POLÍTICA
¿Críticos con el presidente de Vox en Zamora?
He llegado convencimiento de que, detrás de cada zamorano, hombre o mujer, además, de su sombra o el ángel de la guarda, acecha un enemigo. Por doquier, hay alguien que te envidia, te calumnia, te odia.
Recuerdo que, en mis inicios en esto del periodismo, en los primeros años de la década de los 80, cuando era redactor de Deportes en el auténtico "El Correo de Zamora", el centenario, no es esto que se edita ahora con capital foráneo, todo club de deporte, ciclismo, fútbol, baloncesto, futbito –como se denominaba entonces-, balomnano, piragüismo y canicas, si lo hubiera habido, tenía un enemigo, mortal, en su modalidad deportiva. Alucinaba. Era un cándido aprendiz en aquella prensa del posfranquismo. Con el tiempo, me acostumbre a los odios “fraternos”.
En la política, resulta lógico que la izquierda odia a la derecha y que la derecha, en general, se avergüence de su ideología, porque los pusilánimes calzan más del lado diestro. No obstante, el enemigo de unos y otros se encuentra en la casa común. Verbigracia: Alberto Castro, un político que se ha esculpido a sí mismo con el paso de los años, es más odiado por los de su formación, pongamos Mayte Martín Pozo, Martínez-Maíllo, García Carnero, que por, digamos, Antidio Fagúndez o Francisco Guarido.
A la nueva formación de izquierdas, Ahora Decide, una escisión de socialistas con los restos de Adeiza, el partido que lo tuvo todo en su mano para ser el más zamorano entre los zamoranos, es la gente del PSOE los que más manía le tienen. Fijo. Recordemos lo que sucedió en el propio Partido Socialista nada más celebrarse los últimos comicios municipales con José Luis Gómez y Cruz Lucas. Los que se fueron de Ciudadanos calumnian a los Requejo. Y, en Izquierda Unida, me imagino que también hay críticas de personas que militan en esta formación. Pero lo que sucede en política no debe de ser un caso único en Zamora.
El pasado domingo, asistí a la rueda de prensa de Javier Ortega Smith y al éxito (sorprendente) de su encuentro con la militancia zamorana, cerca de 400 personas en el salón del Hotel Horus. Vale. Pero hete aquí que días antes de este acontecimiento político, me llegan, por diversas fuentes, que existe cierto malestar entre los simpatizantes zamoranos de esta formación de derechas por las prácticas, poco democráticas, de Javier Alcina, su presidente provincial. Conozco a la cabeza visible de Vox en Zamora desde hace muchos años, más de una década. No sé si habrá cambiado mucho su carácter en este tiempo, pero nunca me pareció hombre sectario, exclusivo, dogmático.
Y, después de ese acto en el Horus, me han vuelto a llamar personas muy respetables y he hablado personalmente con algún amigo simpatizante de Vox para enfatizar en la división doméstica que existe en esta formación. Y, puedo prometer y prometo, que he alucinado. Porque, cuando todavía no se han confeccionado las listas electorales a la capital de la provincia y sus dos núcleos de población más importantes, como son Benavente y Toro, no me entra en el coco que ya haya disensiones y enemistades entre la parroquia de este partido, el movimiento social y político más poderoso registrado en España desde el asalto a los cielos de Podemos.
¡Cómo es posible que, a falta de concretarse las candidaturas, cuando hablamos de un partido nonato, sin sede, sin presentación oficial de la formación en Zamora, existan ya divergencias personales, dimes y diretes, montescos y capuletos! Admitiría que, tras la elaboración de las listas, alguien se sintiera molesto con el comité electoral de Vox, pero, cuando la criatura todavía no ha echado a andar, enloquezco, porque mi inteligencia no acierta a comprenderlo. Me parece un hecho inexplicable que escapa a la razón.
Intentaré hablar con Javier Alcina de esta primera grieta en la formación derechista para que me confirme si es cierto que existe un núcleo de descontento o me han intoxicado y solo se trata de las tonterías que emite radio macuto. Por supuesto, profundizaré en esta guerra intestina de la formación con los críticos al actual presidente o coordinador provincial de Vox. Mientras, guardo mi pluma para mejor ocasión.
Eso sí, al parecer la cúpula dirigente del partido no ha querido saber nada de esta primera batalla entre sus huestes zamoranas. Un servidor, mientras, seguirá reflexionando sobre los zamoranos, sus enemigos y el ángel de la guarda.
He llegado convencimiento de que, detrás de cada zamorano, hombre o mujer, además, de su sombra o el ángel de la guarda, acecha un enemigo. Por doquier, hay alguien que te envidia, te calumnia, te odia.
