Miércoles, 03 de Diciembre de 2025

Mª Soledad Martín Turiño
Lunes, 18 de Febrero de 2019
ZAMORANA

Una modorra permanente

Mª Soledad Martín Turiño

[Img #25702]Decía Kant que la inteligencia del individuo se mide por la cantidad de incertidumbres que es capaz de soportar; si este aforismo fuera cierto, la sociedad española estaría plagada de individuos inteligentes y yo, que no tiendo precisamente al optimismo, mucho más cuando observo la sociedad en la que me desenvuelvo o la época que me ha tocado vivir como dicen algunos, con ausencia de líderes políticos, con falta de programas, corrupción, cárceles llenas de quienes antaño ostentaron puestos de privilegio que les sirvieron tan solo para llenarse los bolsillos, descalificaciones permanentes y un ansia de perpetuación en el poder, no puedo menos de concluir que nos estamos acostumbrando.

 

Hemos perdido la capacidad de criticar; los estudiantes no se arrogan la responsabilidad de ser la voz crítica de una sociedad que va a la deriva; ellos mismos se han convertido en pasotas egoístas más preocupados porque no les falten sus prerrogativas tecnológicas que guiados por valores o motivados por una educación potente que les facilite un futuro laboral; los intelectuales no se unen para poner un poco de orden; si acaso hacen de tertulianos ocasionales en algún programa que se preste; a las personas mayores las noto desencantadas, sin ilusión por una vejez que aún no pueden disfrutar, ya que muchos de ellos se han convertido en cuidadores de sus nietos, trasladándose incluso lejos de sus domicilios de siempre.

 

La sociedad actual de esta España nuestra va a la deriva, está pendiendo de un hilo; el futuro es incierto, la ausencia de líderes nos sitúa en un plano de extraña inestabilidad y, lo que es más importante, la escasa o nula implicación de los ciudadanos hace que este problema, ni siquiera importe, como tampoco parece importar a nadie la imagen –en ocasiones lamentable- que proyectamos al exterior.

 

Echo en falta a los antiguos oradores políticos que subían al estrado y daban una lección de ideas claras: la oratoria de Fraga Iribarne antaño, la sensatez de Julio Anguita, el verbo de Felipe González o Alfonso Guerra que dieron una lección de su visión de España y lo que le convenía a nuestro país.

 

Echo de menos un manotazo en la mesa que devuelva la cordura a los dirigentes políticos enfrascados en críticas contumaces, para que hablen de las opciones que tienen para mejorar España, que conciten a otros para optimizar sus programas, que elijan a personas limpias para guiarnos con premisas básicas que no varíen si no es para mejorar en aspectos como: educación, empleo, políticas sociales, solución a un problema ingente que es la despoblación de los pueblos y ciudades pequeñas, creación de una marca España para que no tengamos que depender del sol como única oferta turística, potenciación de los productos de la tierra, de su paisaje tan variado, de sus monumentos, de su maravillosa diversidad…

 

Ojala haya un sobresalto común que nos despierte de esta modorra y empecemos a vivir de verdad, a implicarnos, a criticar, a ponernos en marcha cada uno desde su responsabilidad, pero siendo consecuentes con nuestros actos, trabajando, denunciando, tendiendo puentes, construyendo…puede que de ese modo España despierte de este letargo contumaz y eche a andar de nuevo.

 

 

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