Domingo, 21 de Diciembre de 2025

Eugenio-Jesús de Ávila
Jueves, 13 de Febrero de 2025
COSAS DE DE LA BIEN CERCADA

Las dos murallas de Zamora

Eugenio-Jesús de Ávila

 

La erosión, la falta de utilidad, de sensibilidad, de todo, más la desidia, acabaron con parte de la muralla de la ciudad que se conoció durante el medioevo como la Bien Cercada, la nuestra, la de Zamora. A finales del siglo XIX, en plena Restauración, se derribaron las principales puertas de la ciudad, lienzos de muralla, torres, como la de Santa Clara, curiosamente octogonal; una veintena de templos, y en 1905, las del Puente Románico. Durante el tardofranquismo y principios de la Transición, se intentó, con desigual fortuna, restaurar parte de nuestro patrimonio monumental.

 

Por lo que respecta a las murallas, sería Antonio Vázquez, alcalde de Zamora, el primer en liberar los lienzos de muralla de la avenida de la Feria. Tomó el relevo Rosa Valdeón, que también centrifugó más 20 templos románicos. Pero ha sido Francisco Guarido quién aceleró ese proyecto que busca dejar exento el recinto amurallado de las edificaciones que evitaron, durante tantas décadas, contemplarlo. Además, cuando se cumplan los plazos correspondientes, magníficos jardines -espero que con fuentes, tan necesarias en Zamora- embellecerán esa zona que pasará a convertirse en el bulevar más atractivo de la ciudad. Antes el Ministerio de Cultura, propietario de las murallas, deberá restaurar aquellos lienzos más dañados y también solidificar los que presenten síntomas de desmoronarse en cualquier momento.

 

La luna, cuando engorda con la luz del semen solar, embellece nuestro patrimonio monumental. Hace un par de días, Enrique Alba me envió la fotografía que ha provocado este leve artículo. La imagen se impone a los verbos, a todas las palabras que enhebré para escribir sobre el futuro de la Ciudad del Romancero. Nunca, los zamoranos del siglo pasado ni los de este XXI disfrutaremos de la ucronía de la Zamora que fue y ya no será. Pero decisiones políticas nos conducirán a hacernos una idea de su potencia defensiva y belleza arquitectónica cuando todavía España era un suspiro de nación. Ahora bien, me temo que, cuando la muralla, quizá en el próximo lustro, luzca en los sillares su historia, seguiremos siendo una sociedad envejecida, no demográficamente, que también, sino mentalmente. Nuestra muralla se levanta en el interior de cada uno de los zamoranos que construyeron en su cerebro un muro del conformismo, de la apatía y de la abulia.

 

A no tardar, gozaremos de esa recinto amurallado para disfrutarlo, pasearlo e imaginando aquella Zamora. Solo pediría que, mientras llega el feliz acontecimiento, se vayan abran las murallas de nuestra mentalidad, de nuestra forma de ser. Zamora, si mantiene ese arcaísmo social, seguirá ocupando la cola de la clasificación entre las ciudades y provincias más retrasadas de España.  Verbigracia: el último dato demográfico nos habla de que nuestra provincia ha sido la única de Castilla y León en perder habitantes en 204. Reitero: las ocho restantes ganaron población, sobre todo Valladolid; Zamora lidera esa clasificación negativa demográfica.

 

 

 

 

 

 

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