Recuerdo que, en mis inicios en esto del periodismo, en los primeros años de la década de los 80, cuando era redactor de Deportes en el auténtico "El Correo de Zamora", el centenario, no es esto que se edita ahora con capital foráneo, todo club de deporte, ciclismo, fútbol, baloncesto, futbito –como se denominaba entonces-, balomnano, piragüismo y canicas, si lo hubiera habido, tenía un enemigo, mortal, en su modalidad deportiva. Alucinaba. Era un cándido aprendiz en aquella prensa del posfranquismo. Con el tiempo, me acostumbre a los odios “fraternos”.
En la política, resulta lógico que la izquierda odia a la derecha y que la derecha, en general, se avergüence de su ideología, porque los pusilánimes calzan más del lado diestro. No obstante, el enemigo de unos y otros se encuentra en la casa común. Verbigracia: Alberto Castro, un político que se ha esculpido a sí mismo con el paso de los años, es más odiado por los de su formación, pongamos Mayte Martín Pozo, Martínez-Maíllo, García Carnero, que por, digamos, Antidio Fagúndez o Francisco Guarido.
A la nueva formación de izquierdas, Ahora Decide, una escisión de socialistas con los restos de Adeiza, el partido que lo tuvo todo en su mano para ser el más zamorano entre los zamoranos, es la gente del PSOE los que más manía le tienen. Fijo. Recordemos lo que sucedió en el propio Partido Socialista nada más celebrarse los últimos comicios municipales con José Luis Gómez y Cruz Lucas. Los que se fueron de Ciudadanos calumnian a los Requejo. Y, en Izquierda Unida, me imagino que también hay críticas de personas que militan en esta formación. Pero lo que sucede en política no debe de ser un caso único en Zamora.
El pasado domingo, asistí a la rueda de prensa de Javier Ortega Smith y al éxito (sorprendente) de su encuentro con la militancia zamorana, cerca de 400 personas en el salón del Hotel Horus. Vale. Pero hete aquí que días antes de este acontecimiento político, me llegan, por diversas fuentes, que existe cierto malestar entre los simpatizantes zamoranos de esta formación de derechas por las prácticas, poco democráticas, de Javier Alcina, su presidente provincial. Conozco a la cabeza visible de Vox en Zamora desde hace muchos años, más de una década. No sé si habrá cambiado mucho su carácter en este tiempo, pero nunca me pareció hombre sectario, exclusivo, dogmático.
Y, después de ese acto en el Horus, me han vuelto a llamar personas muy respetables y he hablado personalmente con algún amigo simpatizante de Vox para enfatizar en la división doméstica que existe en esta formación. Y, puedo prometer y prometo, que he alucinado. Porque, cuando todavía no se han confeccionado las listas electorales a la capital de la provincia y sus dos núcleos de población más importantes, como son Benavente y Toro, no me entra en el coco que ya haya disensiones y enemistades entre la parroquia de este partido, el movimiento social y político más poderoso registrado en España desde el asalto a los cielos de Podemos.
¡Cómo es posible que, a falta de concretarse las candidaturas, cuando hablamos de un partido nonato, sin sede, sin presentación oficial de la formación en Zamora, existan ya divergencias personales, dimes y diretes, montescos y capuletos! Admitiría que, tras la elaboración de las listas, alguien se sintiera molesto con el comité electoral de Vox, pero, cuando la criatura todavía no ha echado a andar, enloquezco, porque mi inteligencia no acierta a comprenderlo. Me parece un hecho inexplicable que escapa a la razón.
Intentaré hablar con Javier Alcina de esta primera grieta en la formación derechista para que me confirme si es cierto que existe un núcleo de descontento o me han intoxicado y solo se trata de las tonterías que emite radio macuto. Por supuesto, profundizaré en esta guerra intestina de la formación con los críticos al actual presidente o coordinador provincial de Vox. Mientras, guardo mi pluma para mejor ocasión.
Eso sí, al parecer la cúpula dirigente del partido no ha querido saber nada de esta primera batalla entre sus huestes zamoranas. Un servidor, mientras, seguirá reflexionando sobre los zamoranos, sus enemigos y el ángel de la guarda.




















Elena | Domingo, 27 de Enero de 2019 a las 13:10:35 horas
Vaya basura de periódico que atiende opiniones de simpatizantes de Vox no sabe usted quién puede ser una fuente ... no no haga caso qué dicen los dimes y diretes
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