PERSPECTIVAS
Por Zamora, merece la pena hacer política
Eugenio-Jesús de Ávila
Me han dicho que el lunes, en el Palacio del Duero, al lado mismo de la hermosa iglesia de Santa María de la Horta, se presenta un nuevo partido, definido como liberal, en lo político, y zamorano por su espíritu. Lo lidera Ángel Macías, quizá antaño el político más preparado del PP, el que más futuro tenía; al que García Carnero apartó de la política, enemigo también de Martínez-Maíllo.
Este abogado cuenta con un hándicap: se le señaló como el protagonista de la compra de los inmuebles de Ramón Álvarez, adquiridos en su momento por UFC, que tanto dinero costaron al Ayuntamiento. Cuando tenga la oportunidad de preguntárselo en una entrevista así lo haré. Espero una respuesta satisfactoria. Ahora, bien, si fue reo de ese feo asunto, también formaron parte de ese “contubernio” todos los concejales del PP que votaron a favor de ese “negocio” y, por supuesto, Antonio Vázquez, alcalde, que completaba su tercer mandato y que después continuó su carrera política en el Senado y Congreso de los Diputados. Traduzco: el pueblo siguió votando al máximo responsable de aquel asunto. Pero juzguemos a los políticos más por el futuro que por su pasado.
Casi 16 años han transcurrido desde aquel suceso económico y político. Durante ese tiempo, Macías, si tuvo alguna culpa, ya la ha purgado. Ahora, como dirían los marxistas, es un hombre nuevo que quiere, porque es un animal político, un “zoon politikón” que diría Aristóteles, volver a la res pública con un proyecto distinto, diametralmente opuesto al del PP de la ínclita Mayte Martín Pozo, sin dependencia de jerarquías políticas que deciden el futuro de esta ciudad desde Valladolid o Madrid; un partido zamorano.
Para lograr su propósito, cuenta con una personalidad de enorme prestigio en nuestra ciudad, porque es heredero de una gran familia zamorana, porque conoce Zamora, porque la ama, porque no la ha olvidado nunca, ni tan si quiera en su jubilación; porque le duele, como a Unamuno España, su ciudad; el abandono al que ha sido sometida por la Junta de Castilla y León, por los ejecutivos centrales, que, si han invertido en esta ciudad y su provincia, se debió a la inercia, porque no había más remedio. Estoy hablando de Luis Felipe Delgado de Castro, que, ¡por fin!, tomó la decisión de dar un paso al frente, aunque lo hieran en el frente de Gandesa, primera línea de fuego.
Este maestro de periodistas, autor de los pregones más líricos que se han escrito sobre nuestra Pasión, es una máquina de parir ideas para embellecer nuestra ciudad, con un verbo ágil, profundo y virtuoso, quiere cambiar Zamora. Luis Felipe, y lo tengo que decir, nunca ha sido un conservador, aunque, como profesional, trabajase para políticos del PP. Tampoco es un delito ser de derechas. Pero él no lo es. Su forma de pensar nunca se identificaría con la reacción. Él quiere que su ciudad, la del alma, progrese; no llega a la política, a la primera fila de la res pública, buscando beneficios personales, engordar su cuenta económica, su patrimonio. Solo intentará, si los zamoranos así lo quieren, transformar esta ciudad, rendida, olvidada, humillada. Pero ya está bien de elogios.
Sepa el lector que, en su momento, Ángel Macías sonó como miembro o cabeza de lista de Ciudadanos. Pero, desde Valladolid, se frenó su entrada en la formación naranja. Intuyó que José Antonio Requejo y su hijo, el portavoz Municipal, Francisco, le habrían acogido con los brazos abiertos. Y, por supuesto, a Luis Felipe también hubiera sido muy bien visto por Cs, pues de hecho hubo conversaciones sobre ese ingreso. Eso sí, el periodista exigió partir como “independiente”. Y tengo que decir que una lista entre ambas formaciones, Ciudadanos y Por Zamora, que así fue bautizado el partido que lidera Macías, se quedaría con todo el voto del centro, del centro izquierda y del…Partido Popular. Creo que entre este abogado zamorano y Mayte Martín Pozo las diferencias de talento, capacidad, preparación, verbo son ostensibles; por supuesto, a favor de Ángel Macías. Un zamorano de centro derecha, con personalidad, votaría a Por Zamora antes que a este PP de la actual presidenta de la Diputación.
No obstante, la crisis abierta en Ciudadanos de Zamora, con dimisiones en bloque, y con toda la razón, tampoco haría muy apetecible formar coaliciones con lo que vaya a quedar del partido naranja.
Conociendo el percal, estoy convencido que las propuestas de Por Zamora gustarán a un amplio sector de la población; que no habrá críticas, públicas, al resto de adversarios, solo saldrán a la luz ideas para cambiar esta ciudad. Espero conocerlas el lunes, a media tarde, en una rueda de prensa de su programa que se celebrará en el NH Palacio del Duero, en la casa de otra persona que también ama Zamora y le duele, hasta hacerle daño, esta ciudad: Francisco Somoza. Por Zamora hay que trabajar, por Zamora hay que seguir en el combate, por Zamora se necesita que todos los zamoranos empujemos en la misma dirección. El 26 de mayo será el momento de hacer tabla rasa de la historia, y el que la ignore, que sea condenado.
El Partido Popular, de la ínclita Mayte Martín Pozo, podría ser fagocitado por esta nueva formación que lidera Macías, que no depende ni de Mañueco, ni de Casado, ni lo que desee Valladolid, ni lo que ordene y mande Madrid.
