SEMANA SANTA
Enredo en el Museo
Kebedo
Hemos terminado el carnaval. Cada uno lo lleva como puede pues, unos van disfrazados todo el año de políticos, otros sólo se disfrazan en campaña y otros, los menos, se ponen la careta en el periodo de antruejo y se divierten a costa de los unos y de los otros.
Y acabado el carnaval empieza la Semana Santa, si es que alguna vez descansa. Y si empieza la semana santa, empieza la polémica, si es que alguna vez ha dejado de estar. Y si empieza la polémica, es que tenemos que hablar del museo de semana santa.
-¿Pero, hay polémica?-, le pregunto ingenuamente a mi vecina Marisol, -¡pues , claro!, o es que no sabes lo que está pasando con el museo-, me contesta. Y yo, ingenuo, repito, le digo que no sé de qué me está hablando, que yo pensaba que lo del museo ya estaba resuelto. Ingenuo, repito otra vez.
Y me cuenta mi vecina que el museo, efectivamente, está en marcha con un proyecto de unos 4600 m2, sótano incluido y varias plantas, que se hizo público y fue aceptado por la Junta de Hermandades, entre otros y que, se supone, sigue su curso. Pero Marisol está mosqueada porque dice que algo no le cuadra en las cuentas. Me dice que el dinero del presupuesto, que inicialmente se tasó en unos 6 millones de euros y que actualmente ya se habla de unos 9 millones, no tiene aún muy claro de dónde va a salir. ¿Quién va a hacerse cargo de semejante inversión?.
Ahí es donde mi vecina empieza a calentarse. –Para una vez que tenemos algo importante para Zamora, ya tenemos el problema encima de la mesa-, me dice. No le falta razón.
En primer lugar tendremos que saber qué modelo de museo queremos, y no me refiero al proyecto, que ya he dicho que está en marcha, sino al modelo de gestión. ¿Hay algún iluso que se crea que las instituciones, bien sean nacionales, bien regionales, van a poner en manos de particulares 9 millones de euros para que los gasten a su antojo?.
Perplejo me quedé ante ese razonamiento, porque es cierto, como ya hemos dicho en otras ocasiones, que habrá que constituir un organismo, fundación, o algo similar, conformada, entre otros, por la Junta Pro Semana Santa, en el papel de asesor, colaborador o como queramos denominarlo, y por ser cedente de las imágenes que van a exhibirse en el museo. ¡No faltaba más!.
Pero ese museo debería estar adscrito a la Red Nacional o Regional de Museos y gestionado por profesionales. Esta propuesta, absolutamente racional, ya la dejaron encima de la mesa los integrantes de Zamora 10 y poco menos que fueron expulsados del paraíso terrenal.
Repite la pregunta mi vecina, -¿Pero, es que alguien se piensa que nos van a dar 9 millones para la construcción y nadie va a preocuparse de su control?-.
Y luego hay una segunda parte, la de la gestión. Habrá que proveerse de personas que se encarguen del control de entradas, expertos en arte y tradiciones que aporten asesoramiento a los visitantes, personal de mantenimiento, personal de seguridad. Habrá que profesionalizar unos sistemas de vigilancia, de alarmas, seguros, etc., que deberán contemplarse en unos presupuestos, absolutamente claros y explícitos, y que tendrán que ir acompañados de las correspondientes partidas de ingresos con las que se va a contar.
Como en todo presupuesto, si esos ingresos, provenientes de la venta de entradas y de recuerdos, no fueran suficientes para absorber todos los gastos anteriormente descritos, habrá que tener claro qué instituciones u organizaciones van a hacerse cargo de la diferencia. Es decir, una vez más, profesionalizar la gestión. Si el museo está adscrito, como ya se ha propuesto, a una Red Nacional o Regional, éste tema quedaría resuelto, pero si no es así, ¿quién corre con todos esos gastos?.
