DENUNCIA
Chabolas zamoranas
Nada ha cambiado, nadie se ha interesado por ellos
Manuel Herrero Alonso: Texto y fotografías
Cuando alguien se va, queda el recuerdo y sus obras. Algún día, pasado el tiempo, tendrán consideración los logros alcanzados. Pero ese reloj de futuro que reconoce méritos, pocas veces repara en lo contrario, en lo que no se ha hecho. En lo que queda por hacer. Una vivienda digna,suena a algo superado ¿Quién no tiene, más o menos modesta, una casa con sus correspondientes servicios, calefacción, agua caliente, y electrodomésticos que faciliten las tareas domésticas?
Hay a quien la vida no se lo ha puesto fácil y como estaban siguen, con un gobierno y con otro, les ha dado igual, quien administre lo de los demás, porque lo suyo, solo ellos pueden. Tampoco esperan que nadie pueda venir a cambiarles su estatus, saben que a nadie le importa. Apartados de la ciudad, pero viviendo en ella y de ella, tienen sus moradas. Tienen techo, y paredes, dentro queda su intimidad, a nadie le importa; fuera, parte de su existencia y subsistencia, sus cosas, que si bombonas de butano, leña para calentarse, una bici, un caldero, una rueda ,tiestos, un ladrillo, un cartón, una mesa, un carretillo, una pala…
Construcciones con materiales pobres, pero que consiguen sostenerse, de una sola altura, con tejado, unos de chapa, otros de uralita. Frente a ellos el esqueleto vestido de una nueva edificación que la crisis dejó sin terminar. Ocupan, con sus enseres la acera, porque todo es suyo, que no nada es. No tienen miedo de que sus cosas alguien se las lleve, porque allí nadie pasará ni para pedirles el voto. Ni un alcalde comunista se ha interesado por cómo se encuentran, como para pretender que su vida mejore; que empeorara sería difícil de conseguir. Tampoco le dirán de sus necesidades, buena gana de predicar sus desdichas, conscientes de que es causa perdida de antemano.
Tienen vistas: al fondo ven el campo de futbol, el cementerio no lejos, la puerta del Pescado; en el otro extremo, la torre de la Catedral. No conocieron tiempos mejores, con lo que tampoco los echan de menos. Quien quiera saber, que pasee.
Manuel Herrero Alonso: Texto y fotografías
Cuando alguien se va, queda el recuerdo y sus obras. Algún día, pasado el tiempo, tendrán consideración los logros alcanzados. Pero ese reloj de futuro que reconoce méritos, pocas veces repara en lo contrario, en lo que no se ha hecho. En lo que queda por hacer. Una vivienda digna,suena a algo superado ¿Quién no tiene, más o menos modesta, una casa con sus correspondientes servicios, calefacción, agua caliente, y electrodomésticos que faciliten las tareas domésticas?
Hay a quien la vida no se lo ha puesto fácil y como estaban siguen, con un gobierno y con otro, les ha dado igual, quien administre lo de los demás, porque lo suyo, solo ellos pueden. Tampoco esperan que nadie pueda venir a cambiarles su estatus, saben que a nadie le importa. Apartados de la ciudad, pero viviendo en ella y de ella, tienen sus moradas. Tienen techo, y paredes, dentro queda su intimidad, a nadie le importa; fuera, parte de su existencia y subsistencia, sus cosas, que si bombonas de butano, leña para calentarse, una bici, un caldero, una rueda ,tiestos, un ladrillo, un cartón, una mesa, un carretillo, una pala…
Construcciones con materiales pobres, pero que consiguen sostenerse, de una sola altura, con tejado, unos de chapa, otros de uralita. Frente a ellos el esqueleto vestido de una nueva edificación que la crisis dejó sin terminar. Ocupan, con sus enseres la acera, porque todo es suyo, que no nada es. No tienen miedo de que sus cosas alguien se las lleve, porque allí nadie pasará ni para pedirles el voto. Ni un alcalde comunista se ha interesado por cómo se encuentran, como para pretender que su vida mejore; que empeorara sería difícil de conseguir. Tampoco le dirán de sus necesidades, buena gana de predicar sus desdichas, conscientes de que es causa perdida de antemano.
Tienen vistas: al fondo ven el campo de futbol, el cementerio no lejos, la puerta del Pescado; en el otro extremo, la torre de la Catedral. No conocieron tiempos mejores, con lo que tampoco los echan de menos. Quien quiera saber, que pasee.





























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