PODEMOS
La que se avecina
Fernando Martos
Estamos cerca de darle una solución al problema. Que no quiere decir que lo resolvamos bien. La solución saldrá de lo que opine la mayoría. No lo que piense como resultado de un debate de ideas en profundidad. Estamos en tiempos que el debate de ideas pasa a un segundo plano. El foco en la política está puesto en los ángulos de la casa de ese gran hermano que hemos decidido, o han decidido por nosotros, que debe entenderse por política. Y después de un tiempo de alegrías y miserias, traiciones y morreos, le pedimos a la audiencia que decida quién sale de la casa y quién se queda. La diferencia se encuentra en que en un concurso de gran hermano no nos afecta lo que decidamos, pero, en las urnas venideras, nos cambiará la vida, tanto que puede acabar con la de algunos.
Así que para despejarnos las dudas quizá sólo tengamos tiempo de analizar el presente, nuestro presente, no pensemos en los demás, imaginemos que nos queremos salvar nosotros, o sin imaginarlo. Oferta habrá, con muchos partidos donde escoger. Así que si tiramos de presente y de cómo nos va a cada uno, el panorama es el siguiente.
Que usted no quiere que seamos iguales, y que cada cual se pague su sanidad, su educación, pague carreteras si las usa y si no tiene para luz y calefacción pues que encienda un dedo. Esta claro que hay varios a los que podemos votar. ¿Cómo detectarlos con facilidad? Son los que no quieren pagar impuestos porque van en contra de su libertad y el derecho a recibir la herencia de sus antepasados. Nos meten a todos en su saco de intereses porque está claro que los que heredamos poco, no pagamos casi nada en comparación, pero les profesamos obediencia y, no lo ocultemos, el deseo de ser alguna vez como ellos, ¿A que, si la mujer que se retrasa en un semáforo es nuestra médico de cabecera, no le pitamos? Nuestra inseguridad nos hace escoger ciertas papeletas que menuda papeleta es.
Que usted lo que quiere es ser español. Sin la exigencia de conocer la historia de España, que ya la sabemos todos porque es muy fácil, que los buenos echaron, conquistaron o mataron a los malos y de algunos ni se sabe dónde los enterraron. Pues nada. Alguna papeleta con bandera. No olvide que la bandera se hizo para identificar a los ejércitos en una batalla. Si a esa vida de guerra aspiramos, elija usted cualquier bandera. Otra cosa es ponerse detrás de una pancarta en donde nos significamos contra algo. O cuando alguien se pone un chaleco, más o menos amarillo, y es capaz de enfrentarse a la injusticia y le dobla el brazo al responsable.
Que usted es la esencia de la revolución equis. Que se cree la galatea del rojerío local, nacional o de ligas internacionales. Que tiene por gloria haber insultado a alguien en la red o piensa que melló las columnas de la oligarquía con un eslogan. O a lo grande (a lo glande), que es usted la esencia nacionalista de lo que sea, instauró una república independiente de tres minutos sin llegar a bajar la bandera de la patria que combatía. O no votó porque todos son iguales. O nos impidió la posibilidad de aprobar unos presupuestos permitiendo el escaqueo de un gobierno con pocas ganas de cumplir (aglutino estas opciones porque están más cerca de lo que ustedes creen) Pues también encontrarán papeleta, casi seguro, con un único tema en su programa y muy desarrollado.
Que usted cree que o nos protegemos de cuatro años negros o nos liquidarán para siempre… también hay algunas papeletas que están por la labor de impedir que nos quiten los pisos los especuladores del alquiler, que nos quiten la sanidad los corruptos privatizadores, que nos quiten el empleo los que nos imponen una vida precaria y sin igualdad entre mujeres y hombres, o que nos quiten una pensión que yo al menos considero justa para quien llega a esa edad. También las hay. Pero hasta aquí por hoy. Sigo otro día y entramos en detalle. Salud y buena jera.