Hay otro posible problema del que únicamente Eugenio, ese, el de El Día de Zamora, se ha hecho eco y ha puesto encima de la mesa, y es , ¿Qué va a ocurrir si en las excavaciones del museo aparecen restos de antiguas construcciones?.
Esto no es ninguna tontería, es casi seguro que algo va a aparecer y que, dependiendo de la importancia que le dé la comisión de Patrimonio, puede ralentizar, incluso paralizar las obras del museo. No quiero ni pensar que haya que buscar, otra vez, una nueva ubicación.
Se queda Marisol en silencio, después de ésta perorata, para espetarme inmediatamente -¿alguien está intentando engañar a los zamoranos?-, no salgo de mi asombro. -¡Qué dices!-, le respondo. -¡Cómo van a querer engañarnos!-.
La verdad es que esa pregunta me dejó un poco tocado porque, la verdad, algo no está del todo claramente explicado, quedan preguntas en el aire como…
¿Por qué la Junta Pro Semana Santa no se ha dejado asesorar y no ha aceptado la propuesta de Zamora 10?.
¿Por qué no se explica con claridad quién va a poner toda “la pasta gansa” para la construcción del museo?.
¿Por qué no se habla del coste de mantenimiento, una vez finalizado y puesto en marcha, y quién va a soportar esos gastos?.
¿Por qué no hemos oído, ni una sola vez, hablar de la profesionalización de la gestión del museo?. Excepto a Zamora 10 y a El Día de Zamora.
¿Por qué el resto de medios de comunicación de Zamora no se han hecho éstas preguntas y, si se las han hecho, por qué no las han publicado?.
¿Por qué el Ayuntamiento de Zamora, la Diputación y la Junta de Castilla y León no hablan claramente de hasta dónde están dispuestos a llegar, económicamente hablando, en sus respectivas aportaciones al museo?. Y, a continuación, razonar el por qué de esas aportaciones.
Todas estas preguntas, y otras más, esperamos, serán contestadas en el próximo capítulo de “Enredo en el Museo”.
Kebedo.
Hemos terminado el carnaval. Cada uno lo lleva como puede pues, unos van disfrazados todo el año de políticos, otros sólo se disfrazan en campaña y otros, los menos, se ponen la careta en el periodo de antruejo y se divierten a costa de los unos y de los otros.
Y acabado el carnaval empieza la Semana Santa, si es que alguna vez descansa. Y si empieza la semana santa, empieza la polémica, si es que alguna vez ha dejado de estar. Y si empieza la polémica, es que tenemos que hablar del museo de semana santa.
-¿Pero, hay polémica?-, le pregunto ingenuamente a mi vecina Marisol, -¡pues , claro!, o es que no sabes lo que está pasando con el museo-, me contesta. Y yo, ingenuo, repito, le digo que no sé de qué me está hablando, que yo pensaba que lo del museo ya estaba resuelto. Ingenuo, repito otra vez.
Y me cuenta mi vecina que el museo, efectivamente, está en marcha con un proyecto de unos 4600 m2, sótano incluido y varias plantas, que se hizo público y fue aceptado por la Junta de Hermandades, entre otros y que, se supone, sigue su curso. Pero Marisol está mosqueada porque dice que algo no le cuadra en las cuentas. Me dice que el dinero del presupuesto, que inicialmente se tasó en unos 6 millones de euros y que actualmente ya se habla de unos 9 millones, no tiene aún muy claro de dónde va a salir. ¿Quién va a hacerse cargo de semejante inversión?.
Ahí es donde mi vecina empieza a calentarse. –Para una vez que tenemos algo importante para Zamora, ya tenemos el problema encima de la mesa-, me dice. No le falta razón.
En primer lugar tendremos que saber qué modelo de museo queremos, y no me refiero al proyecto, que ya he dicho que está en marcha, sino al modelo de gestión. ¿Hay algún iluso que se crea que las instituciones, bien sean nacionales, bien regionales, van a poner en manos de particulares 9 millones de euros para que los gasten a su antojo?.
