Mª Soledad Martín
Viernes, 08 de Marzo de 2019
ZAMORANA

La épica del silencio

Mª Soledad Martín Turiño

[Img #26075]En el silencio que impone la soledad del invierno y que resulta tan grato para reconciliarse con uno mismo, cuando los rayos del sol se filtran todavía por la ventana, gusto de tomar un libro entre mis manos aprovechando el nacimiento del ocaso, pero no logro posar la vista en ninguna página porque el espectáculo que se presenta a través de la ventana me resulta inigualable.

El crepúsculo se va perfilando, cae el sol y el cielo se deshace en mil colores anaranjados y rojizos como si no quisieran apagarse porque eso significa morir; se resisten unos minutos para después hundirse en un abismo invisible que coincide con el lejano horizonte; se hace la oscuridad que marca el comienzo de la noche y da por terminado el espectáculo del atardecer. En ese momento sí, enciendo la luz, me arrellano cómodamente en la butaca tras los visillos y observo la calle en sombra, la ciudad que se prepara para pasar la noche, se encienden las farolas, los comercios van cerrando, la gente se recoge en sus casas para descansar y la falta de ajetreo es proclive para entrar de lleno en la historia que cuenta mi libro.

 

         Son instantes preciosos para no compartir y vivirlos apasionadamente en solitario; me llenan el alma como un buen poema y me elevan el espíritu igual que cuando escucho una pieza de música; son, en fin, mis placeres eremitas, los que bendicen el día para llegar en paz al siguiente, porque he de reconocer que cada vez gozo más con mi propia soledad, ya sea en casa o fuera de ella; pongo más en valor la naturaleza, disfruto de un buen paseo junto al rio a solas con mis cavilaciones, escuchando los mil ruidos que deleitan el recorrido como una hermosa melodía de fondo procedente del agua que fluye, observo los animales pequeños que están a mi alrededor: pececillos, ranas, insectos… todos formando parte del mismo cosmos, vivos, en conexión, unidos e independientes.

 

         Esta soledad elegida y momentánea es uno de los logros más importantes que, con el tiempo he descubierto, y la disfruto como un tesoro. Me libera la mente, desestresa el espíritu, me redime de pensamientos negativos y me concilia con mi propio yo. Hay quienes utilizan el yoga, terapias alternativas, meditación etc.; todo vale si se consigue el objetivo de vaciar la mente de ruidos negativos y alcanzar ese nirvana que nos libere de la cotidianidad con su ajetreo, con sus multitudes y problemas diarios.

 

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