los políticos cumplan con sus promesas, las antes mencionadas, podremos sentirnos optimistas. Pero nunca deberíamos dar por hecho lo que todavía solo son promesas. Y ya sabemos que un político, como aseguró un mal día Maragall a Carlos Herrera en RNE, nunca debe decir la verdad. El pueblo, como se viene evidenciando, metaboliza perfectamente las mentiras y, sin embargo, la verdad le causa náuseas, alergias, fiebre.
Ahora bien, en esta Navidad de 2024, los zamoranos que viajan hacia la geografía de su niñez y juventud podrán, además de abrazar a sus familias, disfrutar con la ruta de los belenes por nobles edificios del casco histórico; tomarse unos buenos vinos de Toro con pinchos exquisitos en los numerosos bares zamoranos, saborear excelentes viandas en nuestros magníficos restaurantes y recordar con los amigos que se quedaron aquí de anécdotas y vivencias de otras épocas.
Sostengo que los hijos de nuestra tierra que partieron, ha mucho tiempo, a ganarse el pan con su intelecto, con su laboriosidad y diligencia, a otros lares, aman más a sus ciudad y pueblos que los que nos fuimos haciendo mayores cerca del Duero, entre Santa Clara y San Torcuato, en nuestros barrios de siempre. La distancia potencia el amor por Zamora.
Feliz Navidad
Eugenio-Jesús de Ávila
Definiría las fiestas de la Navidad en nuestra ciudad y provincia como las de la ucronía demográfica, la que nos muestra la Zamora que pudo ser y no fue. Y así acontece porque los zamoranos que, un buen o mal día, se fueron de su patria chica, regresan a pasar estos días con sus familias, las que se quedaron aquí, las que perdieron a sus hijos, hermanos y nietos por circunstancias económicas o intelectuales. Y me temo que esa sangría de población, ya una hemorragia continuará en los próximos años hasta que en nuestra capital y comarcas quedemos solo los mayores.
Quizá, cuando Monte la Reina reciba las inversiones prometidas por el gobierno sanchista, la N-122 desde Zamora a la frontera lusa se haya transformado en autovía, el polígono industrial de Monfarracinos reciba a empresas y el turismo cultural apuesta por la capital se detenga esa pérdida galopante de población en nuestra provincia.
Mientras los políticos cumplan con sus promesas, las antes mencionadas, podremos sentirnos optimistas. Pero nunca deberíamos dar por hecho lo que todavía solo son promesas. Y ya sabemos que un político, como aseguró un mal día Maragall a Carlos Herrera en RNE, nunca debe decir la verdad. El pueblo, como se viene evidenciando, metaboliza perfectamente las mentiras y, sin embargo, la verdad le causa náuseas, alergias, fiebre.
Ahora bien, en esta Navidad de 2024, los zamoranos que viajan hacia la geografía de su niñez y juventud podrán, además de abrazar a sus familias, disfrutar con la ruta de los belenes por nobles edificios del casco histórico; tomarse unos buenos vinos de Toro con pinchos exquisitos en los numerosos bares zamoranos, saborear excelentes viandas en nuestros magníficos restaurantes y recordar con los amigos que se quedaron aquí de anécdotas y vivencias de otras épocas.
Sostengo que los hijos de nuestra tierra que partieron, ha mucho tiempo, a ganarse el pan con su intelecto, con su laboriosidad y diligencia, a otros lares, aman más a sus ciudad y pueblos que los que nos fuimos haciendo mayores cerca del Duero, entre Santa Clara y San Torcuato, en nuestros barrios de siempre. La distancia potencia el amor por Zamora.
Feliz Navidad
Eugenio-Jesús de Ávila
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