Miércoles, 03 de Diciembre de 2025

Eugenio de Ávila
Lunes, 15 de Abril de 2019
SEMANA SANTA 2019

La muerte nunca es buena amiga

La Hermandad de la Buena Muerte es, para el que esto firma, la procesión más lograda, por su estética, itineario, diseño, iluminación, de todas las creadas en el último tercio del siglo pasado. Solo las capas pardas, la del Cristo del Amparo del barrio de Olivares, logró un mayor impacto desde su salida a las calles zamoranas

[Img #26850]Eugenio-Jesús de Ávila

 

Tengo para mí que la Muerte solo es buena para el que sufre, para conjugar el verbo vivir fue siempre una condena, una agonía, un castigo; creo que, aún así, el perdedor tampoco recibe de buena gana a las parcas. 
La Muerte también debería ser esposa muy querida para el que cree, para el que tiene fe, para el que piensa que, después de este mundo, aguarda el paraíso. La muerte, si se cree en otra vida, es bondadosa, amiga fiel, que siempre espera en la estación del adiós a que llegues preparado.

“La vida es caminar breve jornada, y muerte viva es la vida”. Quevedo y sus versos, la poesía hilvanando pañal y mortaja. La muerte iguala al poderoso y al paria, al rico y al pobre, al hombre y a la mujer. La muerte siempre nos parece ajena, de otro; todos tenemos la esperanza, vana, de que quizá se olvide de que vivimos. Hay gente que tampoco se da cuenta de que ha vivido hasta que le toca partir. Hay zamoranos, los hermanos de la Buena Muerte, a los que, a las 12 de la noche del Lunes Santo, les da por cargar y acompañar a un Cristo, muerto, por rúas estrechas y emblemáticas de Zamora, iluminado por teas, recordándole que fue en Jerusalén donde, hace 2.000 años, se inició el largo camino de la religión que cuenta con más fieles sobre la faz de la tierra.
La Hermandad de la Buena Muerte es, para mi gusto, la más estética entre las modernas, entre las fundadas entre 1968 y el presente, incluyendo, pues, la de Las Siete Palabras, convertida en cansina desde que se abrió el cupo a tantas féminas, que no tienen la culpa de ese aire de libertad apasionante y apasionada en nuestra, hasta ese momento, monolítica Semana Santa. 

La Buena Muerte, como todas las que fundaron en la segunda mitad de la pasada centuria, debe algo de su personalidad al Yacente, sandalias, color de la túnica, si se quiere, el itinerario; con un momento cumbre entonado por decenas de voces masculinas (“Miserere” y “Jerúsalem, Jerúsalem”), casi al término de la procesión. Pero, en verdad, todo queda muy bonito. Sin duda, la Buena Muerte es la que más ha cuajado en el alma de la Semana Santa zamorana, porque no rompe con el pasado, pero sí añade categoría estética a la noche del Lunes Santo y madrugada del Martes Santo. 

Que no me lo tomen a mal las otras hermandades y cofradías fundadas en estas últimas décadas, como Espíritu Santo y Jesús de Luz y Vida, pero la Buena Muerte se ha convertido ya en un clásico de nuestra Pasión, en una cofradía digna de nuestra historia. 

Habrá que agradecer a los que la parieron, cuando apenas eran unos adolescentes, su gusto. ¡Ah, confieso que no trato aquí de analizar cuál de todas las cofradías y hermandades mantiene un mayor espíritu religioso, cual se halla más cercana a los mandamientos de la Santa Madre Iglesia! Esos son asuntos que no me incumben.

Comentarios Comentar esta noticia
Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.116

Todavía no hay comentarios

Quizás también te interese...

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.