Me han dicho que el lunes, en el Palacio del Duero, al lado mismo de la hermosa iglesia de Santa María de la Horta, se presenta un nuevo partido, definido como liberal, en lo político, y zamorano por su espíritu. Lo lidera Ángel Macías, quizá antaño el político más preparado del PP, el que más futuro tenía; al que García Carnero apartó de la política, enemigo también de Martínez-Maíllo.
Este abogado cuenta con un hándicap: se le señaló como el protagonista de la compra de los inmuebles de Ramón Álvarez, adquiridos en su momento por UFC, que tanto dinero costaron al Ayuntamiento. Cuando tenga la oportunidad de preguntárselo en una entrevista así lo haré. Espero una respuesta satisfactoria. Ahora, bien, si fue reo de ese feo asunto, también formaron parte de ese “contubernio” todos los concejales del PP que votaron a favor de ese “negocio” y, por supuesto, Antonio Vázquez, alcalde, que completaba su tercer mandato y que después continuó su carrera política en el Senado y Congreso de los Diputados. Traduzco: el pueblo siguió votando al máximo responsable de aquel asunto. Pero juzguemos a los políticos más por el futuro que por su pasado.
Casi 16 años han transcurrido desde aquel suceso económico y político. Durante ese tiempo, Macías, si tuvo alguna culpa, ya la ha purgado. Ahora, como dirían los marxistas, es un hombre nuevo que quiere, porque es un animal político, un “zoon politikón” que diría Aristóteles, volver a la res pública con un proyecto distinto, diametralmente opuesto al del PP de la ínclita Mayte Martín Pozo, sin dependencia de jerarquías políticas que deciden el futuro de esta ciudad desde Valladolid o Madrid; un partido zamorano.
Para lograr su propósito, cuenta con una personalidad de enorme prestigio en nuestra ciudad, porque es heredero de una gran familia zamorana, porque conoce Zamora, porque la ama, porque no la ha olvidado nunca, ni tan si quiera en su jubilación; porque le duele, como a Unamuno España, su ciudad; el abandono al que ha sido sometida por la Junta de Castilla y León, por los ejecutivos centrales, que, si han invertido en esta ciudad y su provincia, se debió a la inercia, porque no había más remedio. Estoy hablando de Luis Felipe Delgado de Castro, que, ¡por fin!, tomó la decisión de dar un paso al frente, aunque lo hieran en el frente de Gandesa, primera línea de fuego.
Este maestro de periodistas, autor de los pregones más líricos que se han escrito sobre nuestra Pasión, es una máquina de parir ideas para embellecer nuestra ciudad, con un verbo ágil, profundo y virtuoso, quiere cambiar Zamora. Luis Felipe, y lo tengo que decir, nunca ha sido un conservador, aunque, como profesional, trabajase para políticos del PP. Tampoco es un delito ser de derechas. Pero él no lo es. Su forma de pensar nunca se identificaría con la reacción. Él quiere que su ciudad, la del alma, progrese; no llega a la política, a la primera fila de la res pública, buscando beneficios personales, engordar su cuenta económica, su patrimonio. Solo intentará, si los zamoranos así lo quieren, transformar esta ciudad, rendida, olvidada, humillada. Pero ya está bien de elogios.
Sepa el lector que, en su momento, Ángel Macías sonó como miembro o cabeza de lista de Ciudadanos. Pero, desde Valladolid, se frenó su entrada en la formación naranja. Intuyó que José Antonio Requejo y su hijo, el portavoz Municipal, Francisco, le habrían acogido con los brazos abiertos. Y, por supuesto, a Luis Felipe también hubiera sido muy bien visto por Cs, pues de hecho hubo conversaciones sobre ese ingreso. Eso sí, el periodista exigió partir como “independiente”. Y tengo que decir que una lista entre ambas formaciones, Ciudadanos y Por Zamora, que así fue bautizado el partido que lidera Macías, se quedaría con todo el voto del centro, del centro izquierda y del…Partido Popular. Creo que entre este abogado zamorano y Mayte Martín Pozo las diferencias de talento, capacidad, preparación, verbo son ostensibles; por supuesto, a favor de Ángel Macías. Un zamorano de centro derecha, con personalidad, votaría a Por Zamora antes que a este PP de la actual presidenta de la Diputación.
No obstante, la crisis abierta en Ciudadanos de Zamora, con dimisiones en bloque, y con toda la razón, tampoco haría muy apetecible formar coaliciones con lo que vaya a quedar del partido naranja.
Conociendo el percal, estoy convencido que las propuestas de Por Zamora gustarán a un amplio sector de la población; que no habrá críticas, públicas, al resto de adversarios, solo saldrán a la luz ideas para cambiar esta ciudad. Espero conocerlas el lunes, a media tarde, en una rueda de prensa de su programa que se celebrará en el NH Palacio del Duero, en la casa de otra persona que también ama Zamora y le duele, hasta hacerle daño, esta ciudad: Francisco Somoza. Por Zamora hay que trabajar, por Zamora hay que seguir en el combate, por Zamora se necesita que todos los zamoranos empujemos en la misma dirección. El 26 de mayo será el momento de hacer tabla rasa de la historia, y el que la ignore, que sea condenado.
El Partido Popular, de la ínclita Mayte Martín Pozo, podría ser fagocitado por esta nueva formación que lidera Macías, que no depende ni de Mañueco, ni de Casado, ni lo que desee Valladolid, ni lo que ordene y mande Madrid.
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