La Joven Orquesta Sinfónica de Zamora: sonido, calidad y voluntad

 Esta ciertamente “Joven Orquesta” ha dado su CONCIERTO DE NAVIDAD  en Moraleja del Vino, con un auditorio que llenaba la Iglesia y que escuchaba el sonido de estos Músicos (sí, Músicos con mayúscula), agradecidos de recibirlos en estos lugares a los que no se les suele permitir llegar. En esta ocasión, una iniciativa de la mano de la Diputación y de la Fundación Caja Rural, lo han hecho posible... y hay que reconocerlo/agradecerlo, por lo que supone tanto para el/los pueblos, como para la propia Orquesta que puede salir de los locales de ensayo para llevar su música a los escenarios y a los altares de las iglesias.

            Si todo lo anterior se realiza con tanta la profesionalidad, dedicación, entusiasmo... por 26 jóvenes estudiantes o recién graduados, que dedican su tiempo (también de vacaciones) para cumplir su sueño de blandir su instrumento de viento o cuerda, uniendo su sonido al de sus compañeros, bajo la dirección de quien, al igual que ellos, añora conseguir que este Proyecto trascienda en esta Provincia para llevar las grandes Obras Clásicas a sus habitantes, pon encima de lo que generalmente se le presupone a Zamora. MARIO CARPINTERO, su director, sigue formándose  con su Viola en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, sin abandonar a su Orquesta de Zamora a la que también –como digo–  dirige con tanto portento y dedicación. En esta ocasión el programa lo formaban obras de MOZART  y HAYDN, que resultaron reveladoras y sugerentes en compañía del retablo y demás imágenes de la Iglesia de la cercana localidad zamorana.

            No quiero dejar pasar esta ocasión, tras ensalzar –como he hecho– la calidad, dedicación y juventud del concierto impartido durante casi hora y media, sin comentar la gran oportunidad que sería digna de aprovechar por una Institución o Empresa, aportando padrinazgo y estabilidad a este proyecto que con sus  ¡ya 20 años de vida!, han dado muestras de que su calidad atrae al público que en la Capital, como en sus pueblos,  llenan los locales y templos que los concitan. Una ciudad como Zamora puede permitirse consolidar un proyecto como este. Además lo necesita. Hagámoslo posible.

Gonzalo Julián