Perplejo me quedé ante ese razonamiento, porque es cierto, como ya hemos dicho en otras ocasiones, que habrá que constituir un organismo, fundación, o algo similar, conformada, entre otros, por la Junta Pro Semana Santa, en el papel de asesor, colaborador o como queramos denominarlo, y por ser cedente de las imágenes que van a exhibirse en el museo. ¡No faltaba más!.
Pero ese museo debería estar adscrito a la Red Nacional o Regional de Museos y gestionado por profesionales. Esta propuesta, absolutamente racional, ya la dejaron encima de la mesa los integrantes de Zamora 10 y poco menos que fueron expulsados del paraíso terrenal.
Repite la pregunta mi vecina, -¿Pero, es que alguien se piensa que nos van a dar 9 millones para la construcción y nadie va a preocuparse de su control?-.
Y luego hay una segunda parte, la de la gestión. Habrá que proveerse de personas que se encarguen del control de entradas, expertos en arte y tradiciones que aporten asesoramiento a los visitantes, personal de mantenimiento, personal de seguridad. Habrá que profesionalizar unos sistemas de vigilancia, de alarmas, seguros, etc., que deberán contemplarse en unos presupuestos, absolutamente claros y explícitos, y que tendrán que ir acompañados de las correspondientes partidas de ingresos con las que se va a contar.
Como en todo presupuesto, si esos ingresos, provenientes de la venta de entradas y de recuerdos, no fueran suficientes para absorber todos los gastos anteriormente descritos, habrá que tener claro qué instituciones u organizaciones van a hacerse cargo de la diferencia. Es decir, una vez más, profesionalizar la gestión. Si el museo está adscrito, como ya se ha propuesto, a una Red Nacional o Regional, éste tema quedaría resuelto, pero si no es así, ¿quién corre con todos esos gastos?.
Hay otro posible problema del que únicamente Eugenio, ese, el de El Día de Zamora, se ha hecho eco y ha puesto encima de la mesa, y es , ¿Qué va a ocurrir si en las excavaciones del museo aparecen restos de antiguas construcciones?.
Esto no es ninguna tontería, es casi seguro que algo va a aparecer y que, dependiendo de la importancia que le dé la comisión de Patrimonio, puede ralentizar, incluso paralizar las obras del museo. No quiero ni pensar que haya que buscar, otra vez, una nueva ubicación.
Se queda Marisol en silencio, después de ésta perorata, para espetarme inmediatamente -¿alguien está intentando engañar a los zamoranos?-, no salgo de mi asombro. -¡Qué dices!-, le respondo. -¡Cómo van a querer engañarnos!-.
La verdad es que esa pregunta me dejó un poco tocado porque, la verdad, algo no está del todo claramente explicado, quedan preguntas en el aire como…
¿Por qué la Junta Pro Semana Santa no se ha dejado asesorar y no ha aceptado la propuesta de Zamora 10?.
¿Por qué no se explica con claridad quién va a poner toda “la pasta gansa” para la construcción del museo?.
¿Por qué no se habla del coste de mantenimiento, una vez finalizado y puesto en marcha, y quién va a soportar esos gastos?.
¿Por qué no hemos oído, ni una sola vez, hablar de la profesionalización de la gestión del museo?. Excepto a Zamora 10 y a El Día de Zamora.
¿Por qué el resto de medios de comunicación de Zamora no se han hecho éstas preguntas y, si se las han hecho, por qué no las han publicado?.
¿Por qué el Ayuntamiento de Zamora, la Diputación y la Junta de Castilla y León no hablan claramente de hasta dónde están dispuestos a llegar, económicamente hablando, en sus respectivas aportaciones al museo?. Y, a continuación, razonar el por qué de esas aportaciones.
Todas estas preguntas, y otras más, esperamos, serán contestadas en el próximo capítulo de “Enredo en el Museo”.
Kebedo.
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