Martes, 23 de Septiembre de 2025

Eugenio-Jesús de Ávila
Jueves, 26 de Diciembre de 2024
OBITUARIO

Nos dejó Lukas el Día de la Natividad, el can de una familia ejemplar

Conozco el sentimiento que te conmueve el alma cuando se muere tu perro. Zorba, que me tenía a mí, se nos marchó, ya muy enfermo hace casi dos años. Durante casi 13, fue mi compañía, amigo íntimo de mi sombra. Ayer, día de la Natividad del Señor, se nos fue Lukas, el que fuera can de aquel funcionario ejemplar de la Diputación y buena persona Gerardo de Dios, de su esposa, Auxi, y su hijo, Luis. 14 años con una familia convierte al perrito en un miembro más de esa célula esencial de toda sociedad. Los ha dejado con esa tristeza especial que invade el corazón del alma.

 

Me conmueve la muerte de un can, de cualquier animal que nos acompañe en este tramo de camino hacia ninguna parte que es la vida, porque son seres que ignoran que también, como nosotros, son efímeros, que hay una muerte, siempre fiel, una dama negra que nunca engaña. Nosotros sabemos, cuando abandonamos la infancia, que, como escribiera Quevedo “vivir es caminar breve jornada y muerte viva es nuestra vida”. La muerte nos condiciona cuando madura el cerebro y envejece el alma. No existiría la poesía si las parcas se olvidaran de su labor. Y la barca de Caronte se hundiría en la laguna Estigia.

 

Lukas, por el que lloran sin consuelo, sin encontrar razones, los que más lo amaron, fue un perro bueno, culto, porque sabía qué rol desempeñaba en su familia. Los canes extraen el néctar de las gentes con las que conviven. A botarates y malandrines, corresponden perros de mal carácter, agresivos, fieros, de poco fiar. A Gerardo, que habrá recibido a su perrito con alegría para después llevarlo a dar un paseo y que orine en el árbol de la gloria celestial; a su mujer y a su hijo, solo podría casarles un animal bondadoso, tierno, dócil, pero con su personalidad. Quizá Lukas se licenció en Sociología y Psicología canina en la Universidad de Rin Tin Tin, como demostró en su comportamiento con su familia y amigos.

 

No intento comparar el dolor que provoca la muerte de un ser querido con la de un can. Pero, a los creyentes les queda un paraíso más allá, donde reencontrarse con sus seres queridos. Los canes, según convención pública, se mueren, no hay esquelas ni funeral ni nada ni un cielo donde San Pedro sea un Labrador Retriever, ni huríes con la fuerza de hembras de Pastor Alemán. Ahora bien, sostengo que los perros, también otros animales superiores, tienen alma, porque la muestran cuando te miran con sus ojos de niños menesterosos. Lukas, pues, celebró su Navidad particular con su inolvidable amo, Gerardo de Dios, allá donde no existe el tiempo.

Comentarios Comentar esta noticia
Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.35

Todavía no hay comentarios

Quizás también te interese...

El Día de Zamora

Ir al contenido
Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.