Estamos cerca de darle una solución al problema. Que no quiere decir que lo resolvamos bien. La solución saldrá de lo que opine la mayoría. No lo que piense como resultado de un debate de ideas en profundidad. Estamos en tiempos que el debate de ideas pasa a un segundo plano. El foco en la política está puesto en los ángulos de la casa de ese gran hermano que hemos decidido, o han decidido por nosotros, que debe entenderse por política. Y después de un tiempo de alegrías y miserias, traiciones y morreos, le pedimos a la audiencia que decida quién sale de la casa y quién se queda. La diferencia se encuentra en que en un concurso de gran hermano no nos afecta lo que decidamos, pero, en las urnas venideras, nos cambiará la vida, tanto que puede acabar con la de algunos.
Así que para despejarnos las dudas quizá sólo tengamos tiempo de analizar el presente, nuestro presente, no pensemos en los demás, imaginemos que nos queremos salvar nosotros, o sin imaginarlo. Oferta habrá, con muchos partidos donde escoger. Así que si tiramos de presente y de cómo nos va a cada uno, el panorama es el siguiente.
Que usted no quiere que seamos iguales, y que cada cual se pague su sanidad, su educación, pague carreteras si las usa y si no tiene para luz y calefacción pues que encienda un dedo. Esta claro que hay varios a los que podemos votar. ¿Cómo detectarlos con facilidad? Son los que no quieren pagar impuestos porque van en contra de su libertad y el derecho a recibir la herencia de sus antepasados. Nos meten a todos en su saco de intereses porque está claro que los que heredamos poco, no pagamos casi nada en comparación, pero les profesamos obediencia y, no lo ocultemos, el deseo de ser alguna vez como ellos, ¿A que, si la mujer que se retrasa en un semáforo es nuestra médico de cabecera, no le pitamos? Nuestra inseguridad nos hace escoger ciertas papeletas que menuda papeleta es.
Que usted lo que quiere es ser español. Sin la exigencia de conocer la historia de España, que ya la sabemos todos porque es muy fácil, que los buenos echaron, conquistaron o mataron a los malos y de algunos ni se sabe dónde los enterraron. Pues nada. Alguna papeleta con bandera. No olvide que la bandera se hizo para identificar a los ejércitos en una batalla. Si a esa vida de guerra aspiramos, elija usted cualquier bandera. Otra cosa es ponerse detrás de una pancarta en donde nos significamos contra algo. O cuando alguien se pone un chaleco, más o menos amarillo, y es capaz de enfrentarse a la injusticia y le dobla el brazo al responsable.
Que usted es la esencia de la revolución equis. Que se cree la galatea del rojerío local, nacional o de ligas internacionales. Que tiene por gloria haber insultado a alguien en la red o piensa que melló las columnas de la oligarquía con un eslogan. O a lo grande (a lo glande), que es usted la esencia nacionalista de lo que sea, instauró una república independiente de tres minutos sin llegar a bajar la bandera de la patria que combatía. O no votó porque todos son iguales. O nos impidió la posibilidad de aprobar unos presupuestos permitiendo el escaqueo de un gobierno con pocas ganas de cumplir (aglutino estas opciones porque están más cerca de lo que ustedes creen) Pues también encontrarán papeleta, casi seguro, con un único tema en su programa y muy desarrollado.
Que usted cree que o nos protegemos de cuatro años negros o nos liquidarán para siempre… también hay algunas papeletas que están por la labor de impedir que nos quiten los pisos los especuladores del alquiler, que nos quiten la sanidad los corruptos privatizadores, que nos quiten el empleo los que nos imponen una vida precaria y sin igualdad entre mujeres y hombres, o que nos quiten una pensión que yo al menos considero justa para quien llega a esa edad. También las hay. Pero hasta aquí por hoy. Sigo otro día y entramos en detalle. Salud y buena jera.
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